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¿IMAGINAS UN MUNDO SIN FLORES? ▼ ¿Un mundo sin abejas?, se pregunta Time - lanacion.com  

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¿Un mundo sin abejas?, se pregunta Time - lanacion.com  



¿Un mundo sin abejas?, se pregunta Time

El fenómeno del "Colapso de las Colonias" por el cual la polinización estaría en riesgo, es la tapa de la prestigiosa revista de EE.UU.

¿Cómo sería un mundo sin abejas? La última edición de la revista Time se hace esta pregunta, cuya portada y artículo principal van dedicados al misterio de la desaparición progresiva de este insecto, que los científicos achacan a una extraña enfermedad llamada "Problema de colapso de colonia" (CCD, por sus siglas en inglés), de la que se sabe aún muy poco.
Las consecuencias de este insólito apocalipsis de las abejas, por el cual los panales quedan súbitamente vacíos, afectarían entre otras cosas a la cadena alimenticia, ya que se calcula que sólo en Estados Unidos el valor que tiene la polinización que practican estos insectos sobre los cultivos asciende a 15.000 millones de dólares.
El artículo está firmado por el editor de Internacional de Time, Bryan Walsh, en cuyo blog se halla otra pieza que amplía la información que lleva la revista sobre el tema de las abejas y que incluye además este video en el que el propio Walsh intenta explicar por qué están desapareciendo, sumándose a las teorías que hablan del uso de pesticidas como principal causa.
Los especialistas afirman que la posible desaparición de las abejas produciría una escasez de alimentos llegaría al índice más alto. Aparte de la tradicional miel, los principales alimentos que se verían afectados serían: almendras, manzana, palta, espárragos, cebolla, cerezas, pepino cohombro y apio, y ciruelas, maní y algodón en menos del 65%.

Equilibrio ecológico

Esto es debido a que las abejas son esenciales para el equilibrio ecológico en el planeta y el riesgo de perder la polinización, acarrearía un mundo sin plantas, ni animales, por lo tanto los humanos podrían dejar de existir.


 
Tapa de la prestigiosa revista Time, con las abejas en su foco. Foto: Archivo / TIME
El fenómeno de la desaparición es conocido como "Trastorno del Colapso de las Colonias", que sin causa exacta sencillamente mueren y desaparecen.
Estudios realizados sobre este importante tema no arrojan un resultado óptimo que explique la causa exacta de la muerte, se habla de calentamiento global, pesticidas, neurotóxicos y la última teoría es el uso desenfrenado de la tecnología en los dispositivos móviles.
Las abejas son primordiales en la cadena biológica, un factor determinante en la producción de oxigeno y alimento de los animales. Por esta razón, la extinción de las abejas ocasionaría un desastre alimenticio a nivel global y en consecuencia una subida de precios en los alimentos


el dispensador dice:
¿imaginas un mundo sin flores?,
¿imaginas un mundo sin fragancias,
sin perfumes, sin olor a flores?,
¿imaginas un mundo sin aves?,
¿imaginas un mundo sin olor a hierbas en los amaneceres?,
¿imaginas un mundo sin selvas,
ni nadie que contemple los atardeceres?,
¿imaginas un mundo sin aves del paraíso?,
¿imaginas un mundo sin nidos?,
¿imaginas un mundo con olvidados frisos?,
¿imaginas un mundo sin abejas?,
¿imaginas un mundo con especies condenadas entre rejas?,
¿imaginas un mundo con enlatadas ballenas?,
¿imaginas un mundo envuelto en tristezas?,
si no lo quieres imaginar,
si tu alma te lo impide,
no permitas que esto siga,
que la depredación sea consigna,
de unos pocos miserables,
que sólo visten avaricias...
AGOSTO 14, 2013.-

TÉ ROJO ► Alicia Framis, miedo a la muerte con pinta de té rojo

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Alicia Framis, miedo a la muerte con pinta de té rojo


Alicia Framis
El Cultural

Alicia Framis, miedo a la muerte con pinta de té rojo

La artista estrena galería en Madrid, la mítica Juana de Aizpuru, con una exposición en la que presenta algunos de sus últimos proyectos

BEA ESPEJO | Publicado el 14/08/2013

Momento de cambios para Alicia Framis (Barcelona, 1967). Hace poco recibió una llamada de Artez Institute of the Arts, la Academia de Bellas Artes de Arnhem, para ofrecerle dar clases como tutora de performance. No puede estar más contenta. "Ha sido un gran honor que me eligieran para este puesto. Creo que es muy interesante cómo la performance ha pasado a ser un género académico como la pintura o la escultura. Un arte que siendo menos objetual ha llegado a ser una disciplina académica", explica. La escuela fue diseñada por Gerrit Thomas Rietveld, el arquitecto diseñador de la famosa Silla roja y azul (1918) y está en la capital de Güeldres, al oriente de los Países Bajos. En la capital, en Ámsterdam, Alicia Framis vive desde hace muchos años. El reto de dedicarse a la enseñanza enlaza con otros retos artísticos: "Uno de mis sueños es llegar a hacer un prototipo de la Academia de Bellas Artes de un futuro no muy lejano. Creo que las universidades y academias de arte están obsoletas. Tenemos que generar inmediatamente un plan de renovación, y debe venir de artistas de mi generación", añade.

Su plan de renovación pasa por otro cambio, esta vez de galería. El próximo 19 de septiembre se estrena con una exposición en el madrileño espacio de Juana de Aizpuru. No esconde su entusiasmo: "Desde que era estudiante en la Universidad de Barcelona mi sueño era trabajar con ella. Cuando empiezas como artista, digamos que la galería te elige a ti, pero por suerte ahora puedo escoger con quien quiero compartir mi trabajo". Le pregunto por la siempre difícil relación entre artista y galerista, por los pros y contras, y es igual de clara: "La relación es recíproca: La galería tiene una relación directa con la difusión del artista y el artista también debe dar a la galería un trabajo de calidad, un estudio profundo sobre la sociedad de nuestro tiempo. Un trabajo con intención genuina. La galería marca tu trayectoria de trabajo y, al mismo tiempo, te enseña a sobrevivir en este mundo esquizofrénico del mercado del arte. Es una compañera de viaje inseparable, de ahí la importancia de escoger una Buena compañía", explica. La mayúscula flota como un acorde suspendido...




Maqueta de The Room to Forget, 2013

Tarjeta de embarque

Ese rumor de fondo parece oírse también en Departures (2010-2013). Son dibujos a lápiz de paneles de aeropuertos donde los destinos de los aviones responden a ciudades utópicas y lugares imaginarios de la literatura, la filosofía, el cine de ciencia ficción o la historia de la arquitectura. Entre los destinos vemos vuelos directos al país de Narnia, Planet X, Metrópolis o Mega City. Algunos de esos dibujos junto a la maqueta una sala de embarque los vimos en ARCO este año, en el stand de la galería Barbara Gross de Múnich, otra de sus compañera de aventuras. En la galería Juana de Aizpuru veremos los nuevos que ha realizado. Entre un vuelo y otro, se cuelan ideas de escapismo, memoria y represión. No está lejos de la imagen que nos recibe en su página web: "We are all inmigrants", dice. "Es una mezcla de realidad y fantasía. Tienen que ver con mi obsesión de salir de la rutina e inventar nuevas maneras de vivir, de socializar, de amar... ¡Una obsesión que me persigue desde hace muchos años! Es un buen autorretrato...".

-Fascinada por la posibilidad de poder jugar con los recuerdos ha concebido una Habitación para olvidar (The Room to Forget, 2013). Es una de sus Habitaciones prohibidas...
-Es la primera vez que la presento, una habitación cúbica transparente llena de Metyrapone en polvo. Se trata de un producto químico que tiene el efecto de hacer olvidar, que sirve para bloquear memorias de contenido significante, dejándolas neutrales, en un estado de uso normal.

-Digamos que el Metyrapone es otra manera 'de volar'...
-Sus virtudes para la curación de víctimas de conflicto, como los soldados tras la guerra, hacen que su aplicación sea plausible para cualquier persona que haya sufrido un trauma intenso. La habitación sirve como detonante para preguntarnos si queremos olvidar lo que en su día nos hizo daño o si forma ya parte de nosotros. Pero despierta una duda:¿Seríamos capaces de vivir sin malos recuerdos? ¿Qué papel tienen la memoria y el dolor en cada uno de nosotros? Esa búsqueda de la felicidad y la libertad es también parte de la literatura utópica.

-¿Tiene claros sus recuerdos malos que eliminaría?
-Los miedos, sin duda. No nacemos con ellos, se aprenden, pero nos los enseñan. Lo que no se supera se convierte en trauma y vivir traumatizados es como vivir congelados en vida. Lo que propongo es un lugar moral en el que cualquiera pueda decidir si quiere enfrentarse a sus recuerdos o si prefiere, definitivamente y por vía artificial, eliminar de su vida una parte de su experiencia.



Screaming Moon, 2012 - 2013. En la pared, Departures, 2013. Kunstzone Rabobank, Utrecht

Por si decidimos no tomar Metyrapone y recordar hasta nuestras peores pesadillas, Alicia Framis nos invita a otro cuarto igual de terapéutico, La habitación del grito (Screaming Room, 2012-2013). La obra, que veremos ahora en Juana de Aizpuru, formó parte de la individual que el Kunstzone Rabobank en Utrecht le dedicó el año pasado, con el título de Daily Future. Si allí tenía aspecto de tienda india hecha con patatas, en Madrid es una enorme caja de transporte de arte de la que cuelga un micrófono que nos invita a gritar. La obra de arte es el propio grito.

Un programa informático conectado a la caja convierte ese sonido en una taza de té única. ¿Cómo surge la idea? "Surge de la necesidad de hacer una habitación para la sede de un banco en Holanda. Los trabajadores del banco podían ir a esta habitación y desfogarse. Aunque la energía no se destruye, sino que se transforma gracias a una impresora 3D. El grito se convierte en taza de té, que se hace en 20 minutos. Cada persona tiene un grito único y una taza de té única, que se puede llevar", explica.

Arte habitable

Sus obras son un amplio catálogo de hábitats posibles. Espacios de encuentro que permiten hacer visibles y dar voz a fragmentos de vida invisibles. En Cinema Solo (1996), por ejemplo, la artista vivió durante un mes en un suburbio de Grenoble con un maniquí masculino, como un modo de sobrevivir a otro miedo, a un ambiente hostil; Contemplation room (1998) es un cubo transparente que servía como fumadero en el Migros Museum de Zúrich; Kidea era una espacio realizado para niños oculto a los ojos de los padres muy cercano a La boule des enfants (2006), un habitáculo existencial para niños dentro de una de las esferas del Atomium de Bruselas;One Night Tent (2002) es un traje de hombre y un vestido de mujer que, una vez unidos, podían convertirse en tienda de campaña para el intercambio sexual en espacios públicos... La intención de democratizar el espacio la llevó a vivir en Nueva York durante un mes como una astronauta, bajo el proyecto Lost Astronaut. Fue el inicio de Moon Academy, la invención de objetos para los habitantes de la luna; Moon Life Foundation, un catálogo de posibilidades tecnológicas de mejora de la vida en la tierra en situaciones extremas y Cartas al cielo(2011), un buzón para enviar cartas a quien ya no está en la tierra. Cartas sin remitente de esas que escribimos y nunca enviamos.

Suele decir que no importa el medio sino el mensaje, el concepto que hay tras las obras que uno hace. Su creencia en las limitaciones del arte a la hora de comunicar sentimientos e ideas, la lleva a buscar un contacto físico y directo con el público por medio de piezas que permiten disfrutar de experiencias personales insólitas. Los de Alicia Framis son trabajos cercanos, emocionales, y se caracteriza por su afán de encontrar soluciones a problemas que surgen en nuestro día a día. "Mi trabajo tiene muchos niveles de lectura, visual, emocional e intelectual. Soy de una generación de la que el arte no es sólo una experiencia puramente mental, en la que sólo se utiliza el cerebro, sino que es una experiencia total", explica.



Where did the Future Go?, 2012

-Seguro que otros proyectos se amontan en la mesa... ¿Con qué ideas?
-Trabajo desde hace tiempo en una exposición itinerante a modo de retrospectiva que se llama Framis in progress, que ahora está en el MMKA Arnhem y que viaja por diferentes países. Creo que es una exposición orientada a estudiantes, en la que todo se puede tocar y fotocopiar. Con todo se puede interactuar. El catálogo lo ha realizado Àlex Gifreu, y estamos haciendo una edición para eBook, muy asequible para ellos y su economía. Creo que en los momentos de crisis es cuando se hace el arte más interesante. Realmente surge de una necesidad.

-¿Hacia dónde le gustaría ir?
-Estoy trabajando sobre la plaza Museum Plein en Ámsterdam, respondiendo a un encargo para la ciudad y para el Stedelijk Museum. Estudio qué tipo de arte se puede hacer en una plaza brutalista como ésta. Por ahora, tengo un plan: voy a hacer la plaza de los desaparecidos. Eso si la reina me deja, ya que es argentina y puede ser que le guste la idea o todo lo contrario... ¡Vamos a ver! En el taller me dedico a estudiar mi serie de Habitaciones prohibidas...

el dispensador anota al márgen: El pu-erh es conocido también como té rojo (chino: , pinyin: pǔ'ěrchá) y su nombre proviene de la región de Pu'er de YunnanChina, de donde procede. Se trata de un té inusual en China, siendo este el mayor productor del té rojo o pu-erh del mundo. Consumido única y exclusivamente por la nobleza china cientos de años atrás. Al contrario que otros tes, que suelen tomarse tras su recolección, el proceso de fermentación de esta variedad de Camellia sinensis puede durar de 2 a 60 años en barricas de roble, lo que hace que las hojas alcancen un color cobrizo y, por lo tanto, también la infusión. Es muy raro encontrar té rojo de 50 años y suele haber añadas (al igual que el vino) que indican las diferentes calidades que ha habido en las cosechas de cada año. El té pu-erh se adquiere en una especie de bolas compactas (ladrillo de té) que se desintegran antes de su preparación.


el dispensador dice:
¿con qué tiñes tu alma?,
¿con qué tiñes tu aura?,
¿usas té rojo,
o aceite de palma?,
¿con qué ganas tus calmas?,
¿empleas semillas de duraznos,
damascos o manzanas?,
¿sabes de infusiones,
o simplemente las pasas?,
¿con qué tiñes tus mañanas?,
¿con qué alimentas tus ganas?,
¿tienes futuro,
o te escondes en tus esperanzas?,
¿dónde están las ilusiones que guardas?,
¿las pintas o se descascaran?,
¿construyes tus días,
o los de otros asaltas?,
¿eres consciente de cómo avanzas?,
¿sabes que te sigue una sombra,
o simplemente niegas lo que asombra?,
¿sabes que tu huella es tu alfombra?,
¿sabes que cada té,
se tiñe según quién lo toma?...
piensa,
simplemente reflexiona,
el té rojo condiciona,
al que carga soberbia cuando lo toma.
AGOSTO 14, 2013.-

BRUMAS || El pintor de la bruma industrial | Cultura | EL PAÍS

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El pintor de la bruma industrial | Cultura | EL PAÍS

El pintor de la bruma industrial

La Tate Britain reexamina la obra de L.S. Lowry, gran pintor popular británico del siglo XX, y rompe con décadas de menosprecio crítico



L. S. Lowry, 'Piccadilly Circus, Londres 1960'. Private Collection © The Estate of LS Lowry. © Christie’s Images Limited / The Bridgeman Art Library.

Sus cuadros colgaron durante décadas en todo comedor al norte de Worcestershire. A lo largo de la primera mitad del siglo pasado, L.S. Lowry se convirtió en el más popular de los pintores británicos, pese a que sus obras no figuraran en las galerías de ningún gran museo estatal. Ni siquiera se le consideraba un artista de verdad, sino un mero aficionado con cierto talento para el paisajismo urbano.

"Existen muchas percepciones erróneas sobre su figura que nunca se han acabado de extinguir. Se le trató de artista menor, provinciano, amateur y sin formación alguna. Esta exposición pretende demostrar que todos esos prejuicios son inadecuados", explica Helen Little, una de las comisarías de la gran retrospectiva que la Tate Britain acaba de inaugurar en Londres. Se trata de la primera de estas dimensiones en más de treinta años. Y también del primer tributo que encierra la voluntad de rendirle justicia de una vez por todas. "Cuando llegaron los setenta, Lowry dejó de estar de moda. Su obra parecía vieja e irrelevante cuando, en realidad, es todo lo contrario. Fue el único pintor británico que se esforzó en convertir la industria en un tema digno para el arte", añade la comisaria.

Más de noventa lienzos de Lowry, que creció en la periferia de Manchester que retrataría durante toda su vida, relucen ahora en el mismo museo londinense que lo ha ignorado durante décadas. Hace dos años, una petición liderada por el actor Ian McKellen protestó contra su exclusión de las galerías públicas, considerada un signo de desprecio por la cultura industrial del norte del país. Entre quienes lo apoyaron se encontraba la pintora Paula Rego, que fue su alumna durante los cincuenta, o el cantante Noel Gallagher, quien le rindió un sentido homenaje en su vídeo para The masterplan .

"Lowry es igual que los Beatles: para mí siempre ha estado ahí. Me parece increíble que un artista con una identidad tan fuerte todavía no sea aceptado", declaró Gallagher, aludiendo a un supuesto esnobismo antinorteño que explicaría que sus cuadros criaran polvo en un almacén de la Tate. Tal vez no sin razón: un crítico de arte de The Times comparó recientemente sus cuadros con "las ilustraciones de ¿Dónde está Wally?".


L. S. Lowry. 'Returning from Work 1929'. Private Collection © The Estate of LS Lowry.

La muestra de la Tate pretende demostrar que despreciar a Lowry es solo un mecanismo fácil. Como define el poeta Michael Symmons Roberts, el pintor descubrió "la belleza visionaria de las malezas posindustriales" y se esforzó en trasladar al lienzo las fábricas de ladrillo que brotaban en el perímetro industrial de Manchester, en oposición frontal con la imagen oficial de lo que debía ser el arte británico: una serie de ensoñaciones pastoriles dignos de los tiempos victorianos, cuando no de los artúricos. El cristal con que miraba Lowry era menos embellecedor. El ruido de las máquinas y el humo de las chimeneas configuraba un nuevo paisaje poblado por cientos de miles de obreros que encontraban un breve remedio a su inevitable alienación en la misa dominical, la feria ambulante y los torneos de fútbol. Hasta que llegaba el lunes y todo volvía a empezar.

Una inalterable monotonía marcaba el ritmo vital de esta tierra baldía, sin variación ni progreso apreciable en el horizonte, en el que el individuo se había convertido en miembro integrante de un gigantesco rebaño. Dickens había descrito la revolución industrial negro sobre blanco, pero casi nadie había cogido un pincel para hacer algo parecido. "Mi ambición fue poner la escena industrial en el mapa, porque nadie lo había hecho con un poco de seriedad", dejó dicho. En ese mismo submundo se originaría la fotografía de Tony Ray-Jones y el primer Martin Parr, así como el cine social de Ken Loach o Mike Leigh, quien no por casualidad dedicó a Lowry una escena en una de sus primeras obras teatrales. Pese a esta britishness inherente, la Tate insiste en apuntar la influencia de Seurat, Courbet o Pissarro y en observar que fue discípulo de Adolphe Valette, pintor impresionista exiliado en Manchester. Hasta el punto de calificarle, reciclando la célebre expresión de Baudelaire, como "el pintor de la vida moderna".



L. S. Lowry. 'The Pond 1950'. Tate © The Estate of L.S. Lowry.

Sin distancia ni contexto, sus cuadros pueden parecer inofensivas postalitas filosindicales que celebraban esa nueva vida envuelta en la bruma industrial. La exposición apuesta por cambiar de tesis. Al yuxtaponer sus panorámicas urbanas, las inocentes figuras trazadas sin excesiva atención al detalle (esos matchstick men u "hombres-palillo", como los llaman en su patria) se acaban convirtiendo, quién sabe si contra la voluntad de Lowry, en integrantes de una masa de obreros cabizbajos que avanzan sin cesar, pero también sin preguntarse hacia dónde. "Lowry no tuvo ninguna intención de ser un pintor político, pero lo fue", afirmó la escritora Jeannette Winterson en The Guardian.

No es extraño que la propaganda izquierdista intentó servirse de sus imágenes, convirtiendo al pintor en una especie de icono del laborismo de posguerra. Aunque, en realidad, Lowry fue un conservador declarado, pese a que nunca se afilió a ningún partido y fue poseedor de un récord histórico por haber rechazado, hasta en cinco ocasiones, que le colgaran la medalla de caballero del Imperio un récord histórico por haber rechazado, hasta en cinco ocasiones, que le colgaran la medalla de caballero del Imperio. Murió en 1976, tras toda una vida trabajando como cobrador de alquileres, viviendo con su madre y sin haber practicado nunca el sexo, según su propia confesión. Dejó toda su fortuna a una aprendiz de pintora que llamó a su puerta cuando solo tenía 13 años, con la que estableció una extraña amistad. La exposición en la Tate se complementa con otra muestra en su ciudad natal, Salford, donde se exhiben por primera vez más de un centenar de dibujos extraños y torturados, repletos de muñecas robóticas y de sexualidad latente y algo enfermiza.


el dispensador dice:
avanzan extrañas brumas,
nieblas que abruman,
chimeneas que nublan,
paciencias y cunas,
sapiencias y runas,
cosmogonías que no ayunan,
estrellas sin lunas,
zodíacos quebrados,
destinos en penurias...

humanismo es sinónimo de cultura,
de una acuarela que asoma,
bohemia que a sí misma se funda,
se renueva y se proyecta,
buscando salvar los sentidos,
del ser humano como runa,
tomando distancia de las brumas,
que las soberbias acunan,
en desprecios que abruman,
que se ocultan tras raras lunas,
lo que se resta no suma,
cuando los destinos se esfuman,
los mares se espuman,
las harinas se agruman,
las aves se despluman,
los humos se fuman...

¿has visto la Luna?,
¿son futuros aquellos que se inhuman?,
necesitarás del alma... para ver entre las brumas...
AGOSTO 15, 2013.-
 

CONTRASTES ► La nueva trova ‘dakaroise’ | Cultura | EL PAÍS

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La nueva trova ‘dakaroise’ | Cultura | EL PAÍS

LA CARA 'B' DEL MUNDO: DAKAR

La nueva trova ‘dakaroise’

Un grupo de juglares urbanos denominado Vendredi Slam riega de poesía las noches de la capital senegalesa

Los jóvenes retoman la tradición oral africana


Paredes llenas de grafitis en Dakar, la capital de Senegal. / eyes wide open  (getty)

 
Unas 50 personas se desparraman por el alargado patio del modesto edificio. Algunas están sentadas en sillas de plástico, pero la mayoría yace sobre alfombras y cojines en el suelo. Son las nueve de la noche, pero ni a esta hora el calor da una tregua. De repente, un joven alto y delgado, de cara angulosa, se levanta y empieza a recitar una poesía que ha preparado para la ocasión. Es Minuss Niang, administrativo en una empresa durante el día que, junto a su grupo de amigos, cada noche se sumerge en este mundo de música y versos que es como un universo paralelo bien diferente a la desnuda crudeza de las calles de Dakar, la ciudad donde habitan. Son Vendredi Slam. Poetas, raperos, juglares, oradores. Ningún adjetivo les cuadra y son un poco todo eso.

Samantha, pantalón vaquero, camiseta de tirantes, recita un poema dedicado a la mujer sobre un minimalista fondo de guitarra. Youssou, que acaba de llegar de Europa, se atreve con un texto sin verbos en el que repasa la historia reciente de Senegal. Halil, el más joven del grupo, le canta al amor mientras fija su mirada en una joven entre el público, poco antes de que Djamil saque de paseo toda su ironía y sentido del humor para recitar unos versos que abordan el siempre complejo tema del matrimonio. Y así, entre risas y poesía, música y sorbos de té, se va pasando la noche.

El primero de todos fue Diofel, un joven artista que en 2009 comenzó a organizar sesiones de poesía en un bar de Dakar que se llamaba Pink, en la zona del embarcadero. “Íbamos cuatro o cinco personas”, recuerda Minuss, “luego pasamos a otro local llamado Le Point E. Allí cogimos vuelo”.



Velada poética de Vendredi Slam en Dakar. / josé naranjo

Lo que hacen, esta declamación de poesía a veces acompañada de un fondo musical, es slam, un término que nació hace 20 años en Estados Unidos para definir a un arte que hunde sus raíces tanto en la literatura norteamericana como en las culturas negroafricanas. “Es difícil conocer el origen, porque en realidad el slam procede de la oratoria y esto ya lo cultivaron los griegos”, asegura Djamil. “La música no es imprescindible, lo importante es la palabra, la fuerza de los textos”, añade Halil.

Hace unos días pasó por Dakar Fabian Marsaud, el gran gurú de la poesía slam en lengua francesa.
Conocido en todo el mundo como Grand Corps Malade (Gran Cuerpo Enfermo), Marsaud sufrió una rotura de vértebras cuando tenía 20 años a consecuencia de una mala zambullida en una piscina. Sin embargo, logró recuperarse y se ha convertido en un ídolo para los slameurs del mundo francófono. Los chicos de Vendredi Slam lo veneran y ven en Marsaud la imagen de alguien que supo hacer frente a la adversidad y hacer llegar su voz al mundo a través de discos de éxito y actuaciones por todas partes. En Senegal quieren ser como él. Aquí, estos poetas, urbanos y rebeldes, recitan muchas veces a la luz mísera de bares poco frecuentados o en patios privados donde construyen su universo paralelo, pero cada vez más les empiezan a llamar de teatros y locales de moda, como el Sorano o el Just4U.

Durante una semana, poco después de la visita de Grand Corps Malade, el Instituto Goethe de Dakar acogió un taller de escritura organizado por Vendredi Slam. Durante horas, una veintena de alumnos aprendían técnicas básicas de la redacción poética y se lanzaban a componer sus primeros textos que luego recitaron en una sesión especial. Uno de los platos fuertes era la escritura colectiva, hacer composiciones entre dos, tres o cuatro personas, algo que también es propio de este arte. Sin apenas apoyos, sin un circuito cultural sólido que les permita llegar al gran público, con pocas esperanzas de ganarse la vida con lo que mejor saben hacer, los jóvenes poetas resisten.


Los poetas recitan a la luz mísera de los bares o en patios privados

En Senegal el hip hop tiene una fuerza enorme. Solo en las afueras de Dakar, en el eje formado por los enormes barrios de Guediawaye, Pikine y Thiaroye, hay no menos de 3.000 pequeños grupos de rap.

Quizás por eso el slam está empezando a calar con fuerza en este país. Porque aquí la oralidad cuenta. Porque no es importante solo decir las cosas, sino la manera de decirlas. Pero, a diferencia del rap, los textos del slam son muy trabajados.

El escritor Boubacar Boris Diop, uno de los grandes de la literatura senegalesa, ya ha sabido ver en estos chicos lo que representan: “Son un nuevo aire para la poesía”, asegura el autor, que ha colaborado en algunos textos de Minuss Niang, el estandarte del grupo.

Al patio del humilde edificio, un espacio al que llaman Hierro y Cristal, no llega el ruido del tráfico ni la escandalera de los niños que juegan en las calles. Aquí suena la voz de estos juglares nocturnos y llega sin intermediarios a las 50 personas que han pensado que esta noche, ¿por qué no?, un poco de poesía recitada con pasión no le hace mal a nadie. Más bien lo contrario. “Ya has llegado a la ciudad. Cierra los ojos y escucha la dulce cacofonía de las bocinas de los coches. Los peatones circulan por la carretera y los coches sobre las aceras, todo el mundo va en dirección contraria y esto te revuelve todos los sentidos. ¡Un caos sagrado!” (letra de Youssou, miembro de Vendredi Slam, sobre Dakar.


el dispensador dice:
día en el África negra,
se expresa un nuevo lenguaje,
denunciando los ultrajes,
las depredaciones,
las alteraciones de ciertos paisajes,
dando lugar a personajes,
que nacen y hablan a través de pinturas...

nacen otras bohemias,
nace otra cultura,
poca palabra, mucho color, sin escritura,
el silencio caracteriza cada Luna,
miradas que atraviesan para transformarse en locuras,
de gentes perdidas y sin cura,
que buscan sobrevivir mientras ayunan,
buscando el destino perdido desde la cuna...

hay contrastes que abruman,
occidente no comprende la dimensión,
ocultando la segunda intención,
que insiste en la distracción,
como método de confusión,
como estrategia de alteración,
como herramienta de negación, 
para promover la intromisión,
ejerciendo consecuente depredación,
separando sentimiento con sensación,
atribulando cualquier pasión,
buscando un mezquino beneficio,
fundado en los mecanismos del terror...

está naciendo la poesía del silencio,
del color abstraído de cualquier tiempo...
prepárate humano!,
diferenciar los contrastes,
podrán quitarte el aliento,
si andas por la vida sin prestar atención,
sin estar atento,
serás atropellado por los remolinos y los vientos,
de aquellos que respiran desconciertos,
fabricando circunstancias,
para que otro sean los muertos.
AGOSTO 15, 2013.-

LUGAR ▲ Geografía del Flamenco | Cultura | EL PAÍS

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Geografía del Flamenco | Cultura | EL PAÍS

La foto de mi vida

Geografía del Flamenco

Jorge Ribalta intenta documentar el flamenco en 200 fotografías


Jorge Ribalta

Decía el escritor y letrista Carlos Lencero que el flamenco es por encima de todo una forma de vida. Y en esa desconocida línea se mueve Jorge Ribalta (Barcelona, 1963). Laocoonte salvaje, la serie a la que pertenece esta imagen, intenta documentar el flamenco como un sistema cultural más allá de los iconos artísticos en 200 fotografías.

Para poner al día la geografía del flamenco sin intérpretes, Ribalta necesitó realizar un movimiento brusco de cámara. Como en esta fotografía en la que se funden monumentalidad arquitectónica y sobriedad. Los muros de un antiguo palacio han sido reconvertidos en locales autogestionados y relacionados ahora con la escena más política y antisistema, pero que tiene sus orígenes en toda una corriente del flamenco vinculada al movimiento vecinal y a las peñas que se inició en los años de la Transición democrática.

El título, Patio trasero de los corralones de la calle Castellar, Sevilla, 1 de octubre, 2010, aporta los datos de la toma. Los escasos muebles proceden del contenedor pero dentro de la ¡pobreza! se respira cierta dignidad. La tímida luz que envuelve todo, la vegetación proyectada en las sombras y la gente hablando al fondo, al concluir o iniciar una de las clases, sugieren una situación grata. No hay nada apocalíptico en este discurso sobre la precariedad y las nuevas formas de economía sostenible. Seguro que si afinamos el oído escuchamos un zapateado lejano. Ribalta ha escogido el blanco y negro porque refleja una manera de pensar y fotografiar, pero también porque es daltónico y tiene dificultades para percibir otros colores.


el dispensador dice:
eres el lugar donde naces,
eres el aire que respiras por primera vez,
eres un destello bajo la primera luz que ves,
eres el suelo que pisas por primera vez,
eres el agua que bebes al nacer,
por ello nunca podrás huir,
de lo que está escrito que deberás "ser"...
eres tu zodíaco al nacer,
eres el universo que te ha visto nacer,
eres la coincidencia a la que has de pertenecer,
eres parte del ángel que te ha de proteger,
eres la consciencia que al guiarte te dejará ser,
estarás conectado a la senda que te verá crecer...

más tarde,
podrás escapar de todo,
pero no de lo escrito en tu libro de la vida,
el destino impreso antes de "ser"...
déjate llevar,
concéntrate en lo que has venido a "ser",
hay químicas esperando,
para que tu huella y tu sombra coincidan,
haciendo posible que ciertos ejemplos,
tomen entidad y se puedan "ver".

no sólo es cuestión de flamencos,
sino de los folklores por nacer.
AGOSTO 15, 2013.-
 

KRONOS ▲ El último secreto de Gombrowicz - 16.08.2013 - lanacion.com  

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El último secreto de Gombrowicz - 16.08.2013 - lanacion.com  


Inédito final

El último secreto de Gombrowicz

En Polonia, su país natal, acaba de ver la luz Kronos, misterioso cuaderno del escritor que pasó veinticuatro años en la Argentina; complemento escondido de su famoso Diario, las anotaciones del volumen revelan aspectos de su vida íntima; son, según anuncia Rita Gombrowicz, viuda del autor de Ferdydurke, las únicas páginas suyas que quedaban por publicar
Por  | Para LA NACION


Todo hacía pensar que la proverbial vocación de Witold Gombrowicz (1904-1969) de detonar polémicas era cosa del pasado. Por ejemplo, el hecho de que el Estado polaco hubiera erigido un Museo Gombrowicz en Wsola, en una mansión que había pertenecido a su familia, llevaba a suponer que el autor de Ferdydurke, unas veces glorificado y otras denostado, se había convertido finalmente en monumento nacional de su país, en incuestionable ícono de la cultura sacralizada.
Qué va, nada de eso. Desde su muerte, que sobrevino en julio de 1969 (pocos días antes de cumplir 65 años), fueron numerosas las reediciones en diversas lenguas de su producción narrativa y teatral (Cosmos, Transatlántico, El casamiento, Ivonne, princesa de Bourgogne y La seducción, por nombrar algunos de sus títulos) y muchas más las publicaciones de textos críticos o biográficos que abordaban al autor y su impronta literario-filosófica. Pero nada había movilizado tanto al mundo literario como la reciente aparición, en Polonia, de una suerte de síntesis autobiográfica hasta ahora inédita, distinta de su difundido Diario, esta vez íntima y reveladora de una privacidad que incluye su vida erótica, su bisexualidad y apuntes en código, además de múltiples encontronazos y éxitos profesionales: son algunas de las aristas más resonantes de Kronos, un volumen de 460 páginas por ahora sólo legible en lengua polaca.
"Me llevó muchos años decidirme a cederlo para su publicación", dice a adncultura Rita Gombrowicz, viuda del escritor, por teléfono, desde París. Y explica: "He cumplido 78 años, una edad en la que se empieza a sentir la necesidad de desprenderse de algunas cosas. Incluso superando el pudor, como ocurre con estas confesiones privadas. Tengo mucho afecto por mis amigos argentinos y por los lectores de ese país, porque fue el territorio donde Witold vivió y escribió, pero no sé cuándo llegará a publicarse esto en castellano, a pesar de que buena parte de lo que consigna Kronos son cosas vividas en la Argentina." Ya decidida a darlo a conocer, Rita demoró, no obstante, la impresión del texto, porque quería asegurarse la publicación de la obra completa de Gombrowicz, antes de la publicación de Kronos. Al parecer, habrían surgido algunas dudas respecto de alusiones personales y sobre la posibilidad de omitir los pasajes más íntimos. Finalmente el texto ha aparecido en su versión integral.
Con insólita frecuencia han aterrizado en Buenos Aires estudiosos que seguían los pasos del escritor en éste, su terruño de adopción, al que llegó en un trasatlántico en 1939 para quedarse hasta 1963, año en el que, con una beca de la Fundación Ford y en otro trasatlántico (el Federico C), partió a Alemania, de donde ya no volvería. Ahora mismo, por ejemplo, ronda por bibliotecas de Buenos Aires un becario polaco, Kacper Nowacki (Lódz, 1986), quien refiere a adncultura objetivos y detalles de su investigación, convencido de que "la Argentina es el lugar donde Gombrowicz creó la parte más importante de su producción". Y aclara que la aparición de Kronos en Polonia, hace menos de tres meses, lo sorprendió aquí, razón por la cual, en la necesidad de leerlo inmediatamente, debió comprar por Internet la edición electrónica del libro.

Un secreto bien guardado

Kronos fue publicado en mayo último por Wydawnictwo Literackie, de Cracovia, sello editorial que pertenece al grupo Libella. La cesión del original a una editorial polaca fue decisión de Rita, al cabo de un prolongado período de silencio: "Esos archivos permanecieron bien guardados, debajo de mi cama, durante 25 años", cuenta. Ante la aparición del libro, la prensa de Francia (país en el que residió Gombrowicz, tras su paso por Alemania, hasta su muerte) apeló a expresiones que revelan el impacto que Kronos produjo. Rita las menciona: "Le second journal de WG, cette fois-ci intime ('el segundo Diario de WG, esta vez íntimo'), o bien, una lacónica pero elocuente calificación del volumen: provocation posthume". El carácter póstumo de la provocación gombrowicziana es, en verdad, uno de los rasgos más salientes del nuevo "diario" pero, sobre todo, de la intrínseca naturaleza de Witold, un espíritu revulsivo que sigue agitando el avispero a cuarenta y cuatro años de su desaparición física.
Según confiesa Rita, resultaba angustiante mantener el original en secreto, un texto que, como lo cuenta en su "Introducción" [ver aparte], ella había descubierto en 1966, en vida de Witold. Tal vez él mismo haya contribuido a rodear esos apuntes de un aura misteriosa y "sagrada", cuando le dijo que si llegaba a incendiarse la casa, salvara los manuscritos. Rita tenía unos amigos polacos que vivían en Italia, los Paczowski, Bodan y Maria; fue Maria Paczowska, la confidente de Rita, la primera en descifrar el texto polaco. "Yo tomaba apuntes en francés y después los tipeaba", apunta Rita. Pensó en hacer una fotocopia cuando viajó a la Argentina en la década del setenta "con una lista de preguntas para esclarecer los puntos oscuros de un texto a veces escrito en clave". Aquí la conocimos, ya entonces; aquí la frecuentamos y hablamos de su difunto esposo, pero ella nunca se atrevió a revelar la existencia del manuscrito.
Ahora Kronos ha visto la luz. Las hojas manuscritas, sueltas (sesenta y ocho, en total), se han convertido en un volumen profusamente ilustrado con fotografías y, cada tanto, con una página facsimilar del original y, sobre todo, con abundantes notas al pie de los curadores de la edición, Klementyna Suchanow y Jerzy Jarzebski. "Es un libro lleno de misterios, no literario", informa Kacper Nowacki, que avanza en una tesis doctoral sobre el erotismo en la obra de Gombrowicz. En efecto, lo que se despliega es un texto telegráfico, con notas a veces inconexas [véase recuadro], que cubren más de 45 años de la vida del autor. En la edición el libro está dividido en tres partes: Polonia 1922-1939, Argentina 1939-1963, Europa 1963-1969. "Para mí, la sección más interesante es la parte argentina, por sus alusiones a textos desconocidos, cuentos y artículos publicados en Buenos Aires que todavía no se conocen, y también algunas amistades hasta ahora no registradas, por ejemplo, con Héctor René Lafleur", comenta el joven Nowacki. Según él, no todo es atractivo para los lectores de su generación que no hayan frecuentado la obra del polaco. "Hay cosas que no se entienden si no se complementan -señala- con la lectura del Diario."
En el "flamante" libro hay un dato que modifica el registro biográfico del escritor: Gombrowicz revela aquí que en 1939 habló con el presidente de la compañía naviera del Chrobry (la nave en cuya travesía inaugural él había viajado desde Polonia a Buenos Aires) para comunicarle que había decidido quedarse en la Argentina. Esto significa que fue una elección deliberada. Hasta ahora siempre se habló de la circunstancia accidental por la cual el escritor quedó varado en Buenos Aires a raíz del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Pero no fue así. El viaje, al parecer, había sido estimulado por la familia Gombrowicz, que trataba de alejar del territorio polaco al joven autor, ante la amenaza de inminentes acciones bélicas. La nave llegó al puerto de Buenos Aires el 20 de agosto de 1939 y alrededor del 26 zarpó de regreso a Gdynia, el puerto polaco del que había partido. La guerra estalló oficialmente después, el 1º de septiembre, cuando los tanques nazis invadieron Polonia.
Otros apuntes hacen referencia a lo cotidiano, a veces con signos que requieren interpretación: "Vivo en Bartolomé Mitre 1555 = Av. de Mayo 1200". Es probable que el signo = aluda a "proximidad" y que en esa cuadra de la Avenida de Mayo haya visualizado un bar, el Iberia.
El registro minucioso, a manera de "diario", se verifica a partir de 1953, pero el autor, en una suerte de flashback, se remonta en sus recuerdos a 1922. El ordenamiento por el que optó el criterio de edición se remonta a esa fecha para el arranque del libro. En las décadas iniciales, las de la juventud de Witold, hay baches porque los recuerdos son discontinuos. A partir de 1953, en cambio, el registro es puntual, porque ése fue el año en que comenzó a llevar este "diario". Por ejemplo, cuando cae Perón, en septiembre de 1955, describe el acontecer día por día, hora por hora: "A las 18 dieron un comunicado oficial por la radio".
Hay referencias a su trabajo en el Banco Polaco, con un cierre triunfal cuando logra dejarlo, porque comienza a poder vivir de su literatura ("Por eso 1955 es el año más feliz de mi vida"). Así es que todo el período argentino es presentado con luminosidad. De 1963 en adelante -esto es, la parte europea de su telegráfica autobiografía- aparecen no pocas desventuras (algunas, vinculadas con la publicación de sus obras) y una constante preocupación por el asedio de las enfermedades, con el consiguiente presentimiento de la muerte.

Erotismo y producción literaria

De su vida erótica, Gombrowicz consigna datos de todas las épocas y de todas las ciudades por las que pasó. Los años de Varsovia, los de iniciación literaria en los cafés de los años treinta, dejan ver una profusión de "muchachas en flor", proustianamente hablando. Más adelante, en la Argentina, en cambio, las menciones de amantes tienen la forma de un catálogo, con preponderancia masculina ("jueves-Jaime / sábado-Jorge", etc.). Los nombres son incontables y no siempre queda claro si son meras conexiones amistosas o si se trata de encuentros eróticos.
Enumera cómo, después de abandonar Buenos Aires, llegó a Barcelona, pasó a Niza y de ahí a París. Vio a Jerzy Giedroyc, el legendario director de Kultura, la revista de emigrados polacos donde aparecieron los primeros textos de W. G. en su regreso a Europa. Pero antes de partir, registra en Kronos un hecho literario importante: "[1960] Le digo adiós a Pornografia" (sin acento, porque es el título original en polaco). Concluyó la redacción de la novela y la envió a París, y ese mismo año se publicó en Kultura. Después, en 1962, en Julliard, la editó Maurice Nadeau, el célebre crítico y erudito que murió hace escasos dos meses, a los 102 años. "Un ejemplar de esa edición estaba en la biblioteca de Alejandra Pizarnik, con anotaciones marginales de ella", informa Kacper Nowacki.
Unos años más tarde, el poeta catalán y editor Gabriel Ferrater la tradujo al castellano y la novela se publicó en Barcelona, pero España vivía bajo el franquismo, y la rispidez que el título original podía provocar en los funcionarios del régimen lo hacía irreproducible. La editorial Seix Barral, limitada por la censura, optó por lo que sonaba más atractivo: La seducción. El inolvidable Enrique Pezzoni, a la sazón secretario de redacción de la revista Sur, estimó que ya era tiempo de reconciliar el genio irreverente de ese polaco que exaltaba "lo inacabado, lo imperfecto, lo bajo" (así lo declara en el prólogo de La seducción) con la formalidad y el ascetismo british del grupo que lideraba Victoria Ocampo, que lo había rechazado, y confió a quien escribe estas líneas una extensa reseña bibliográfica de la novela, que se publicó en el número 314 (septiembre/octubre de 1968).
De este modo, El Witoldo (así rebautizado por los "Tandil Boys"), que había chocado y polemizado con algunas cabezas de Sur, un año antes de su muerte se enteró de que, en la lejana Buenos Aires, había ingresado en la inmensa lista de escritores del catálogo de la prestigiosa revista. Para entonces, ya hacía tiempo que -según lo señaló Jorge "Dipi" Di Paola, uno de sus discípulos tandilenses- el escritor venía construyendo "el mito Gombrowicz".
Ahora, en una vuelta de tuerca más de ese mito que continúa alborotando el avispero, surge Kronos. "Me gustaría que, ahora que me decidí a entregar el texto, el libro sea considerado en los márgenes de lo literario, y contribuya al conocimiento de ese hombre al que seguimos amando, un escritor que se llama Witold Gombrowicz, y no a provocar una situación de escándalo", dice Rita. Sin embargo, como suele ocurrir en el terreno del arte y de las ideas (de Alma Schindler Mahler al Che Guevara, pasando por Ernest Hemingway y Hannah Arendt), el mito que alimenta una vida apasionante suele imponerse a su obra. Será difícil, pues, y a pesar de la devota dedicación de Rita, que el "nuevo" libro de Gombrowicz genere apreciaciones que se ajusten al estricto orden de lo literario.


Diario íntimo

Un manuscrito que debía salvarse de las llamas

En su introducción a Kronos, la viuda del escritor cuenta cómo fue descifrando los despojados textos breves que conforman el libro

Me enteré de la existencia de Kronos en el curso del año 1966, no recuerdo bien qué día. Entré en la habitación de él como lo hacía a veces, cuando dejaba la puerta abierta. Estaba sentado en su mesa de trabajo y, casi enseguida, me dijo: "Ya ves, me dispongo a escribir en mi diario íntimo; cada tanto anoto aquí mis cosas privadas". Pude ver que no se trataba del papel blanco habitual sino más viejo y de un formato más grande; era un documento como un gran libro abierto con hojas sueltas. Me pareció natural que tomara notas ya que estaba escribiendo un Diario para Kultura [la revista de los emigrados polacos en Francia]. No experimenté especial curiosidad. Yo no me metía con sus escritos, yo no leía ni hablaba polaco.
La segunda vez fue en el verano de 1968. Cansado, enfermo, desbordado por el trabajo administrativo que le exigía cada vez más su obra, me pidió que lo ayudara y me puso al tanto, también, de sus "negocios". Me enseñó cómo leer un contrato, cómo responder la correspondencia. Me mostró distintas carpetas que guardaban su correspondencia y algunos manuscritos. Me indicó, sin abrirlo, dónde se encontraba su diario íntimo que él había denominado Kronos, y me dijo: "Si se incendia la casa, recoges Kronos y los contratos y corres lo más rápido posible". En el momento de su muerte, en julio de 1969, cuando me instituí en su legatario universal, la única directiva que yo tenía acerca de ese manuscrito era la de salvarlo de las llamas antes que todos los otros archivos. Comprendí que Kronos era, para él, la cosa más preciosa. Lo coloqué en el centro de mi vida como una fuerza secreta pero activa. Consagré muchos años a recoger los testimonios pendientes que había en aquella época, a reunir los documentos que podían echar luz sobre ese manuscrito.
A comienzos de 1970, seis meses después de su muerte, yo me instalé en Italia, cerca de Maria y Bodhan Paczovski, nuestros amigos más afines, quienes me asesoraron sobre los asuntos polacos durante ese período difícil. Yo llevaba conmigo, en el auto los archivos, entre los que figuraba Kronos. Llevaba todo en dos valijas. Maria y yo nos abocamos al trabajo. Pasamos a revisar el contenido de las carpetas y Maria me iba traduciendo lo esencial. Así fue que abrimos por primera vez Kronos. Guardado en su carpeta rosa salmón en forma de carterita, en cuya portada se veía, escrito a mano por Witold en letras mayúsculas: KRONOS. Había numerosas páginas totalmente cubiertas por su bella escritura regular, sobre el papel del Banco Polaco [de Buenos Aires]. Yo iba pasando las grandes hojas amarillas. Miraba desfilar su vida, año tras año. Era sobrecogedor. Un enigma. Un tesoro.
Tiempo después Maria y yo comenzamos a traducirlo sistemáticamente de principio a fin. Hice una fotocopia -todo en un solo ejemplar- de la totalidad del manuscrito, en el mismo gran formato. Deposité el original en una caja de seguridad de un banco cercano a mi domicilio. Durante nuestras sesiones de trabajo, Maria tomaba entre sus manos una de las hojas de esa fotocopia y me dictaba su traducción, palabra por palabra, a menudo con giros gramaticales polacos. [.] Concluimos la primera versión en francés de ese desciframiento [de nombres] en el curso de 1972. Yo agregué, a continuación, las notas de Gustave Kotkowski, de Alejandro Rússovich y las de Wojciech Karpinski. Continué para integrar mis propios descubrimientos con el correr de los años. Fui corrigiendo y tipié de nuevo todo en mi pequeña Olivetti portátil. [.]
En abril de 1952 Gombrowicz lee el Diario de André Gide durante sus vacaciones en Salsipuedes [Córdoba]. De regreso a Buenos Aires, escribe su diario de Salsipuedes, el primer boceto de su Diario, publicado algunos meses después en Kultura. El 6 de agosto de 1952 le escribe una carta a Giedroyc [director de la revista] que revela que ha reflexionado seriamente sobre la manera de escribir su propio Diario: "En este momento escribo una suerte de diario -como ese de Salsipuedes que le envié-. [.] El Diario de Gide no me ha inspirado especialmente; me ha permitido, sin embargo, vencer ciertas dificultades esenciales que me obstaculizaban hasta el momento de realizar ese proyecto (yo pensaba que un diario debía ser 'privado', y él me ha permitido descubrir la posibilidad de un diario privado-público)". [.]
Así es que Kronos es el complemento escondido, privado, del Diario. Según entiendo, ambos fueron escritos al mismo tiempo en dos planos diferentes. [.]
Kronos es la búsqueda obstinada del armazón de su ser. [Witold] retrocedió hasta los límites más lejanos de su memoria para reencontrar su pasado. Exploró el conocimiento de sí mismo para que fuera útil a su Diario público. Me impresionó la manera con la que él se trataba, como en su vida, con distancia y objetividad. Me reencontré con su voluntad y su disciplina para atenerse a los hechos, y solo a los hechos. Ni más ni menos. [.] Hay que considerar, sin embargo, que Kronos es una sucesión de marcas o señales tan personales que no dan una idea exacta del papel que cumplieron en su vida ciertas personas. Kronos disipó también las ambigüedades sobre su sexualidad, algo tan importante para una obra en la que juega a tal punto lo existencial. [.] Su amor de juventud es el punto de partida de su reflexión acerca de su concepción del hombre ferdydurkiano. Su total despojamiento, su condición de desposeído durante los años de guerra, a veces me recuerda a Job. Es su grandeza, esa de haberse mostrado en toda su humanidad, tanto en sus pasiones como en su miseria.
Por Rita Gombrowicz.


el dispensador dice:
implacable tiempo,
disipas el aire,
tomas los alientos,
licuas recuerdos,
confundes lo eterno...

interminable tiempo,
intrigas inviernos,
entremezclas estaciones,
introduces pensamientos,
atas sentidos,
desatas sentimientos,
cuando alguien cree tomarte,
le quitas el intento...

no eres un reloj,
ni campana, ni péndulo,
sólo condicionas,
a quien se ata a tu concepto,
así como liberas,
al alma de sus pesos,
contienes todo lo existido,
evaporando los conocimientos,
renovando a aquel que llega, 
sumergiéndolo en el viento...

pasas y conservas un cuaderno,
los olvidos abundan en lo eterno,
cuando alguien te cree tomar,
lo ahogas en silencios,
nadie te puede dominar,
el que te descubre,
te niega en su momento...
AGOSTO 16, 2013.- 

tienes tu propio zodíaco...
por ello atrapas los recuerdos...

DEDICADO A: Mario Berdicevsky...

el dispensador anota al margen ►
En la mitología griega, Crono1 o Cronos2 (griego antiguo: χρόνος, romanización: Khrónospronunciación: clásica: kʰrónos, Koiné: kʰrˈo̞no̞s, bizantina: xrˈonos, significado: tiempo abstracto general, tiempo o periodo determinado3 , literalmente: «Tiempo»)45 era la personificación del tiempo, según se dice en las obras filosóficas presocráticas. Algunos autores optan por una transcripción fonética desde el griego moderno para la letra griega Χ(Ji) adoptando la forma Jronos.6 También se le llamaba Eón o Aión (Αίών, ‘tiempo eterno’).
En los mitos griegos, Crono (Chronos) era el dios de las Edades (desde la Dorada hasta la de Bronce) y del zodiaco. Surgió al principio de los tiempos formado por sí mismo como un ser incorpóreo y serpentino con tres cabezas: de hombre, de toro y de león. Se entrelazó con su compañera Ananké (la Inevitabilidad) en una espiral en torno al huevo primigenio y lo separó, formando el universo ordenado de la tierra, el mar y el cielo.
Chronos permaneció como el dios remoto e incorpóreo del tiempo que rodeaba el universo, conduciendo la rotación de los cielos y el eterno paso del tiempo. Ocasionalmente se aparecía a Zeus con la forma de un hombre anciano de largos cabellos y barba blancos, pero la mayor parte del tiempo permanecía como una fuerza más allá del alcance y el poder de los dioses más jóvenes.
En la tradición órfica, Chronos era hijo de Gea o bien de Hydros (el Océano primigenio) y Thesis (la primigenia Tethys). Junto con Ananké, era padre de Éter y Érebo o Fanes. Otras fuentes afirman que era padre de las Horas y, con Nix, de Hemera. También tuvo otro hijo llamado Kairos, el dios del tiempo oportuno.
En los mosaicos grecorromanos era representado como un hombre girando la rueda zodiacal.


el dispensador anota, una vez más, al margen ►
En la mitología griega, Crono1 o Cronos2 (en griego antiguoΚρόνος Krónos, en latínCronus)34 era el principal (y en algunos mitos el más joven) de la primera generación de Titanes, descendientes divinos de Gea, la tierra, y Urano, el cielo. Crono derrocó a su padre Urano y gobernó durante la mitológica edad dorada, hasta que fue derrocado por sus propios hijos, Zeus, Hades y Poseidón, y encerrado en el Tártaro5 o enviado a gobernar el paraíso de los Campos Elíseos.6
Se le solía representar con una hoz o guadaña, que usó como arma para castrar y destronar a su padre, Urano. En Atenas se celebraba el duodécimo día de cada mes (Hekatombaion) una fiesta llamada Cronia en honor a Crono para celebrar la cosecha, sugiriendo que, como resultado de su relación con la virtuosa edad dorada, seguía presidiendo como patrón de la cosecha. Crono también fue identificado en la antigüedad clásica con el dios romanoSaturno.


tienes tu propio zodíaco...
por ello atrapas los recuerdos...
se concertaron las energías,
confluyeron los planetas,
trajeron al hombre del limbo,
sembrándolo en la "gea",
le anticiparon que algún día,
su paso vería la cosecha...
y ahora se cumple tiempo,
kronos cierra su era.
AGOSTO 16, 2013.-

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Raptado por las musas | Cultura | EL PAÍS

EN PORTADA / REPORTAJE

Raptado por las musas

La vocación literaria es una mezcla de visión y misión destinada a ordenar el caos de la vida.


La vocación constituye una anomalía vital. / Getty Images

Hay un hecho notorio y universal que reclama una buena explicación: por qué determinadas personas dedican las mejores horas del día, los mejores días del año y los mejores años de su vida a producir algo que nadie les ha pedido, sin que el éxito social, los requerimientos de la conciencia, el anhelo de fama o el enriquecimiento económico constituyan nunca la motivación principal. El hecho suele ser designado con la palabra vocación. Y necesita explicación porque es mencionado, invocado o apelado a cada paso por quienes lo experimentan en el interior de su personalidad —poetas, pintores, compositores, creadores, artistas, pensadores—, pero muy rara vez ha sido objeto de meditación filosófica.

1 La vocación se compone de dos momentos: visio y missio (visión y misión). Lo que perciben nuestros sentidos no tiene sentido. Nuestra experiencia del mundo es caótica, fragmentaria, y no logra conformar una unidad significativa. El mundo se parece a un puzle de mil piezas del que solo un pequeño número de ellas —cien, doscientas— estuvieran ya colocadas en su sitio. A veces, a la vista de esas pocas piezas, uno cree adivinar fugazmente, insinuado, el conjunto, pero esa promesa resulta pronto desmentida por una abrumadora experiencia del absurdo y del sinsentido de la vida. Pues bien, hay determinadas personas que sí tienen la visión del puzle entero —la imagen del paisaje, el retrato, el edificio— porque son capaces de completar con su imaginación los huecos de las piezas sin colocar. A esa visión se refería Rafael de Urbino cuando decía que, antes de pintar un cuadro, se formaba en su mente “una cierta idea del todo”.

Quien tiene esta “idea del todo” siente dentro de sí el apremio de producir un objeto que la incorpore y le dé soporte para así evitar que se pierda, como las demás cosas humanas, arrastrada por la corriente del tiempo. Este producir se dice en griego antiguo poiesis: un producir un objeto —un cuadro, una escultura, una sinfonía, un poema, un sistema filosófico— que no persigue función utilitaria alguna excepto la de prestar consistencia, coherencia, fijeza y perduración a la visio y así ponerla con carácter permanente a disposición de uno mismo y los demás. He aquí el segundo momento de la vocación: la missio. La ansiedad por crear el objeto puede llegar a ser extremadamente absorbente, tiránica y rapiñadora. En este sentido, la vocación constituye una anomalía vital y un objetivo empobrecimiento: supone la activación de todas las facultades, capacidades y potencias humanas en la dirección de una —una sola— de las muchas posibilidades que ofrece la exuberancia vital; a cambio, una inmensa concentración de energías.

La juventud predispone a la visión mientras que solo en la edad madura se está en condiciones de sustanciar la misión
2 Los griegos, ese pueblo dotado como ninguno para dar plasticidad a los conceptos más abstractos, representaron el doble momento de la vocación como un rapto de las Musas. En la Antigüedad se registran casos de secuestros perpetrados por unas Musas que pueden llegar a ser posesivas de una manera casi violenta. Sus presas se sienten, se lee en el verso de las Geórgicas de Virgilio, heridas de un amor sin límites. “El que es raptado por las Musas (mousóleptos) es el poeta genuino, en contraposición al poeta artífice”, escribe Walter Otto en su célebre estudio Las Musas. El origen divino del canto y del mito.

El raptado vivencia su secuestro como una llamada a servir a la obra que se gesta lentamente en su interior, como si estuviera preñado de una idea o de un nudo embrionario de ellas durante largos años y debiera consagrar la entera organización de su existencia a la misión de preparar y asegurar el feliz alumbramiento. A fin de que el objeto se forme orgánica y sistemáticamente en su estricta objetividad el raptado renuncia a una biografía interesante y acepta estar en el mundo siempre de paso, como los pastores, sin deshacer nunca la maleta, a la defensiva de cualquier novedad que distraiga la atención de su carga gravosa pero amada, sin sorprender a nadie y también sin dejarse sorprender. Para quien ha tenido la visión raptadora, todo permanece en vilo mientras esta se materializa. Cuanto le ocurre, siente o experimenta reviste valor solo en tanto contribuye a clarificar la visión iluminadora. En el pecho del mousóleptos se agita una auténtica emoción poética, pero la suya se parece más a una pasión fría porque se orienta hacia la generalidad abstracta del mundo sin llegar a concretarse en nada ni en nadie. No le queda más remedio que resignarse a una relación solo mediata con las cosas buenas y hermosas del mundo: se diría que las ve a través de un cristal, como el presidiario a las visitas en horas reglamentarias, o que las besa a través de un pañuelo, y todas las personas, incluso las más queridas, se limitan a posar teatralmente como haría un modelo ante el pintor que lo retrata. El universo entero en función de la obra, la cual a su vez contiene la totalidad del universo entrevisto. De ahí que, para quien conoce la fuerza de la auténtica vocación, resulte tan incomprensible que algunos escritores, como Borges, presuman de los libros que han leído por encima de los que han escrito. No: el mundo estimará en más o en menos la obra producida, pero al autor le va la vida en su obra, si de verdad ha sabido dar cuerpo en ella a su visión.

Contrariamente a lo
que suele pensarse,
la vocación, que sí es egocéntrica, no tiene
ni un ápice de egoísta
Conviene destacar el hecho de que solo se logra con éxito la producción del objeto si este adquiere una objetividad independiente del yo que la produce. La juventud predispone a la visio mientras que solo en la edad madura se está en condiciones de sustanciar la missio. La autoposesión, el narcisismo, el subjetivismo extremo y libre de compromisos característicos de la adolescencia a veces suscitan una actitud favorable a la aparición de las Musas pero, en cambio, contra lo que sugiere el estereotipo romántico, no ayudan en absoluto al duro trabajo en la obra. Es muy frecuente que la emoción inicialmente sentida solo pueda objetivarse en obra y recibir la forma que esta requiere una vez hecha la transición a la madurez, en pleno trasiego y ruidoso alboroto de la casa fundada y el aprendizaje de una profesión con la que ganarse la vida.
En efecto, solo puede producir algo quien conoce las reglas del oficio de que se trate, lo cual acontece en la mayoría de los casos durante esa edad adulta, cuando se adquieren las habilidades técnicas y la disciplina requeridas para que la obra se perfeccione con la deseable autonomía, y el arte de producir música, pintura, edificios o textos no constituye en esto una excepción al resto de los oficios. Pero es que además, en un plano moral, la confección de una obra solo es posible para quien consiente en humillar su yo y deja en su interior espacio para el acto de comunicación inmanente a la naturaleza del arte. Contrariamente a lo que suele pensarse, la vocación, que sí es egocéntrica, no tiene ni un ápice de egoísta. Egocéntrica sí, porque el raptado ha de cultivar su yo como nido donde se incuba demoradamente la obra, robando tiempo y atención a todo lo demás; pero una vez así ensimismado, no se complace estérilmente en el sentimiento estético-oceánico de su existencia sino que, entrenado en la cotidiana y ascética alienación del yo, ha de eclipsarse en favor de la obra.

3 El objeto elegido para dar forma a la visión determina el tipo de vocación. Si el objeto es un lienzo, se es un pintor; si un pentagrama, un compositor; si la piedra, un escultor. Es literaria aquella vocación que elige como objeto la producción de un texto. De igual manera que un pintor percibe un magnetismo en la asociación de unos particulares colores o el compositor descubre la necesidad interior de una concreta secuencia de notas musicales, así el escritor es aquella persona que ha desarrollado un sentido para aprehender el campo de fuerzas que generan dos o más palabras cuando se ponen cerca y del que carecen por separado. El escritor, en resumidas cuentas, no es otra cosa que un juntapalabras y su arte reside en juntarlas con acierto. Con motivo Malherbe, hastiado de la ampulosidad verbosa de la Pléiade, se autorretrató modestamente como un “arrangeur de syllabes”. Todo literato emula al Adán que en el primer día puso nombre a las cosas (Génesis 2, 20). A ese don cantó Juan Ramón Jiménez en su poema de Eternidades: “¡Intelijencia, dame / el nombre exacto de las cosas! / …Que mi palabra sea / la cosa misma, / creada por mí nuevamente”. El mérito, el poder y la virtud del escritor descansan en las concretas palabras escogidas y el orden preciso en el que las ha dispuesto para que resulten eficaces en su designio poético. La literalidad encierra la esencia de lo literario y por eso el auténtico texto de literatura —el poema, la novela, el ensayo— no se deja resumir, compendiar o parafrasear.

Desde esta perspectiva, la filosofía es solo una especie dentro del género literario. Una filosofía sin visio y sin missio—sin vocación literaria— puede ser la obra de un profesor de filosofía, un maestro, un editor, un filólogo, un traductor, un divulgador, todo ello incluso en grado eminente, pero no propiamente la de un filósofo. La visión hace nacer en este una emoción abstracta hacia lo contemplado que bien puede denominarse eros. Poetizar es celebrar esa emoción con versos, relatos o representaciones dramáticas; filosofar es definir esa misma emoción erótica con conceptos y categorías. En ambos casos, “una cierta idea del todo” desencadena el proceso arrollador. La tarea del filósofo consiste en la dura conversión del eros en concepto y este en palabra y luego en texto sistemático. Entre los modernos, ha sido Max Scheler quien de modo más convincente, en La esencia de la filosofía y la condición moral del conocer filosófico, ha argüido acerca de cómo la filosofía se sostiene siempre sobre una previa emoción erótica. Pero, como se ha dicho, ya los griegos antiguos, que tendían siempre al antropomorfismo, personificaron el despertar de este específico deseo amoroso en el secuestro de las Musas, las cuales, escribe Platón en el Fedro, “se hacen con un alma tierna e impecable despertándola y alentándola hacia cantos y toda clase de poesía”. No es casual que para el Sócrates del Fedón la filosofía sea justamente el arte de las Musas por excelencia: megíste mousiké, la llama con orgullo.

La literalidad encierra
la esencia de lo literario. Por eso el auténtico poema o novela o ensayo no se dejan parafrasear
4 Lo sentado anteriormente autoriza a seleccionar del canon algunos ejemplos de vocación literaria sin distinguir entre literatura y filosofía y dando a literatos y filósofos un tratamiento indistinto. La visión suele tener en ambos casos el carácter de una revelación en la que predomina el elemento de la luminosidad. Pero unas veces la luz proviene de un fuego abrasador, consuntivo, y otras de una llama cálida, gozosa, vivificadora.
Entre las experiencias abrasivas destaca la de Pascal. Fallecido el filósofo, un criado halló en el forro de su levita una estrecha tira de pergamino. Estaba datada el lunes, 23 de noviembre de 1654, “a partir de las diez y media de la noche aproximadamente hasta cerca de media hora después de la media noche”. Durante esas dos horas a Pascal le sobrevino una visión extática que el pergamino manuscrito trata de verbalizar. El luego llamado Memorial empieza con la palabra “feu”, el fuego de un Dios bíblico de vivos contrapuesto al Dios fosilizado de la filosofía y la teología. En el otro extremo se situaría James Joyce. Durante su último curso en el Belvedere College, 1897-1898, contando 16 años, el prefecto de estudios le sugirió la posibilidad de ingresar en la Compañía de Jesús. Pocos días después, tuvo lugar la escena recreada en Retrato del artista adolescente, la ruptura definitiva con la Iglesia católica y la afirmación de su vocación artística precipitadas por una suerte de éxtasis inverso: “Su alma se acababa de levantar de la tumba de su adolescencia, apartado de sí sus vestiduras mortuorias. ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Encarnaría altivamente en la libertad y el poder de su alma un ser vivo, nuevo y alado y bello, impalpable, imperecedero”. La visión asume en Joyce la figura de una hermosa muchacha a la que contempla en el puerto mirando el mar, con las faldas arremangadas y moviendo las aguas distraídamente con el pie, encarnación de aquella “profana perfección de la humanidad” (Yeats). “¡Dios del cielo! —exclamó el alma de Stephen en un estallido de pagana alegría”. “Vivir, errar, caer, triunfar, volver a crear la vida con materia de vida. Un ángel salvaje se le había aparecido, el ángel salvaje de la juventud mortal”.

Hay epifanías que acontecen sentado, como le sucedió a Descartes. Otras, andando, como a Rousseau
Hay epifanías que acontecen sentado, otras andando y otras en estado de espera. Entre las primeras, la de Descartes en la noche del 10 al 11 de noviembre de 1619, a la edad de 23, durante un descanso de la guerra de los 30 años, en las cercanías del Ulm junto al Danubio: “Y observando que esta verdad: pienso, luego existo, es tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando”, referirá años más tarde Descartes en su Discurso del método. Entre sus papeles póstumos figura una anotación con la fecha trascendental y este comentario a su lado: “…mientras estaba lleno de entusiasmo y descubría los fundamentos de una ciencia maravillosa”.

La visión de Rousseau fue, en cambio, de las ambulatorias. Una tarde de 1749 iba a visitar a su amigo Diderot, preso, y mientras caminaba leía las bases de un concurso convocado por la Academia de Dijon. De pronto le envolvió, como un relámpago, lo que él en las Confesiones bautizó como “la iluminación de Vincennes”. Su conciencia atravesó un momento de lucidez prodigiosa, las ideas se le agolpaban a una velocidad muy superior a su capacidad de asimilación, pero la intuición central permanecía: el progreso de los pueblos exaltado por su siglo ilustrado no existe, porque el hombre nace bueno y la civilización lo corrompe: aquí se halla la almendra de toda su vasta producción posterior.

Por último, a Proust le sorprendió la visión unitaria del ciclo En busca del tiempo perdido en la biblioteca del hotel del príncipe de Guermantes mientras esperaba que terminase el concierto. Allí encadenó tres o cuatro “resurrecciones de la memoria”, dos losas desajustadas, el tintineo de una cuchara chocando contra un plato, la tiesura almidonada de una servilleta o el ruido estridente de una cañería —momentos del presente capaces de evocar recuerdos del pasado a los que la imaginación halla alguna analogía—, que produjeron en Proust la sensación felicísima de elevar a un plano supratemporal el tiempo perdido y por esa vía recuperarlo y rescatarlo de la muerte. Ese fue su “día más bello” —confiesa en el último tomo de su obra—, aquel “en el que se alumbraban de pronto no solo los antiguos tanteos de mi pensamiento, sino hasta la finalidad de mi vida y acaso del arte”.


Labor de nómadas

Los aspectos complementarios de la visio —fascinante y terrible al tiempo— ya se encuentran en dos de los primeros casos de vocación literaria registrados en la historia de la humanidad. Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro cuando, al llegar al monte Horeb, una zarza ardiendo le habló y le envió a los hombres con una misión literaria: la composición de las leyes para el pueblo elegido (Éxodo 3). Por su parte, Hesíodo, pastor de ovejas, se hallaba apacentando su rebaño al pie del monte Helicón cuando, según refiere en el arranque de su Teogonía, se le aproximaron por sorpresa las Musas formando bellos y deliciosos coros; tras ungirle como poeta entregándole una rama de laurel, cumplieron los dos rituales de la vocación: le revelaron una visión del mundo y le encargaron que la difundiera con su canto, infundiéndole para ello ese dulce don que solo poseen ellas. La escena bíblica destaca el aspecto llameante de la vocación mientras que la griega realza su gracia y encantamiento. En ambos casos, a la epifanía sigue la urgencia literaria de producir un documento que ordene la visión sobrevenida y le preste una forma perdurable (Teogonía, Pentateuco); en ambos casos también el favorecido por la visión es sorprendido en faenas de pastoreo: se diría que es propicia a la vocación esa existencia nómada y disponible, sin arraigar en ningún sitio fijo y sin compromiso, errante con sus ovejas.


el dispensador dice: 
vienes a la Tierra a expresarte,
a respirar para enseñar tu mejor parte,
a soñar y soñarte,
a cultivarte y dar sentido al "recordarte",
a descubrir que el "pensar"... exige "pensarte"...
haciendo de la vida un arte...

en la Tierra se nace por vertientes,
los hay humanos,
también de otras fuentes,
algunas ideas están presentes,
así como otras están ausentes,
habiendo algunas procedentes,
y otras que proponen circunstancias indecentes,
no todo es cuestión de gentes,
a veces aparecen fuerzas inconscientes,
que de lados oscuros proceden,
instalando deformaciones,
que alteran las almas... descendiendo desde las mentes...

mientras todo ello sucede,
mientras la creación se extiende,
dando satisfacción a los espíritus,
que del arte aprenden...
otros no comprenden,
que las ignorancias se extienden,
cuando las miserias prenden,
en las debilidades del alma... que hallan nido en las mentes...
buscando excusas suficientes,
para que cualquier valor se hago tangente...

desde luego que las herencias,
el paso desde el estado de espíritu,
a tomar el estado de "ser visible",
es totalmente intangible,
y nadie sabe cómo se produce,
sin embargo...
de vertientes se trata,
de distintas fuentes se trata,
de una idea hecha destino,
de un sueño hecho árbol,
de una esperanza hecha raíz,
de una ilusión hecha brote...
y no todas proceden del mismo lugar,
ni todas son humanas,
aún cuando lo parezcan en forma...

por ello es bueno dejarse llevar,
descubrir que cada gracia,
contiene un don en sintonía,
que dicho don se expresará como talento,
para lo cual hay una concesión de tiempo,
darle sentido a la palabra,
es una forma de aliento...
darle sentido al alma,
es una cuestión de sentimiento...
darle lugar al espíritu,
es enaltecer el pensamiento...

puedes decir "te quiero",
o puedes decir "lo siento",
sin embargo el efecto,
dependerá de la intención del sentimiento,
porque hay químicas que flotan,
conviviendo entre los vientos,
haciendo de cada gracia,
"un sentido en el tiempo".
AGOSTO 17, 2013.-

ATLAS AL VIENTO ► Mágica travesía | Cultura | EL PAÍS

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Mágica travesía | Cultura | EL PAÍS

EL LIBRO DE LA SEMANA

Mágica travesía

Con 'El bosque del cisne negro' continúa el rescate de la obra de David Mitchell

En la absorbente novela, un muchacho que lucha contra su tartamudez en la Inglaterra de Thatcher


Black Swan Green, lugar inventado, pertenece al condado (real) de Worcestershire. / Corbis

Tengo memoria reciente de El atlas de las nubes, una propuesta literaria que es a la vez aventura, thriller, ciencia ficción, diario, correspondencia, interrogatorio… Una novela de múltiples protagonistas que atraviesa épocas en un camino de doble dirección. Tengo todavía memoria del día que data sus últimas páginas: 13 de enero de 1850. Cuando comienzo a leer El bosque del cisne negro, también es enero, pero el libro tiene un exclusivo protagonista, se llama Jason Taylor y tiene 13 años, esa edad limbo que te aleja de la niñez, pero que no te instala en la adolescencia, y la novela contiene una historia de aprendizaje, una propuesta que parece poco original e imaginativa y más viniendo de David Mitchell (Southport, 1969).

Me pregunto: ¿después de la desbordante y ambiciosa El atlas de las nubes, Mitchell intimista? Leo con prevención, pero ya el primer capítulo me divierte: compañeros de escuela con estatus según popularidad, presentación de familia, peleas en el lago helado, la rotura del omega del abuelo y la casita en el bosque con maneras de cuento infantil de terror. En el segundo capítulo, o segundo mes de ese año que contiene trece meses y que marca el tiempo de la historia, de enero de 1982 a enero de 1983, ya estoy completamente entregada. El capítulo se titula ‘El ahorcado’. Jason llama así a su tartamudez, un trastorno comunicativo que le deja colgado. “La gente cree que todos los tartamudos son iguales, pero en realidad hay dos tipos de tartamudez tan diferentes entre sí como la diarrea y el estreñimiento”. Y así, entre explicaciones técnicas y sentido práctico, el niño o el adolescente muestra sus trucos para engañar al ahorcado: pensar frases por adelantado y leer diccionarios para tener un buen vocabulario y poder sustituir palabras trampa. Jason ama el lenguaje y le gusta escribir, es un poeta que utiliza el seudónimo de Eliot Bolívar (antes de ese nombre solo se le ocurría Cliff Richard o Sid Vicious).

Sí, El bosque del cisne negro no es una excepción y una vez más está la formidable capacidad de David Mitchell para contar historias. La voz preadolescente es poderosa. Imaginativa pero también resolutiva; y la estructura narrativa, a la manera de Mitchell: trece capítulos que parecen no depender unos de otros, algunos de ellos sin finales cerrados, libres para referir la fantasía, el miedo, el asombro, la ironía, la curiosidad y la inteligencia de Jason Taylor. Una estructura que da intensidad a cada relato al tiempo que fortalece la historia completa, el carácter del protagonista y los personajes que le acompañan, también los movimientos de una pequeña comunidad inglesa a comienzos de los ochenta con una manera de estar y relacionarse. El lugar donde Jason vive se llama Black Swan Green (es inventado y no hay cisnes), pertenece al condado (real) de Worcestershire, y según su protagonista es el más aburrido del país. Y está la Historia que señala la época: la guerra de las Malvinas, el fervor patriótico que roza todas las clases sociales y edades, las reformas de Margaret Thatcher que incorporan el rechazo al otro.

Y está la música. Mes a mes conociendo a Jason, que trata de evitar el acoso de algunos de sus compañeros (magníficos actores de reparto). “Ser niño es como estar en el Ejército: lo que cuenta es el rango” (Jason pertenece al colectivo en desventaja), verle inmerso en la rutina familiar (matrimonio un tanto resquebrajado, clase media con dos hijos, Julia y Jason) o cruzando los jardines de las casas que son jaulas vegetales. Imbricado todo esto con la ensoñación propia de los niños. Un apunte, David Mitchell nació el mismo año que Jason y también padeció tartamudez.

Quien atraviese El bosque del cisne negro se encontrará con Eva Crommelynck. Es una mujer mayor, está sentada en un sillón de mimbre y escucha una música que no es otra que el sexteto de Robert Frobisher. Frobisher, el amanuense del músico Vyvyan Ayrs, y protagonista de ‘Cartas de Zedelghem’, una de las historias de El atlas de las nubes. Han pasado más de cincuenta años y Eva en aquel tiempo era una joven caprichosa y muy atractiva. Frobisher la amaba. Todavía les veo en el mirador de la torre contemplando la belleza de Brujas perfilada en tres tonos: “El naranja de las tejas, el gris de los muros y el marrón de los canales”. Eva se sentía emperatriz. Ahora ella habla con Jason. Él atiende al sexteto de Frobisher, y piensa: “Escuchar es como leer. Oír música es caminar por un bosque”. Trece años. Trece meses, trece capítulos. Número mágico. Mágica travesía.
El bosque del cisne negro. David Mitchell. Traducción de Víctor V. Úbeda. Duomo. Barcelona, 2013. 404 páginas. 21 euros (electrónico: 13,99)


Sexteto para solistas

“Al inicio está ese amanecer encapotado que envuelve la bahía y desfigura al Prophetess, un barco mercantil en reparación”. Eso se lee en el diario de Adam Ewing, un abogado americano que espera partir desde las islas Chatman rumbo a su California natal. Es el año 1850, y lo que parecía iba a ser una lectura tranquila pues al conocer aspectos de la historia, tanto de la película basada en El atlas de las nubes, las caracterizaciones y duplicidades de sus personajes, como que el autor de la novela, David Mitchell, situaba escenarios ya en la mitad del siglo XIX ya en un futuro posapocalíptico, me iba a permitir entrar en el texto sin demasiadas sorpresas.

Me equivoqué, pues en cada página había un motivo que me inducía a seguir. Lo que resultaba sencillo, inquietaba; la risa producía desazón, y si lo incomprensible se transformaba en lógico y lo que parecía irresoluble se desvelaba transparente, no es extraño que lo sobrecogedor me sedujera. No en vano, esta es una narración compuesta de diferentes relatos cuyo encaje es excelente, y cuya mejor definición sobre su estructura la refiere el músico Robert Frobisher. Él habla de una obra musical propia que lleva el título de la novela. Dice así, El atlas de las nubes“es un sexteto para solistas que se solapan: piano, clarinete chelo, flauta, oboe y violín, cada uno en su clave, escala y tono. En la primera parte, cada solo se ve interrumpido por el siguiente; en la segunda, se retoma cada interrupción en orden inverso”. Atención, pues Robert Frobisher es un personaje de la novela, así que hagámosle caso y sustituyamos a los solistas, el oboe, el clarinete, el violín… y démosles otros nombres. Adam Ewing, en 1850; Robert Frobisher, en 1931; Luisa Rey, en los años setenta; Timothy Cavendish, en nuestro tiempo; Sonmi-451, en el siglo XXII, y Zachry, el vallesino que habla cabrés, en un futuro posapocalíptico que nos instala en el final de los tiempos. Y sí, cada uno de los protagonistas tiene su clave y su tono, porque el autor utiliza un género literario diferente para cada historia. La aventura, el humor, la novela negra, la ciencia ficción… Y también cambia la palabra en su escritura: el diario, la epístola, el periodismo, la investigación, el interrogatorio… Estupendo Mitchell. En El atlas de las nubes, los siglos se caminan hasta llegar a un universo devastado y, a partir de ahí, como en la partitura de Frobisher, hay que rehacer el recorrido y regresar al Prophetess, donde nos espera Ewing.

Esta es una estupenda novela coral donde los protagonistas son esos relatos que parecen independientes pero que forman parte de un todo muy bien ensamblado, y a pesar de ese nexo común entre los personajes: un antojo en su piel con forma de cometa, no me apunto a la historia de la reencarnación y hago piña con el irreverente y fantástico Timothy Cavendish, ese editor al que le llega un manuscrito donde se cuenta lo que el lector ya ha leído. Cavendish declara que esa posibilidad de que Luisa Rey sea la reencarnación de Robert Frobisher es “un rollo demasiado hippie-grifota”. ¡Bravo, Cavendish!, para en el momento siguiente descolocar a esta lectora comentando que él también tiene un antojo debajo del sobaco, pero que ninguna amante le ha dicho que se pareciese a un cometa. No he visto la película, pues atendí la crítica de Javier Ocaña, y no quiero que rostros tuneados y camuflados, ni almas de personajes que se desplazan a través del tiempo, me alejen del disfrute que he tenido al leer ese original y bien trabado juego estructural de El atlas de las nubes, que en 2006 fue publicada por Tropismos y ahora reeditada por Duomo. Regreso a mi amigo Cavendish, protagonista de una historia excelente y delirante, y compendio el mismo de sarcasmo y sabiduría, quien ante su desesperada situación declara: “Los libros no ofrecen una verdadera escapatoria, pero pueden impedir que una mente se despelleje viva de tanto rascarse”. Pues eso.
El atlas de las nubes. David Mitchell. Traducción de Víctor V. Úbeda. Duomo Ediciones. Barcelona, 2012. 600 páginas. 21 euros (electrónico: 13,99).


el dispensador dice:
simplemente sucedió,
el espíritu descendió sobre mi cabeza,
estábamos en Irseer Klosterbraeu,
más que un lugar en el mundo,
un paraíso en la Baviera,
un paraíso proyectado desde el propio paraíso...
éramos muchos,
estaba solo... en coincidencia conmigo mismo...
en armonía con mi ángel,
en concertación con mi consciencia...
decidí caminar...
simplemente me fui,
me alejé... tomé distancia...
la armonía me envolvió...
y de pronto, como siempre,
miles de duendes del bosque me rodeaban,
contándome de sus cuitas,
historias milenarias jamás escritas,
nutriendo paredes,
limpiando aires,
enalteciendo vistas...
el encuentro duró lo suficiente,
a sabiendas que no volvería,
pero justo allí encontré... el sentido de las armonías...
en la Bavaria, en aquel día.
AGOSTO 17, 2013.-

cuando vienes a vivir a la Tierra, a transcurrir un tiempo en los "tiempos respirables", escribes sin saberlo, un atlas que se imprime en el viento... desde luego nadie lo ve, es cuestión de sabidurías el leer los sentimientos, el descubrir las armonías que hay detrás de los ojos, justo en los pensamientos... y allí estás frente a tu alma... conversando abstraído del tiempo... sabiendo que el paso es efímero, y que hasta se esfuman los recuerdos... no obstante siempre vibra un eco... y la memoria del karma se nutre con expresiones del pensamiento... un arte que pocos conocen, que da sentido a la gracia de cada tiempo.
DEDICADO A: Irseer Klosterbraeu, un lugar en el mundo de las ideas.


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NUEVO ESCRITORES LATINOAMERICANOS / 2

La diligencia del abismo

Rodrigo Hasbún forma parte de un contado número de escritores latinoamericanos a los que la crítica augura un gran futuro

El boliviano cuenta con una novela, dos colecciones de relatos, y una obsesión: explorar las zonas oscuras de sus personajes



El escritor boliviano Rodrigo Hasbún. / Daniel Mordzinski

"Busco situarme lo más cerca posible de los personajes, saber cómo son cuando están solos, entender sus guerritas diarias, sus formas de sobrevivir. En ese sentido, para mí los textos casi siempre empiezan con alguien haciendo algo (pero es necesario que haya urgencia de por medio, que algo esté en juego)”, explica Rodrigo Hasbún (Cochabamba, 1981). En ‘Carretera’, uno de los relatos incluidos en Cinco, su primer libro, hay un joven que va conduciendo un coche y que cierra los ojos, y que va probando cuánto tiempo los mantiene cerrados, como provocando al destino.

¿A qué quiere cerrar los ojos exactamente? “A tantas cosas: a lo que hizo más daño y a lo que persiste a pesar nuestro, a las manchas que dejaron nuestros amores más terribles, a una patria difícil de entender y a la necesidad de huir de ella y a la imposibilidad de hacerlo. Eso es lo que intentan algunos de los personajes de ese libro y, quizá, de todos los que he escrito. Pero cerrar los ojos es, por supuesto, un ejercicio inútil, y eso lo van descubriendo a la fuerza ellos mismos. Para los escritores, el viaje es el mismo al final: aprender a mantener los ojos abiertos, aunque duela, y a estar cada vez más atentos a lo que hay (o no hay) alrededor y a lo que hay (o no hay) adentro”.

En 2007, Rodrigo Hasbún fue seleccionado por el Hay Festival y Bogotá Capital Mundial del Libro como uno de los 39 escritores latinoamericanos más relevantes y, en 2011, la revista Granta lo incluyó en la lista de 22 narradores menores de 35 años en lengua española con mayor futuro. Publicó Cinco (Gente Común) en 2006 y, uno después, apareció su primera novela, El lugar del cuerpo (Fondo Editorial Municipalidad de Santa Cruz; Alfaguara, 2009). En 2011, Duomo editó en España otra colección de cuentos, Los días más felices. No hay, por el momento, más (salvo sus diarios y más cuentos y novelas aún inéditos). Hasbún terminó periodismo en 2003, y salió inmediatamente después: “Yo me fui de Bolivia a los 22 y desde entonces viví en Santiago de Chile, en Barcelona y en Ithaca, y ahora mismo estoy mudándome a Toronto. Y para mí llevar vidas completamente distintas en esos lugares ha sido y sigue siendo fundamental en mi educación sentimental y literaria, lo que sin duda agradezco, pero al mismo tiempo me ha dejado un poco colgado en el aire, me ha afantasmado, lo que bien visto tampoco está tan mal”.


Para los escritores,
el viaje es el mismo
al final: aprender a
mantener los ojos abiertos, aunque
duela
El camino que emprendió Hasbún empezó, sin embargo, antes: con un grupo de rock. Hasbún: “Fui músico durante varios años, al final de la adolescencia, y en algún momento (como tantos otros) creí que lo sería durante toda mi vida. Al principio tocábamos canciones de los grupos que más nos inquietaban entonces, Pearl Jam y Nirvana y Stone Temple Pilots y toda esa gente desencantada que parecía hablarle de tan cerca a los que entonces rondábamos los catorce o quince, pero al poco tiempo empezamos a escribir canciones propias y al final solo tocábamos esas. Hay algo maravilloso en el hecho de que la música se haga colectivamente, de que sea un arte tan solidario, casi una especie de ritual. Es algo que los escritores desconocen. Los escritores, mientras escriben, están solos. Rodeados de fantasmas, seguramente, pero solos. Cuando el grupo se deshizo, yo me puse a leer más y empecé a escribir cuentos, así que el final de algo y el principio de algo coincidieron. En cualquier caso, siento que mi aprendizaje literario ya había sucedido en gran medida en la música. Lo atmosférico y lo rítmico, el trabajo directo con las emociones, ciertas nociones de estructura, el manejo de la intensidad, todo eso ya lo había ido asimilando durante años. No deja de ser perturbador que haya canciones de tres o cuatro minutos que afecten más que libros enteros”.

Una obra, tres zonas turbadoras

El sexo.“El sexo, después de la muerte, es lo más importante”, apunta Elena, la protagonista de la novela de Rodrigo Hasbún. Y está presente, de una manera u otra, en toda su escritura. Es lo que nos redime: “nos devuelve al mundo, quita del aire todo lo demás, borra preocupaciones y malestar” (Elena). Pero puede también ser lo más horroroso. Hasbún no esconde nada: a veces retrata el sexo como un acto de celebración y dicha; otros, como una caída.

La familia. Lo próximo es lo más extraño: esa vieja sentencia resume la sabiduría trágica, la que cuenta de aquel hijo que mata a su padre y copula con su madre. Por ser un ámbito lleno de turbulencias, Hasbún rastrea en cada uno de sus recovecos. Las complicidades, los odios, los secretos, las traiciones. Esas marcas que se graban de manera indeleble.

La escritura. El acto de escribir, de contar y de contarse, salta a cada rato en los textos de Hasbún. Muchos de sus personajes tienen diarios íntimos o escriben cuentos o, simplemente, se dedican a eso. El afán de contar, pero también escribir de la vida para que luego la vida sea más intensa.

Otro oficio que le permitió conocer mejor el suyo fue el cine. “Dónde cortar, qué mostrar y qué no: yo diría que en esas preguntas se cifra el cuestionamiento más constante de los cineastas”, explica Rodrigo Hasbún en otro de los capítulos de una larga conversación por correo electrónico. “Mientras escribo, yo me estoy haciendo las mismas preguntas a cada rato. Esa es quizá la mayor herencia que me dejó mi vínculo con el cine, además de esto otro: a veces se ruedan cien horas de material para al final quedarse con dos. Hay ahí una gran lección de humildad, que asumo como el mejor modelo posible. Es necesario prescindir de lo que no sirve, de lo que no funcionó como queríamos, de lo que funcionó bien pero al final no ha encontrado su lugar, y es necesario esperar la llegada de esos momentos luminosos que están fuera del control de nadie”.

Fue Martín Boulocq, el baterista del grupo de rock, el que se puso a hacer cine cuando terminó aquella aventura. Hasbún ha trabajado en los guiones de las dos adaptaciones de sus relatos que Boulocq ha dirigido: una (Rojo) forma parte de la película colectiva Rojo, amarillo, verde; la otra es Los viejos, basada en ‘Carretera’. “A veces escribíamos a cuatro manos, a veces lo asistía en la dirección, a veces simplemente ayudaba a cargar los equipos en los rodajes o a lo que fuera necesario”, cuenta Hasbún.

—La narradora de su novela abandona cuando es joven su país, pero sigue de alguna manera atada a lo que dejó atrás.
—Tengo la impresión de que los que ya no viven ahí donde nacieron nunca dejan de tener presente ese lugar ni de preguntarse qué hubiera sido su vida y qué hubieran sido ellos mismos de no haberse ido. Es algo que en algún momento empieza a resultarle intolerable a Elena, la protagonista de mi novela, y es algo que a mí me da vueltas todo el tiempo. Hasta hace poco sentía que los que se iban ganaban lugares en lugar de perderlos, pero últimamente se me ocurre que esa posición más bien optimista ignora el hecho de que irse es una experiencia a menudo desgarradora, sobre todo si uno lo hace solo. Más allá de cuán amables o desastrosas sean tus nuevas circunstancias, ya no estar ahí para acompañar a tu gente (en las buenas y en las malas) es más duro de lo que se tiende a creer.
—“Era una ciudad demasiado pequeña para ella, muerta, casi un pueblo donde nunca sucedía nada…”, escribe en esa novela refiriéndose a Elena. ¿Qué relación tiene con su ciudad, con su país, con su gente?

De Bolivia no toleraba sus diferencias radicales ni sus prejuicios ni la corrupción de la que nadie estaba libre
—Cuando me fui por primera vez, mantenía una relación más o menos tensa con Bolivia. No toleraba sus diferencias radicales ni sus prejuicios ni sus discriminaciones ni sus jerarquías ni la corrupción de la que nadie estaba libre, pero además, a un nivel más personal, sentía que no era el mejor lugar para formarme como escritor. Diez años después, mi relación con el país es menos ingenua y más amable. Hay cosas que me siguen pesando (y las diferencias radicales y los prejuicios y las discriminaciones y las jerarquías y la corrupción siguen ahí, aunque ahora me doy mejor cuenta de que esos problemas no son patrimonio exclusivo de los bolivianos), pero hay muchas otras que valoro infinitamente.
—Por lo pronto, da la impresión de que hubiera ahora un ambiente cultural más dinámico y rico.
—La literatura boliviana está atravesando, hace ya años, una etapa de gran vitalidad y renovación. Pero ser escritor boliviano es jugar en desventaja: el país no cuenta con una infraestructura que fomente su talento, ni dentro del país ni fuera de él, y en otros ámbitos hay un gran interés por tradiciones más consolidadas y casi ninguno por la nuestra. Más allá de eso (y en contra de todo), varias escritoras y escritores bolivianos están escribiendo libros notables que poco a poco van encontrando sus lectores.
—En uno de sus relatos, una joven empleada empieza a escribir un diario y lleva una vida secreta. Ya no se somete a lo que se espera de ella. Toma la palabra. Bolivia ha cambiado en los últimos años. Es como si se les hubiera abierto un hueco a los que estaban fuera del sistema. ¿Qué opina de lo que ha pasado, qué ha ido bien, qué ha ido mal?

Cuando escribo
sobre sexo busco ser
lo más directo posible,
me desentiendo de
cualquier pudor
 
—Sí, antes eran muy pocos los que podían hablar, y ahora son cada vez más. Pero quizá lo verdaderamente importante es que también ahora son cada vez más los que están dispuestos a oír a los otros. En ese sentido, pensando digamos en el país de mi infancia, esta es sin duda una Bolivia más inclusiva y más atenta a su diversidad, a sus herencias, a su complejidad. ¿Qué ha ido mal? Lo que siempre ha ido mal: las deplorables condiciones de vida de buena parte de la población, la corrupción generalizada, los distintos tipos de discriminación, la violencia institucional, el machismo, cierta voluntad de poder. Pero a mí, como escritor, me resulta más desafiante y revelador pensar estas grandes tensiones indirectamente, desde otro tipo de espacios menos visibles. La literatura que las confronta directamente a menudo termina siendo demasiado discursiva y sociológica, y de eso hemos tenido mucho en Bolivia. Esto no es una película del cineasta iraní Jafar Panahí resulta ejemplar en este sentido. Es implacable en la indagación de su país, la luz que arroja sobre Irán es fulminante, y él logra todo eso sin que su cámara salga nunca de ese apartamento en el que lleva años recluido.
—Nunca se sabe bien dónde suceden las cosas que pasan en sus historias.
—En los libros que he publicado hasta ahora ni Bolivia ni Cochabamba aparecen mencionadas, pero eso no significa que no escriba sobre ellas. Lo hago casi todo el tiempo pero, al igual que Panahí, presto más atención a lo que sucede dentro del apartamento que fuera de él, sabiendo sin embargo que lo que hay fuera influye decisivamente en lo que sucede dentro.
—Y, ahí dentro, el sexo es esencial.
—Me gusta ver cómo los personajes se transforman en la intimidad, qué son ahí, qué intentan ser. Los dormitorios me parecen espacios fascinantes y, mal que mal, de despiertos o dormidos, en ellos sucede parte importante de nuestras vidas. Cuando escribo sobre sexo, como cuando escribo sobre todo lo demás, busco ser lo más directo posible, me desentiendo de cualquier pudor, llamo a las cosas por su nombre. Si en muchas películas o en la televisión hay corte cuando los personajes empiezan a besarse, a mí me interesa explorar justamente eso que no se muestra, lo que se lleva el corte, aquello de lo que se ha prescindido.

Trabajar con la memoria y las emociones y la imaginación es un
oficio intenso y misterioso pero
también un poco idiota
 
Si fuera necesario hacer un retrato veloz de Hasbún a partir de algunas cosas que le gustan, habría que decir que ahora anda escuchando “a gente como Bill Callahan y Leonard Cohen y Bob Dylan y Willy Mason y Neil Young”, aunque reconoce que vuelve con frecuencia a su época grunge: “No hay mejor manera de viajar en el tiempo, de revivir a los muertos, de estar de nuevo ahí”. ¿Cine? “Hay muchos cineastas cuyas pelis no me canso de ver. La lista es larga, pero puedo mencionarle algunos: Cassavetes y Malick, Béla Tarr y Tsai Ming-Liang, el Godard de los sesenta y setenta, Jarmusch y su maestro Ozu, Lucrecia Martel, Kiarostami, Herzog, los hermanos Dardenne”. Por lo que toca a la literatura, anda leyendo Ragtime, de E. L. Doctorow. “Es una novela que a partir de varios personajes memorables (entre ellos Houdini) propone un retrato extraordinario de los Estados Unidos de principios del siglo XX”, apunta. “No sé quiénes me hayan influido, pero sí son muchos los escritores que admiro incondicionalmente: Coetzee, Onetti, Didion, Bolaño, Carver, Tavares, Ginzburg, Saer, Proust…”.

Conviene mencionar, en fin, una de sus últimas iniciativas, una revista digital: “Con Traviesa  queremos propiciar un espacio en el que los escritores compartan sus rutinas, su entendimiento de las cosas, sus diferencias, y también la memoria de sus infancias, algunos hallazgos inesperados, todo aquello que les resulta más grato o perturbador. Publicamos correspondencias, entrevistas, textos de no-ficción y antologías curadas por escritores invitados, y lo que genera la venta de estas se redistribuye entre los participantes. Ahora más que nunca, está claro que puede hacerse mucho con muy poco”.

¿Algún proyecto? “Tengo casi listo un nuevo libro de cuentos, que ando revisando desde hace algunos meses, y estoy empezando a escribir una nueva novela”. Dentro de poco se instalará en Toronto para terminar su tesis doctoral. Su tema: los diarios íntimos.

La literatura de Rodrigo Hasbún tiene una potencia extraña (“la escritura —trabajar con la memoria y las emociones y la imaginación— es un oficio intenso y misterioso pero también un poco idiota”, dice). Le gusta tocar las zonas más oscuras. Leerlo es como subir a esa “diligencia del abismo” a la que se refería Bernardo Soares, el heterónimo de Pessoa: un viaje al borde del precipicio. En ‘Carretera’, Hasbún escribe sobre su protagonista: “Se sintió cansado. Un cansancio que no se debía a la situación ni a la noche en la carretera, sino más bien a haber seguido siendo él mismo durante tanto tiempo”. De eso va su obra: de las fracturas personales, de las grietas, de las caídas.

Habrá que ir concluyendo: “Escribí ‘Carretera’ cuando tenía 23 años y, aunque esa fue para mí una época muy grata, sin duda ya sabía bien lo que era cansarse de uno mismo. Toño, el personaje del cuento, lo sabe aún más, después de tantos años dándole vueltas a los mismos recuerdos, al mismo amor terrible, a ese abandono forzado que lo ha marcado tanto. Pero hay algo liberador al final: logra asumir una distancia. Y esa quizá sea la mejor respuesta a nuestro cansancio, ¿no? Cuando hace falta, saber irnos de nosotros mismos y poder mirarnos (desde esa distancia) como a una cosa extraña, la cosa extraña que somos en el fondo”.


el dispensador dice:
la perspectiva se obtiene con la distancia,
también se la obtiene con la altura,
distintas visiones proporciona las llanuras,
el que navega en soledad atiende su cordura...

en el altiplano afecta la altura,
se debe respirar con mesura,
se deben extremar las lecturas,
no todo lo suave implica ternura...

las gentes andan en silencio,
miradas bajas, pasos lentos,
suelen andar contra los vientos,
se los ve esperar... separado del tiempo...

no se observan cansancios,
ni pérdidas de alientos,
hay sapiencias escondidas,
sabidurías de salares y desiertos...

se escucha referirse a Bolivia,
escondiendo ciertos desprecios,
occidente proporciona oportunismos,
atropellando sentimientos...
pero el altiplano se caracteriza por los silencios...

no es bueno andar de turistas,
cada observación lleva su tiempo,
los ojos se acomodan,
según la luz que prodiga el firmamento...

a veces hay que mirar, sin verlo,
a veces hay que entender... que domina lo incierto...
a veces es necesario transitar despojados de sentidos,
otras tantas hay que hacerlo liberado de sentimientos...

para cualquier ángulo de la circunstancia,
es prudente ser abierto,
abierto de alma, abierto de espíritu,
ir por la vida comprendiendo...

cuando llegas al altiplano,
nada es como lo has pensado,
nada coincide con los pensamientos,
los saberes persisten... aún flotando en el tiempo...

a medida que les he ido conociendo,
honro a las culturas del silencio,
saben de sales, saben de arenas,
saben de aguas y fuentes... como ningún soberbio...

allí descubrí que las piedras hablan,
allí descubrí que las sales conversan,
allí descubrí que no importa la pobreza,
cuando el alma se viste de riquezas...

claro está,
cuando se baja se respiran tristezas,
los humanos andan apurados de urgencias,
tanto que viven penando entre inclemencias...

por eso... ya no desciendo...
descubro que hay mucha letra tras los silencios,
todo va rápido, aunque parezca lento,
hay un valor agregado entre los escondidos sentimientos...

por ello reitero,
ya no desciendo...
hay locuras allá abajo,
que no permiten soñar... que mantienen despierto...

es necesario repensar,
los sentidos de lo "incierto".
AGOSTO 18, 2013.-

definiciones 1:
  • el sexo no redime, mucho menos salva...
  • la familia es tal cuando la prioridad se concentra en los afectos genuinos...
  • la escritura traduce, cuando se sustenta en la calidad creativa, los valores del alma...

definiciones 2:
  • el sexo no es expresión de amor, puede contenerlo, pero no necesariamente lo traduce...
  • la familia es una circunstancia que revela convergencias momentáneas, efímeras por excelencia...
  • la escritura revela los valores del espíritu, del mismo modo que la pintura lo hace, que la música lo hace, que la escultura lo hace, que cualquier forma de arte lo hace...
definiciones 3:
  • el sexo puede enaltecer las coincidencias... también puede revelar las peores ausencias...
  • la familia suele ser una libreta, para que no lo sea, son imprescindibles las "entregas"...
  • la escritura no sólo es letra... es una definitiva señal de existencia...
definiciones 4:
  • el sexo puede ser abismo... también puede ser un encuentro con uno mismo...
  • la familia puede ser una señal de esclavitudes compartidas y mentidas...
  • la escritura puede ser un desfiladero que conduce a la vida...
conclusión: lo bueno del altiplano, es que los mañanas no existen.

RUEDAS LITERARIAS ▲ Vidas y muertes ciclistas | Cultura | EL PAÍS

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Vidas y muertes ciclistas | Cultura | EL PAÍS



IDA Y VUELTA

Vidas y muertes ciclistas

Las bicicletas son para el verano, pero no tienen defensa contra la barbarie


La bicicleta siempre ha sido una máquina literaria. / Cristóbal Manuel

La bicicleta es una máquina tan literaria que cuando estaba casi recién inventada ya empezó a circular por las novelas. Leyendo este verano Misericordia he descubierto algo que no recordaba de esa novela asombrosa, que se publicó en 1897: uno de los personajes alquila una bicicleta para ir de Madrid a El Pardo. En el Madrid de arrabales macabros y personajes desgarrados que Valle-Inclán aprendió a mirar y a escuchar gracias a Galdós —dándole el pago ingrato que aún se le sigue celebrando— esa bicicleta insospechada es un sobresalto ágil de vida moderna en medio del atraso, el oscurantismo, la injusticia cruda y el pobreterío. Uno quisiera saber algún detalle más sobre ella, y se la imagina elevada y veloz, democrática, futurista, circulando entre carretones lentos, entre jinetes arrogantes y coches de caballos de la aristocracia. Marcel Proust sentía debilidad por todas las formas de transporte moderno, en particular los automóviles y los aeroplanos, pero cuando quiso contar la visión primera de las “muchachas en flor” que deslumbran a un adolescente en la claridad de un paseo marítimo las describió montadas en bicicletas, avanzando en bandadas con tules blancos y esos vestidos deportivos libres de perifollos barrocos y agobios de corsés que el hábito del ciclismo permitió a las mujeres en el cambio de siglo. H. G. Wells observó que cada vez que veía a un adulto subido en una bicicleta crecía su confianza en la posibilidad de un mundo mejor. Casi no hay adulto más difícil de imaginar en bicicleta que Henry James, tan estirado siempre en sus retratos, pero hay constancia de que intentó aprender a montarla, aunque con consecuencias desastrosas. Se lanzó por un camino rural y perdió el control de su bicicleta, atropellando, aunque no gravemente, a una niña que jugaba a la puerta de una granja. Que esa niña llegara a ser de mayor Agatha Christie es uno de esos grandes azares que a los aficionados a la literatura y al ciclismo nos maravillarán siempre.

La bicicleta es una máquina silenciosa
y perfecta, tan práctica que uno se asombra
de que también sea
tan poética
Al Ramón Casas le gustaba sugerir un erotismo moderno de mujeres ciclistas, mujeres en automóviles, mujeres fumadoras de cigarrillos. En uno de los mejores cuentos escritos en español, y también uno de los más tristes, La cara de la desgracia, Juan Carlos Onetti recobra de Proust el motivo del veraneo y de la muchacha ciclista. Pero quien la mira pasar desde un balcón es un hombre desolado que gracias a ella revive, deshaciéndose de deseo y ternura. Una figura en bicicleta es pasajera, pero no tan rápida que sea también fugaz. La vertical necesaria favorece el perfil. El ritmo del pedaleo resalta la belleza de las piernas.

Pero la cumbre del arte inspirado o alentado en torno a las bicicletas es quizás un corto de François Truffaut de 1957, Les mistons, un poema visual de 17 minutos que consiste sobre todo en largos planos sinuosos de una mujer muy joven, la actriz Bernadette Lafont, pedaleando descalza en una bicicleta, las piernas desnudas, el pelo y la tela del vestido liviano agitados por la brisa de la velocidad.

La bicicleta es una máquina silenciosa y perfecta, como un velero, tan práctica que uno se asombra de que también sea tan poética. Las bicicletas son para el verano, le dice un padre a su hijo adolescente en esa comedia triste en la que Fernando Fernán-Gómez puso lo mejor de su talento y lo más verdadero de su memoria y de su imaginación, el infortunio de crecer en una ciudad en guerra y la añoranza de un padre que era más entero y más noble porque en el caso de Fernando era un padre inventado. El verano puede ser un modesto paraíso para los aficionados a las bicicletas, sobre todo para los ciclistas de ciudad que lidian con el tráfico de los días laborables, más todavía en las ciudades españolas, que con dos o tres excepciones son tan hostiles no sólo para el que se atreve a ir en bici, sino para cualquiera que aspira a ejercer el derecho soberano y saludable a caminar de un sitio a otro.

Cuesta adaptarse a la agresividad crispada de tantos conductores en España. Hay que estar más alerta, a la defensiva
Y también, desde luego, para los débiles, los lentos, los distraídos, los abuelos. Cuando se vuelve de países con tráfico más civilizado cuesta adaptarse a la agresividad crispada de tantos conductores en España. Nueva York no es precisamente Ámsterdam ni Copenhague en las facilidades que ofrece para moverse con seguridad en bicicleta, pero cuando yo vengo de Nueva York a Madrid y salgo con la mía noto que se me impone un cambio instintivo de actitud. Hay que estar mucho más alerta, más a la defensiva, vigilando siempre acelerones bruscos; hay que acostumbrarse a que la visible fragilidad de uno raramente le hará recibir alguna deferencia; incluso hay conductores que se vuelven más agresivos precisamente porque uno es frágil: como si se despertara en ellos esa impaciencia bronca del que da un acelerón en un paso de peatones, o deja cruzar a quien va despacio conteniendo el impulso del motor como si apretara los dientes, como si caminar lentamente fuera una ofensa que mereciera desprecio y en ocasiones castigo.

A las siete de la mañana, a la hora de la fresca, en ese silencio de las calles anchas y vacías en el que uno puede ir en bici como si planeara en un ultraligero, también puede ocurrir el espanto. Las bicicletas son para el verano, para el ejercicio saludable y la movilidad sin emisiones tóxicas, pero no tienen defensa contra la barbarie. Las bicicletas son para pasear holgazanamente, pero también para ir a diario al trabajo. Óscar Fernández Pérez, un camarero de 37 años, iba al suyo en Madrid el miércoles 6 de agosto cuando fue arrollado por un conductor que se dio a la fuga y lo dejó agonizando en la calle. Óscar Fernández Pérez está muerto y el malnacido que lo mató no tiene gran motivo de preocupación. En 2012 lo detuvieron por conducir borracho de forma “negligente y temeraria” y le retiraron el carnet. Pero en febrero de este año lo habían vuelto a detener conduciendo y el único castigo fue una ampliación en la retirada inútil del carnet. Con un historial así, y habiendo huido después de atropellar mortalmente a un ciclista, cabría esperar que la justicia lo tratara con algo de rigor. Pero en nuestro país las leyes y el sistema judicial protegen casi siempre a los poderosos contra los débiles, a los corruptos contra los honrados, a los bárbaros contra las personas apacibles, a los conductores contra los ciclistas y los caminantes. El golpe que mató a Óscar Fernández Pérez fue tan fuerte que su bicicleta despedazada quedó a 15 metros de su cuerpo, pero el juez ha considerado que el conductor sin carnet que lo atropelló y no tuvo ni la compasión de parar y ayudarle merece quedar en libertad con cargos, después de declarar. El único delito que su señoría ha apreciado es homicidio por imprudencia. La pena por acabar así con una vida va de uno a cuatro años. José Javier Fernández Pérez, hermano de Óscar, lo ha resumido mejor que nadie, con unas pocas palabras verdaderas: “La justicia es una mierda. Matar sale muy barato en este país”.
www.antoniomuñozmolina.es


el dispensador dice:
ruedas friccionando los suelos,
vientos acariciando los rostros,
pedales, cadenas, 
pendientes, esfuerzos,
satisfacción de estar solo...

vueltas y vueltas,
el pensamiento es redondo,
ideas en el fondo,
liberado del entorno,
todo se limita a un contorno,
mirar hacia adelante, hacer oídos sordos...

la ciencia de estar solo,
encontrarse a uno mismo,
pedaleando... haciendo un rollo,
el destino es un embrollo,
el futuro es un mar lleno de escollos...

luego de conocer a los humanos,
prefieres andar solo,
pedaleando por la vida,
liberado de ataduras,
se va descubriendo el meollo,
no es bueno cortar pimpollos,
nadie reposa su consciencia en un repollo...

viento en la cara,
silencios criollos,
se despliega el pensamiento,
sentidos en desarrollo, 
está naciendo la idea,
arrecifes, soledad y escollos...

que nunca termine el momento,
pedaleando se escalan los tiempos,
en la mente se va escribiendo,
el intrincado argumento,
confluencia de pensamientos...

se van armando las páginas,
unas tras otras, comedias y dramas,
sonrisas descalzas,
cuando te quieres acordar,
es la vida que te atropella y pasa.
AGOSTO 18, 2013.-

CÓDIGOS DE VIDA

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El 20 de diciembre de 1943, despegaba del campo de aviación RAF Kimbolton (Inglaterra) el bombardero B-17, llamado Ye Olde Pub, de la United States Air Force (USAF) con la misión de bombardear una fábrica de aviones en Bremen (Alemania). La tripulación de la aeronave estaba compuesta por Bertrand O.Coulombe, Alex Yelesanko, Richard A. Pechout, Lloyd H. Jennings, Hugh S. Eckenrode, Samuel W. Blackford, Spencer G. Lucas, Albert Sadok, Robert M. Andrews y al frente de todos ellos el joven teniente Charles L. Brown. 


cid:1.2111541538@web171406.mail.ir2.yahoo.com


Tripulación del Ye Olde Pub.
Consiguieron realizar la misión pero a un alto precio… el artillero de cola había muerto y 6 tripulantes más estaban heridos, el morro estaba dañado, dos motores fueron alcanzados y de los dos restantes sólo uno tenía suficiente potencia, el fuselaje estaba seriamente dañado por los impactos de las batería antiaéreas y los cazas alemanes, incluso el piloto Charlie Brown llegó a perder la consciencia momentáneamente. Cuando Charlie despertó consiguió estabilizar el avión y ordenó que se atendiese a los heridos.

cid:2.2111541538@web171406.mail.ir2.yahoo.com


Cuando pensaba que bastante tendrían con mantener la aeronave en el aire, llegó lo peor… un caza alemán en la cola. Todos pensaron que ya había llegado su momento, pero el caza en lugar de disparar se puso en paralelo del bombardero. Charlie giró la cabeza y vio cómo el piloto alemán le hacia gestos con las manos. Así se mantuvo durante unos instantes, hasta que el teniente ordenó a uno de sus hombres subir a la torreta de la ametralladora… pero antes de poder cumplir la orden, el alemán miró a los ojos a Charlie le hizo un gesto con la mano y se marchó. A duras penas, y tras recorrer 250 millas, Ye Olde Pub consiguió aterrizar en Norfolk (Inglaterra). Charlie contó a sus superiores lo ocurrido pero éstos decidieron ocultar aquel acto de humanidad. Pero el teniente no lo olvidó… ¿Por qué no los había derribado?

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En 1987, 44 años después de aquel suceso, Charie comenzó a buscar al hombre que les había perdonado la vida a pesar de no saber nada de él y, mucho menos, si todavía estaba vivo. Puso un anuncio en una publicación de pilotos de combate:

Estoy buscando el hombre que me salvó la vida el 20 de diciembre de 1943.

Desde Vancouver (Canadá), alguien se puso en contacto con él… era Franz Stigler. Después de cruzar varias cartas y llamadas de teléfono, en 1990 lograron reunirse.

Fue como encontrarse con un hermano que no veías desde hace 40 años

Tras varios abrazos y alguna que otra lágrima, Chrarlie le preguntó a Franz: ¿Por qué no nos derribaste?


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Franz le explicó que cuando se puso en su cola y los tenía en el punto de mira para disparar, sólo vio una avión que a duras penas se mantenía en el aire, sin defensas y con la tripulación malherida… no había ningún honor en derribar aquella aeronave, era como abatir a un paracaidista. Franz había servido en África a las órdenes del teniente Gustav Roedel, un caballero del aire, que les inculcó la idea de que para sobrevivir moralmente a una guerra se debía combatir con honor y humanidad; de no ser así, no serían capaces de vivir consigo mismos el resto de sus días. Aquel código no escrito les salvó la vida. Trató de guiarlos para sacarlos de allí, pero tuvo que desistir cuando se acercaban a una torre de control alemana; si hubiesen descubierto a Franz habría supuesto la pena de muerte.

Durante varios años compartieron sus vidas y en 2008, con seis meses de diferencia, fallecieron de sendos ataques al corazón. Franz Stigler tenía 92 años y Charlie Brown 87
.


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el dispensador dice:
la vida es una eterna escuela,
venimos una y otra vez,
hasta aprender las lecciones,
hasta entender que somos mucho más que simples corazones...
no hay escuelas para aprender a vivir,
no hay universidades que enseñen a vivir,
aprendes a nacer, naciendo...
aprendes a vivir, viviendo...
aprendes a madurar, envejeciendo...
aprendes a aprender, muriendo...
vienes y te vas... llegas y ya te estás yendo...
desconociendo el futuro,
desconociendo el momento...
no hay escuelas para aprender a ser hijo,
no hay universidades que enseñen a ser padre,
simplemente cumples un rol,
tomas tu estandarte y lo haces farol,
o tal vez... te niegas a ti mismo...
desafinando tu propia canción,
aduciendo razones de corazón,
que no son más que argumentos de negación...
por ello, son necesarios los códigos,
el respeto por la calidad de persona del prójimo,
el dar lugar para que el otro pueda ser... tanto como uno mismo...
porque no puedes respetar al otro,
si antes no te respetas a ti mismo...
para lo cual hay que enaltecer los sentidos,
tomar la oportunidad, prescidiendo del oportunismo,
ya que tomar ventaja del herido,
es terminar uno mismo consumido...

todos somos personas,
humanos y no humanos,
sentidos de manos,
sentidos de abrazos,
creemos en los triunfos,
pero sólo aprobamos los fracasos...
sólo con códigos... en esta vida, aprobamos.
AGOSTO 18, 2013.-
gracias Miguel Ángel Aquim... Santiago del Estero/Córdoba,
gracias por los códigos que enaltecen los sentidos de la amistad.

CORNISA ► Excesos veraniegos

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Excesos veraniegos
El Cultural

Excesos veraniegos

Recorridos por un verano de arte IV: cornisa cantábrica

PAULA ACHIAGA | Publicado el 19/08/2013

De Galicia a San Sebastián, la costa del cantábrico ofrece este verano un gran número de exposiciones. El MARCO de Vigo, el CGAC y el Museo Unión Fenosa en La Coruña, la Fundación Botín en Santander, LABoral en Gijón o Guggenheim en Bilbao aglutinan gran parte de las exposiciones del verano.




Fotografía de Larry Fink en el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa e La Coruña .

Empezamos este último recorrido por el arte peninsular en el MARCO de Vigo. Allí la exposición de la venezolana Patricia Esquivias ocupa la primera planta del centro. Vídeos y material documental siempre apoyados en la narración que toma forma en Todas las tradiciones son inventadas. Destaca la pieza Folklore III, que une Galicia con el territorio colonial mexicano conocido como Nueva Galicia.

Segunda parada gallega: Santiago de Compostela. El CGAC nos descubre este verano la figura de Ricardo Basbaum (Sao Paulo, 1961). Se trata de la primera retrospectiva en España de un artista que ha pasado con éxito por la última Bienal de Sao Paulo (2012) y por la Documenta 12 de Kassel. Descubrimos aquí todo un pensamiento artístico y conceptual basado en sus Diagramas. Junto a Basbaum, Víctor Grippo (1936-2002), fundamental en el panorama argentino, y el londinense Graham Gussin (1960) completan la oferta del centro compostelano.

Ya en La Coruña, en el Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa, hasta el 3 de noviembre puede verse Ansel Kiefer. Un maestro de la pintura que comparte espacio con las fotografías de Larry Fink (Nueva York, 1941) reunidas en Body and Soul: cinco décadas de trayectoria de este maestro del reportaje social, colaborador habitual de Vanity Fair y The New Yorker, y que lo mismo retrata a estrellas de Hollywood que a gente de la calle, eso sí, siempre en blanco y negro.

Sin salir todavía de La Coruña, en la Fundación Luis Seoane, art_port_art reúne un centenar de obras pertenecientes a la Colección AENA. Las pinturas de Campano, Broto, Sicilia, Gordillo o Uslé, las esculturas de Manolo Paz, Plensa o Miquel Navarro y los vídeos de Ballester y Tim White-Sobieski, hacen que la visita merezca la pena.




Luis Gordillo: Corona de espinacas, 1996. De la Colección AENA en la Fundación Luis Seoane de La Coruña .

Ribadeo, Navia, Luarca, Cudillero… Un paraje perfecto que nos lleva directos al Centro Niemeyer de Avilés donde nos esperan los Detalles invisibles de Pablo Pérez-Mínguez. 80 fotografías del premio Nacional de Fotografía 2006 y figura fundamental de la fotografía española durante la Movida. Y ya LABoral de Gijón, Karlos Gil muestra en The Moon Museum el interesante proyecto ganador de la Beca de producción DKV.

Ribadesella, Llanes, Comillas, Santillana… El viaje a nuestra siguiente parada tampoco tiene desperdicio. En Santander, La Fundación Botín nos acerca El arte en la época de Altamira, una exposición con piezas del British Museum, 68 en total de entre 22.000 y 12.000 años de antigüedad. En el Museo Barjola, la Colección de Dibujos DKV (ojo, termina el 18 de agosto) y en el MAS la de la galerista Soledad Lorenzo -37 obras de los habituales de su galería-, aseguran el atractivo de la visita artística a Santander que este año se ha volcado con el arte contemporáneo y, además de la feria Artesantander, ha organizado en la Universidad Menéndez Pelayo unos interesantes encuentros sobre coleccionismo.

Barroquismo en Bilbao

Y llegamos así a uno de los mayores atractivos turísticos de la zona: el Guggenheim de Bilbao que para este verano ha elegido el Barroco exuberante: de Cattelan a Zurbarán para recorrer varios siglos de arte excesivo. Pinturas barrocas y obras contemporáneas que demuestran que lo sensual, lo grotesco o lo burlesco no están tan distantes como el tiempo trascurrido entre una obra y otra. Cindy Sherman, Juergen Teller, Cristina Lucas o Urs Fischer frente a Juan de Arellano, Jacob Jordaens, José de Ribera o David Teniers.



Detalle de Paraíso XVII / Mona Lisa (Charlotte Rampling, Raquel Zimmermann), 2009, de Juergen Teller, en el Guggenheim Bilbao .

Y todavía puede verse en el edificio de Frank Gehry Arte en guerra. Francia, 1938-1947: De Picasso a Dubuffet, con más de 500 obras realizadas por un centenar de artistas. Patrocinada por la Fundación BBVA, puede verse hasta el 8 de septiembre. Igual que la muestra que encontramos en La Alhondiga sobre el papel del artista como catalizador de ideas, a través del arte y las nuevas tecnologías. Se trata de Artist as Catalysts, realizada en colaboración con Ars Electronica Center de Linz (Austria), uno de los más importantes de arte electrónico.

Ya en San Sebastián, en el Koldo Mitxelena, bajo el título Historias incomparables, reúne piezas de artistas como Alex Reynolds, Yael Bartana y Marine Hugonier para conmemorar el aniversario de la expulsión de los franceses de la cuidad en agosto de 1813 y ara demostrar que la propia Historia es una interpretación.

Acabamos este viaje en Vitoria donde el Artium siempre tiene algo que merece la pena la visita. Este verano, No tocar, por favor, comisariada por José Luis Marzo, cuestiona el propio museo. En la misma Sala Norte del centro, Iñaki Larrimbe reflexiona sobre el fenómeno del turismo cultural en . Ambas hasta el 1 de septiembre.


Feria de Iñaki Larrimbe en Artim de Vitoria.

 

el dispensador dice: mientras camino por la cornisa, observo un valle extenso, y al otro lado una cadena de montañas en todo su esplendor... gigantesca quebrada... dantesca mirada... desde la cornisa atrapada... delante el abismo, detrás la montaña, rocas juntas, rocas pegadas, rocas sueltas, deidades guardadas... no puedes creer la distancia, abajo hay humanos, gentes viviendo en las distancias, gentes que transitan propias circunstancias, sin atender el día, sin siquiera ser testigos de sus propios mañanas... raro estar arriba, en la ladera de la montaña, sin cuerdas y sin clavos, apenas sostenido por el aire que funciona a modo de estaca... alrededor no hay nadie, estar solo con la propia mañana, mirando lejos, como quien aprecia su gracia... aparecen figuras extrañas, rostros que no se empañan, que miran sin tener ojos, que hablan sin decir palabra, que respiran haciendo vibrar sus almas, parecen piedras, pero sólo son circunstancias... desaparecerán en cuanto me vaya... todo es distinto cuando se loa aprecia desde la distancia... estoy en la cornisa, y debajo no hay nada... alguna piedra se desprende recorriendo un vacío que atrapa... hay que saber leer la vida para comprender por qué las cosas pasan... hay mensajes que llegan sin siquiera dejar traza... hallo una runa esperando, apenas la veo me abraza... dice: "sos el primero, que se llega hasta esta plaza"... y sigue: "aquí nadie se atreve, el abismo captura y atrapa"... "se nota que sabes de alturas, mejor dicho, de aquello que la vida regala"... y entonces le respondo, sin estar sorprendido: "he llegado hasta aquí siguiendo a mi gracia... aquí al lado está mi ángel... allá la consciencia que me habla... sólo transito mi tiempo, sin capturar mis mañanas... en realidad debo decirte, que camino por la vida sin esperar nada... lo que llega, llega, lo que no, simplemente no pasa". Desde la cornisa se puede disfrutar del universo, del espacio, de las distancias... por ello vengo seguido... porque se ha prendado mi alma. Amo este espacio... porque es parte de mi gracia... nunca he creído en los excesos, porque gastan a cuenta de otros karmas... soy un agradecido de la vida, y en estas alturas no llevo mochila, no llevo nada, todo lo que necesito, eso está en mi alma. AGOSTO 19, 2013.-

 

JUAN SALVO ► El cómic llega a la enseñanza superior

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El cómic llega a la enseñanza superior

El Cultural

i Con i ofrece a el próximo curso el primer máster en novela gráfica de España, que se impartirá en la Casa del Lector en Matadero.

El cómic llega a la enseñanza superior

La Casa del Lector acogerá el primer máster de novela gráfica de España, con profesores como Max, Antonio Altarriba, Paco Roca, Javier Olivares...

MARTA CABALLERO | Publicado el 19/08/2013

El estudio del cómic en España es una página por escribir. A pesar del esfuerzo de profesionales de los tebeos y de su análisis, se trata de un arte que no ha logrado cruzar todavía todos umbrales académicos. En la Universidad, por lo general, ni se enseña cómic ni se enseña a dibujarlo. Y apenas se lee. Hasta la fecha, sólo algunas academias se han dedicado a impartir lecciones sobre cómo diseñar una viñeta o cómo aplicar un sombreado, cursos más orientados a la práctica en el dibujo que al proceso artístico en general. Era cuestión de tiempo que las miras por fin se abrieran en este campo, sobre todo ahora que la lectura de estas obras se ha desprejuiciado. Un indicador del avance vivido estos años es la aparición del primer master en novela gráfica que se imparte en España. Lo oferta la escuela i Con i, que lleva años estudiando el dibujo como herramienta para la comunicación y que ya ofrece un master en álbum ilustrado.

En esta ocasión, atendiendo al proceso de transformación del sector y en concreto en una de sus expresiones más ambiciosas e innovadoras, la novela gráfica, ofrecerán a los alumnos, que podrán matricularse en septiembre, la posibilidad de crear obra de estas características de la mano de distintos especialistas y mentores que les ayudarán a resolver las dificultades que hallen durante el camino que discurre desde la concepción de la idea a las posibilidades de promoción y edición. Entre los profesores invitados hay nombres como Antonio Altarriba, Paco Roca, Max y Javier Olivares.

El ilustrador Javier Olivares, que impartirá asignaturas de puesta en página, de aquello que está entre la planificación y el dibujo, dotará a sus clases de ejercicios de narrativa, relación entre viñetas, rótulos, bocadillos... "He impartido bastantes talleres de historieta y también he sido profesor en Máster de Libro Ilustrado. Esto, más que como una moda, se entiende contemplando la nueva realidad del cómic, que ha salido del gueto de la nostalgia, del público infantil...", sostiene. Aunque desconoce el dibujante si el nuevo panorama permitirá la consolidación de una formación reglada: "En España cuesta mucho, pero la verdad es que cualquiera puede leer tebeos hoy, el público se ha desacomplejado y los autores trabajan ya para todo tipo de lectores".

Preguntado por el eterno planteamiento de si el arte puede enseñarse o no, Olivares resuelve: "Es un debate de toda la vida. El arte quizás no se enseñe pero este tipo de planes ponen al estudiante en contacto con las herramientas. Además, ya no necesitas tener una patente de corso para dibujar. Así como la historieta abarca más temas, el dibujo se ha desacomplejado, los lectores aceptan gráficas diferentes. Según mi experiencia, muchas veces el que mejor dibuja no es el que mejor cuenta". Para este artista no existe diferencia entre un master reglado y el aprendizaje autodidacta que antaño un podía realizar a partir del arte de otros dibujantes o de la simple lectura de tebeos. "El éxito ya depende de tus habilidades, tu forma de contar una historia... pero cómo funciona una historieta es algo que perfectamente se puede enseñar". Además, concluye, lo más interesante de la iniciativa es el hecho de que se pueda compartir conocimiento.

Por su parte, Antonio Altarriba, Premio Nacional de Cómic por El arte de volar y un veterano también en su enseñanza, considera que esta nueva alternativa de estudio es la consecuencia lógica de una especie de reconocimiento de una forma de expresión que es muy vieja pero que en los últimos años "ha desarrollado de manera sorprendente el potencial narrativo que escondía y que unos pocos conocíamos desde pequeños". Para él, el nuevo concepto de la novela gráfica ha traído consigo obras que interesan a un público más cultivado y exigente, cuestión que quizás logre que su enseñanza se instale, como sucede en Estados Unidos y Francia, en los niveles superiores de la educación. "Siempre he perseguido que el cómic accediera a una dignidad universitaria y finalmente va a producirse gracias a esta explosión. Yo doy clases en bibliotecas públicas porque en la universidad no me han dejado meterlo, pero ahora tenemos un catálogo de obras muy importante, muy original. Un máster como este puede ser una de las vías para llevarlo a la universidad", celebra Altarriba, que también observa cómo en las lecturas de tesis a las que asiste como tribunal se están redactando trabajos muy serios relacionados con el tema: "Me da la sensación de que vamos a tener una nueva generación de teóricos", adelanta.

Además, continúa, tiene mucha curiosidad por los resultados del máster: "Tenemos un equipo sólido y un programa bastante bien articulado, porque el cómic es una encrucijada que bebe de muchas disciplinas. Yo me encargaré de la parte de guión, normalmente poco contemplada en todas las formas de expresión audiovisuales, pero que es el punto de partida. El campo de posibilidades expresivas del guión en el cómic es muy diferente". Del mismo modo, prosigue, el futuro historietista tiene que acostumbrarse a leer la viñeta y a averiguar cómo darle un tono, cómo reforzar una idea... Este es un medio que requiere ingenio, voluntad y agilidad pero, por suerte, no exige grandes presupuestos. El problema es que al no haber una formación reglada hay un periodo de aprendizaje difuso de gente que proviene de Bellas Artes o Ciencias de la Información, muchos autodidactas, que tienen que hacer su propia escuela e ir esperando a ver si pueden profesionalizarse", lamenta Altarriba.

Lo que esperan es que este máster, una propuesta seria y de ánimo totalizador y que contempla desplazamientos a Angulema o conocimientos en torno a cuestiones como los derechos de autor, pueda empezar a poner a España a la altura de otros países en esta materia. Y concluye: "He dado clases en Francia y veo que no sólo la formación en sí es importante. El hecho de poner en contacto a autores, de crear un ambiente de grupo, es lo que hará que surjan nuevos dibujantes, futuras colaboraciones...". 



el dispensador dice:
ecos de Juan Salvo,
páginas de un Eternauta,
ecos de sentimientos,
ecos de Mafalda,
sabidurías eternas,
Inodoro Pereyra llama,
páginas en llamas,
el cómic es mucho más que una página,
es mucho más que una trama,
es un descanso,
un parate que abre la mente,
disparándola hacia un posible mañana...

no puedes aprender,
nadie te puede enseñar,
aquello que vibra en tu alma...
sólo debes desplegarlo,
hacerlo talento navegando,
por eso que llaman "gracia".
AGOSTO 19, 2013.- 

MINIATURAS ▲ ¿Y el tesoro de miniaturas? | Cultura | EL PAÍS

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¿Y el tesoro de miniaturas? | Cultura | EL PAÍS

¿Y el tesoro de miniaturas?

Julio Muñoz Ramonet poseía una de las mejores colecciones de Europa en pequeño formato

El conjunto fue sacado en los 90 del palacete dentro de una caja fuerte



Entrada al palacio de la calle Muntaner legado por Julio Muñoz Ramonet. / gianluca battista

No se ha escrito aún el último capítulo sobre la historia de la herencia legada a Barcelona por el industrial textil y promotor inmobiliario Julio Muñoz Ramonet en mayo de 1991. Tras un largo pleito de más de dos décadas entre las cuatro hijas y el Ayuntamiento de la ciudad por el palacete de la calle Muntaner, el consistorio consiguió el pasado 25 de julio acceder por primera vez al interior del edificio. Echaron en falta muchas cosas, y en especial la colección de arte, valorada en decenas de millones de euros. Los grecos, zurbaranes, rembrandts, botticellis y velázquez no estaban allí. Lo que ignoraban entonces los operarios, con Jaume Ciurana, concejal de Cultura, a la cabeza, es que ese no era el único tesoro en paradero desconocido. Tampoco consta el destino de la extraordinaria colección de miniaturas que Muñoz Ramonet conservó en vida.

En los inventarios de 1968, 1998 y 2005, usados por el consistorio barcelonés para calibrar su herencia, no aparecen todas las obras que formaban parte del legado. Pese a su minuciosidad (describe las esculturas, el color de las alfombras, cómo son las cortinas, el número de piezas que forman las vajillas o la ropa de cama conservada en cómodas y armarios) en ningún momento se mencionan las valiosas miniaturas.

En la colección que Rómulo Bosch Catarineu dejó en 1934 como aval de un préstamo concedido a su empresa Unión Industrial Algodonera (y que acabó en manos de Muñoz Ramonet cuando este compró la compañía), aparte de las pinturas destaca una colección de piezas en pequeño formato que Bosch había comenzado a adquirir en 1923 y que llegó a superar el millar de obras. En 1936, el padre de la museología catalana, Joaquim Folch i Torres, calificó esta colección, depositada en el Museo de Artes Decorativas de Pedralbes en calidad de aval bancario del préstamo, como “una de las más importantes de Europa de esta especialidad”.

Su valor económico era enorme. En una de las muchas tasaciones de la colección completa, fechada el 16 de enero de 1958, el conjunto de miniaturas, por entonces formada por 1.181 piezas, tenía un valor de 23,7 millones de pesetas, mayor que el dado entonces a las pinturas al óleo (22,2 millones), a los retablos y tallas (15,7) y a los enormes tapices (1,7 millones).


Llevan la firma de pintores como El Greco, Goya, Velázquez, Sánchez Coello, Pantoja de la Cruz, Mengs o el francés Jacques Augustin

Esas miniaturas, retratos realizados sobre marfil o cobre, creados con la misión de mantener vivo el recuerdo de los seres queridos y se contemplaban en la intimidad, se dividían en su mayor parte entre ejemplos de la escuela española —499 piezas— y la francesa (410; consideradas las de mayor valor). La colección estaba formada, además, por obras de las escuelas inglesa (171), italiana (32), alemana (22), flamenca (18), suiza, holandesa y rusa (5 cada una), así como polaca (3), portuguesa (2) y un raro ejemplo llegado de Suecia.

Muchas de ellas son anónimas, aunque algunas llevan la firma de pintores como El Greco, Goya, Velázquez, Sánchez Coello, Pantoja de la Cruz, Mengs o el francés Jacques Augustin, considerado uno de los maestros de la disciplina.

Este diario ha tenido acceso a una relación de octubre de 1976 en la que aparecen inventariadas un total de 258 piezas. El listado, en el que se describe la figura representada, el soporte, la forma y la medida de cada una de estas obras, aparece titulado como Relación de miniaturas existentes en Porvenir, en referencia a una caja fuerte situada en la vivienda aneja al palacete de la calle Muntaner. Una casa que también ha sido heredada por la ciudad.

Pero, ¿dónde están esas miniaturas que por no constar en ningún inventario no pueden ser reclamadas por el consistorio barcelonés a partir de documentación alguna?

Cronología

1991. Fallece Julio Muñoz Ramonet en Suiza, a los 79 años.
1995. EL PÁIS hace pública la existencia del legado a la ciudad de Barcelona que las hijas ocultaron. Se constituye la Fundación Muñoz Ramonet.
2001.La justicia suiza avala el testamento en alemán que las hijas impugnaron.
2007, 2009 y 2012. Tres sentencias confirman que el legado pertenece a la ciudad.
2012. El Constitucional desestima una aclaración a la última sentencia del Supremo.
2013. El 25 de julio el Ayuntamiento recibe las llaves y accede por primera vez al interior del palacete, 23 años después de haberlo heredado.

Las primeras relaciones de obras pertenecientes a la colección Muñoz Ramonet se hicieron con motivo de las distintas compraventas y transacciones realizadas por el industrial entre los activos de unas y otras firmas de su entramado empresarial. Es el caso de un inventario de 1968. Entonces, Muñoz Ramonet se vendió a sí mismo la colección de Inmobiliaria Alós, que pasó a formar parte del patrimonio de otra de sus empresas, Culturarte.

Las miniaturas escaparon a la luz y los taquígrafos de esos inventarios porque, tal y como recoge la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona de 2007, la segunda de las tres que dan la razón al Ayuntamiento de la ciudad condal, había obras de arte, objetos de valor, joyas y bienes propiedad privada del industrial. No estaban por tanto adscritas a ninguna empresa y no constaban en las relaciones de bienes. Entre esas obras están las miniaturas.

En un inventario de 1998, que partió de una decisión judicial, se menciona que en el primer piso, en el despacho que perteneció a Muñoz Ramonet, se conserva en el interior de uno de los armarios empotrados “una caja fuerte abierta y vacía marca Fichet”. Se trata de la caja de color verde donde el empresario guardaba todos sus documentos. No hay rastro de otra caja fuerte situada en el sótano del edificio anexo de la calle de Porvenir donde estaban depositadas parte de la colección de miniaturas, joyas y dinero en metálico.

Que las miniaturas estaban en el interior del palacete cuando Muñoz Ramonet falleció en mayo de 1991, y por lo tanto son parte del legado que ahora pertenece a la ciudad, lo demuestra una factura emitida cuatro meses después de su fallecimiento, el 19 de septiembre de 1991. En ella, una empresa de construcciones situada en la calle Rogent de Barcelona gira un documento por valor de 96.655 pesetas a Inmobiliaria Lles, otra de las empresas del entramado empresarial de la familia Muñoz, en poder ya de sus cuatro hijas, para hacer unos trabajos “en la casa-vivienda sita en Barcelona, calle Porvernir-calle Muntaner, durante los días 16 y 17 de septiembre de 1991”.

El trabajo en cuestión consistió en “transporte de materiales a sitio, derribo de una de las paredes de tocho macizo y tabique” para extraer dos cajas blindadas. Luego se volvieron a levantar los tabiques de ladrillo para que no quedara rastro del butrón. También se sacaron los escombros y se llevaron al vertedero.

En otro documento, una empresa de grúas de Segur de Calafell presenta una oferta para extraer la caja fuerte “mediante la maquinaria y personal adecuados”, cargar y transportarla hasta Madrid “mediante camión grúa”. En la oferta figuraban también los trabajos para instalar la caja fuerte en su destino madrileño. El total: 280.000 pesetas. A las cuales había que sumar el 12% de IVA. Está claro que al menos en cuestiones tributarias aquellos eran otros tiempos.


Una colección de arte en ‘sfumato’

Barcelona posee ya el legado Muñoz Ramonet tras años de litigio, pero los ‘goyas’, ‘grecos’, ‘murillos’ o ‘rembrandts’ han desaparecido


Vestíbulo del palacete de la calle de Muntaner, en una imagen de la película 'Blancanieves' rodada allí; las paredes vacías de cuadros están cubiertas por grandes tapices. / yuko harami

Esta historia familiar no es como las demás. Este es el relato de una asombrosa colección de arte de incalculable valor propiedad de un industrial del franquismo barcelonés de turbio pasado. El de cuatro hijas desheredadas de ese fenomenal tesoro a favor del Ayuntamiento de Barcelona. Y el de un litigio iniciado entre este y aquellas hace dos décadas y del que aún quedan fascinantes capítulos por escribir. El último se vivió, como la mayoría de los de esta historia, en el señorial palacete que Julio Muñoz Ramonet, hombre hecho a sí mismo en el fango del estraperlo de algodón y de los favores del régimen, tenía hasta su muerte en 1991 en el número 288 de la calle Muntaner. El 25 de julio, técnicos del consistorio pudieron acceder al fin a una propiedad largamente ansiada por la ciudad. Y legítimamente deseada, según una sentencia de marzo de 2012 del Tribunal Supremo que daba por bueno lo establecido en la última voluntad del empresario. En el testamento, escrito en alemán en 1988 y que ni siquiera hace mención a la existencia de las hijas, Muñoz Ramonet legó a Barcelona el edificio y todo lo atesorado en su interior en el momento de la muerte.

Lo que Jaume Ciurana, concejal del Ayuntamiento de Barcelona, encontró tras abrir la intimidante verja y atravesar la isla verde del jardín de 3.000 metros cuadrados en plena agitación urbana, dista mucho de lo que le habría satisfecho hallar. Las joyas más importantes de la colección de arte —y eso incluye goyas, rembrandts, grecos o murillos— no están en el legendario palacete, que recientemente sirvió de escenario para el rodaje de la película Blancanieves, de Pablo Berger. En las paredes vacías se sucedían las marcas de lo que estuvo y ya no está. En muchos casos los huecos habían sido burdamente rellenados con piezas de escaso valor. “Queremos todas las obras que había en el interior de la casa en el momento en el que falleció Julio Muñoz Ramonet”, se limita a comentar con contundencia Ciurana. “No nos conformaremos con una compensación económica”.


Croquis del vestíbulo del palacete con la relación de cuadros que había.
Aunque el Ayuntamiento se conformara con el dinero, sería prácticamente imposible fijar una cantidad. La colección Muñoz Ramonet es una de las mejores de España conservada en manos privadas, pero no existen cálculos fiables sobre el valor en el mercado de las obras que la componen (suponiendo que el mercado estuviese en condiciones de absorber tanto tesoro). Lo que es seguro es que hablamos de decenas de millones de euros. El germen de este acervo está en la adquisición por parte del industrial de la colección de Rómulo Bosch Catarineu. Fue en 1950, cuando Muñoz Ramonet la compró como parte de Unión Internacional Algodonera, propiedad de Bosch, amante del arte en apuros.
Así entraron en el patrimonio del empresario más de dos millares de obras, entre pinturas, esculturas, piezas arqueológicas, jarrones de porcelana china o Sévres. Entre el más de centenar de artistas representados en la colección, destacan maestros como Fortuny (que aporta 26 piezas), Goya (18) El Greco (12), Sorolla (siete), Rembrandt (cuatro), Murillo y Zurbarán (con tres obras cada uno). Mengs, Monet, Berruguete, Carreño de Miranda, Corot, Delacroix, Renoir, Ribalta, Tiepolo, Tiziano, Zuloaga... La interminable lista, que bien podría servir para trazar una historia del arte occidental, incluye también a Velázquez, Botticelli, dos rafaeles y una exquisita pieza del escasamente prolífico Matthias Grünewald: Boceto de las tentaciones de San Antonio, una de las pocas, sino la única obra del autor alemán atesorada fuera de su país.


El industrial legó a la ciudad el palacete y lo que había en su interior

¿Qué queda de todo ello en la casa de Muntaner? Ciurana se escuda en razones de seguridad para evitar confirmar lo que otras fuentes consistoriales aseguran: prácticamente ninguna de las piezas maestras de la nómina de autores recién mencionada sigue en Barcelona. “Hay obras de pintores catalanes y españoles. El edificio está vigilado por seguridad privada porque a partir del día 25 es nuestra responsabilidad”, explica el concejal, que reclama tiempo para acabar el inventario de todo lo del interior: vajillas, muebles, ropa de cama, cortinas, alfombras y un largo etcétera, para luego cotejarlo con los listados elaborados durante la larga causa judicial. “El proceso será lento. No queremos especular sin tener todos los datos”.

El inventario será la próxima parada de un viaje que arrancó en 1991 en Suiza, donde Muñoz Ramonet murió como prófugo de la justicia española. Huyó en 1986 para evitar hacer frente a cargos de estafa y falsedad documental que le podían haber acarreado una condena de 11 años. Tenía 79 cuando falleció. Las hijas ocultaron el testamento desfavorable hasta que una información de EL PAÍS de mayo de 1995 alertó al Ayuntamiento de Barcelona sobre una fenomenal propiedad que ignoraban. Después, lo impugnaron; alegaron su invalidez por estar escrito en alemán, idioma que no dominaba el padre, que dictó 11 voluntades diferentes en vida. Desde un principio las hijas —solo se ha podido contactar con una de ellas para que ofreciera su versión y ha preferido no hacerlo— siempre defendieron que el palacete y las pinturas no eran del padre, sino de Culturarte, S. A., una de la treintena de empresas del industrial.



'La Anunciación' de El Greco, una de las obras de la colección Muñoz Ramonet.

Al accionariado de esa compañía habían accedido ellas tras una ampliación de capital realizada tres meses antes de fallecer el progenitor. De ahí que, en su versión, no necesitasen heredar algo de lo que eran dueñas legítimamente: una fortuna valorada en más de 120 millones de euros en 1991. Tres sentencias de otros tantos tribunales han echado en estas dos décadas por tierra esos argumentos. En la creencia de esa legitimidad, las hijas fueron trasladando en estos años, casi con toda seguridad a Madrid, las obras que ahora se echan en falta en Muntaner.

En los diferentes inventarios manejados por la causa judicial se hace evidente la disminución de las obras albergadas en el palacete. Si en 1968 en el anexo de una escritura sobre la venta de parte de Inmobiliaria Alós a Culturarte, dos de las firmas del entramado empresarial del financiero, constaban unos 500 cuadros, 50 retablos y cinco grandes tapices, en el siguiente, realizado en 1998, la cifra ya se había visto reducida a menos de 300 obras.

Una cantidad que se mantiene en el último inventario de 2005. Si en el primero aparecen obras de grandes autores, en los dos últimos no hay rastro de ellas. En su lugar, sí constan un buen número de pinturas figurativas y paisajes adquiridos por Muñoz Ramonet a artistas de los años setenta y ochenta. Es el caso de las 71 pinturas de Jordi Curós, las 30 de Josep Garí o las 52 marinas firmadas por Ramon Aguilar More, un pintor hermano del cardiólogo de la familia y cuya obra adquiría por sistema. De las grandes firmas que dieron fama a la colección solo aparecen dos piezas en los inventarios recientes. Una, un cuadro dorado con la inscripción Príncipe Jesús y firmado por Velázquez. Y otra, una pieza ovalada consignada como de Rembrandt. También se citan dos dibujos de Ramon Casas y un retrato firmado por Nonell. Nada más.


Finca, con el palacete, situada en la calle Muntaner. / tejederas

Abundan las pruebas de que la colección conservada en Muntaner se ha visto disminuida en este tiempo. Algunas están al alcance de cualquier espectador de la exitosa Blancanieves: la casa sevillana de la madrastra que interpretaba Maribel Verdú, es, cosas del cine, el palacete de la discordia, cuyas paredes lucían en blanco y negro y prácticamente vacías. Otros indicios son más secretos. En un documento de los años sesenta al que ha tenido acceso este diario se puede contemplar un croquis del vestíbulo en el que se especifica que en esa zona hay 46 cuadros, cinco retablos y tres tapices. Se detallan los autores de las obras y dónde están colocadas. La lista impresiona: Boticelli, Goya, Rembrandt, Monet, Murillo, Tiziano, Ribera, Fragonard, Madrazo, Zurbarán, Veronese, Renoir, Grünewald y Tiepolo. En la sala de al lado, llamada “del aperitivo”, aparecen otros 24 óleos, salidos del pincel de Murillo, Rafael, El Greco, Rigaud, Mengs o Velázquez. El inventario de 2005 solo contabiliza siete cuadros en estas mismas salas.

Ya en la sentencia favorable al Ayuntamiento emitida por la Audiencia Provincial de Barcelona en 2007 se certificaba que la salida de obras de la casa ha sido una práctica habitual. Según la ponente Maria Sanahuja, que redactó el fallo, Culturarte contrató varios seguros en octubre de 1991 (y por tanto, después de la muerte de Muñoz Ramonet). Una póliza de la empresa Zurich ascendía a 1,8 millones de euros por el traslado de 325 obras a un palacete de la calle Villanueva de Madrid propiedad de la familia. Al mes siguiente, siempre según la jueza, las hijas suscribieron otra póliza, por la que aseguraban la colección depositada en este palacete de la calle Villanueva por valor de 21 millones de euros. Aquella sentencia establecía que debe considerarse “que el legado lo componen los inventarios de 1968”, extremo confirmado en la sentencia del Tribunal Supremo. Otro documento al que ha tenido acceso EL PAÍS de febrero de 1992 recoge el pago de 300.000 pesetas (1.800 euros) a Lori Gross, experta estadounidense en arte, quien, entre octubre de 1991 y febrero de 1992, asesoró en la elección de las obras, planificó el traslado de Barcelona al palacete de Villanueva y, una vez en Madrid, supervisó su desembalaje.


El litigio se ha prolongado durante más  de dos décadas
En este gigantesco embrollo hay al menos dos de las joyas de la colección que sí están localizadas. Obran en poder desde 2011 del juzgado de Alcobendas (Madrid) y han sido reclamadas por la Fundación Julio Muñoz Ramonet, creada en 1995 para defender los intereses del Ayuntamiento en esta historia. Se trata de La Anunciación, de El Greco, y La aparición de la Virgen del Pilar, de Francisco de Goya, peritadas judicialmente en siete millones de euros. Fueron recuperadas por la Guardia Civil en Alicante dentro de la Operación Creta, cuando iban a ser vendidas. La operación, algo confusa, partió de la denuncia de una de las hijas de Muñoz Ramonet a su exmarido, acusado de robar en 2000 las obras, además de joyas y relojes del domicilio conyugal. Nadie fue detenido. Según Ignasi Domènech, museólogo y experto en coleccionismo de arte, las dos obras son muy importantes. “Sobre todo La Anunciación de El Greco. En el Prado se expone otra versión, pero la de Muñoz Ramonet es mucho mejor y más grande”.

Cuando acaben los trabajos de identificación de lo que falta, la posible reclamación la tendrá que llevar a cabo el consistorio. Todo apunta a que las piezas acabarán depositadas en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), en cuyo patronato figura el Ayuntamiento de Barcelona. Ciurana no descarta que parte del legado pase a otros centros. El director del MNAC, Pepe Serra, niega que haya habido contactos con el Ayuntamiento por este asunto. El concejal, que ha explicado que el edificio puede acabar siendo una biblioteca municipal para el barrio, se vuelve a mostrar cauteloso: “Tendremos que atenernos a la última voluntad de Muñoz Ramonet y no incumplirla”.


“En el cielo manda Dios; en la tierra, los Muñoz”

El empresario era uno de los hombres más poderosos, junto a su hermano Álvaro, en la Barcelona gris y desesperada del franquismo



Carmen Villalonga y Julio, Muñoz, en su boda en 1946.

Cuando Julio Muñoz Ramonet huyó en 1986 de la justicia española se refugió en un hotel de la ciudad Suiza de Bad-Ragaz, en las montañas donde vivían Heidi y sus amigos. Llegó a este exilio de cinco estrellas tras ser acusado de crear un agujero de 4.000 millones de pesetas en la contabilidad de la Compañía Internacional de Seguros. En marzo de 1991, el juez Garzón solicitó 11 años de cárcel para él, acusándolo de estafa y falsedad. A los dos meses falleció. Su cuerpo fue repatriado al palacete de Muntaner en Barcelona, donde tantas veladas gloriosas vivió. El lugar donde conservaba uno de sus bienes más preciados: su extraordinaria colección de arte.

“En el cielo manda Dios, y en la tierra, los Muñoz”, se solía decir sobre su poder y el de su hermano Álvaro en aquella Barcelona gris y desesperada del franquismo en la que la falta de escrúpulos y los buenos contactos con el régimen bastaban para hacer fortuna. De origen humilde, amasó su riqueza a base del estraperlo de algodón y de la especulación inmobiliaria. En su imperio, formado por una nómina de 30 empresas, llegaron a trabajar más de 45.000 personas. Su poder se disparó tras su matrimonio en 1946 con Carmen Villalonga, hija del presidente del Banco Central. Tuvieron cuatro hijas: Helena, Carmen, Isabel y Alejandra.

Suyo y de su hermano Álvaro eran los grandes almacenes de El Siglo y El Águila, el Palau Robert, situado en la confluencia del burgués paseo de Gràcia con Diagonal, el Hotel Ritz y el palacete de la calle Muntaner que compraron en 1945, entre otras propiedades.

Sus negocios en Japón, Tailandia, Filipinas o República Dominicana le llevaron a los salones de dictadores como Ferdinand Marcos o Leónidas Trujillo. En Suiza, donde poseyó dos bancos, el Spard und Kredit y el Genevoise de Comerce et Crédit, recibía el lisonjero apodo del “encantador español”, por su férrea capacidad de convicción, pese a su pésimo francés, y por los paseos en sus cuatro Rolls Royce conducidos por Federico, chófer que aseguraba que también lo había sido del rey Alfonso XIII.

Quienes lo trataron le recuerdan como alguien sin excesivos conocimientos sobre arte; usaba sus obras para impresionar a los mismos invitados a los que hacía comer con cubiertos de oro. La colección que aún hoy se halla en cuestión la compró en 1950. La había creado Rómulo Bosch Catarineu que la usó como aval en 1934 de un préstamo concedido para reflotar su empresa Unión Industrial Algodonera. Ya no la recuperó jamás.

Julio Muñoz no superó, según algunas fuentes, no haber tenido un hijo. Eso explicaría la indiferencia y el desprecio con los que trató toda su vida a sus cuatro hijas. Tras su muerte, el 9 de mayo de 1991, comenzó un litigio de consecuencias insospechadas. Sus cuatro descendientes ocultaron la voluntad del padre durante años. Las tres sentencias que han dado la razón al Ayuntamiento mantienen que la colección estaba en el palacete en 1991. Ellas siempre han considerado que el inmueble y las pinturas no eran del padre, sino de Culturarte, S. A., a cuyo accionariado habían accedido ellas tras una ampliación de capital realizada tres meses antes de fallecer el progenitor. Por eso, siempre han defendido sus derechos no como herederas de ese tesoro, sino como sus legítimas dueñas.


el dispensador dice: las colecciones de miniaturas tienen vida acompañando a quién las atesora... luego se diluyen, haciéndose inertes ante miradas oscuras... tienen vida mientras "alguien las añora... luego descansan prescindiendo del paso de las horas... he conocido muchos recovecos de colecciones privadas, mueren simultáneamente a quien las ama... cruzando el umbral que conduce a las calmas... pueden decirte que valen mucho... pero más allá de sí mismas, no valen nada... porque no existe aquello que no se ama. AGOSTO 19, 2013.- 

ENFADOS Y OTRAS INTOLERANCIAS ▲ “La gente está enfadada, la gente quiere cortar cabezas; veo guillotinas” | Cultura | EL PAÍS

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“La gente está enfadada, la gente quiere cortar cabezas; veo guillotinas” | Cultura | EL PAÍS

CONVERSACIONES BÁRBARAS: LA MALA RODRÍGUEZ

“La gente está enfadada, la gente quiere cortar cabezas; veo guillotinas”

La cantante andaluza afirma que “no se conseguirá nada hasta que no haya una huelga general indefinida”

La Mala Rodríguez, retratada en Madrid en la sede de Universal, su discográfica. / Gorka Lejarcegi

Después de un verano soltando por las Españas de Dios sus puñetazos de rap con su último y brutal disco, Bruja,se marcha a hacer las Américas. Es temible cuando te observa desde esa mirada oblicua, desde esos tatuajes agresivos, desde esa indisimulada desconfianza. Progresivamente, se abre y va siendo un algo entrañable. Luego, encantadora. Al final, secuestrable. Caen las caretas. Y La Mala es mala, pero menos.

Pregunta. Sus letras son poderosas, rabiosas, duras, poéticas y tristes. Saldrán mejor o peor, pero se agradece, en un músico español, que no se sienta obligado a decir tantas tonterías en sus canciones. Lo suyo le costará, ¿no?
Respuesta. Tengo un compromiso conmigo: me gusta superarme. Obviamente, también escribo basura. Pero solo enseño lo bueno, claro.

P. Bueno, todo da igual. Da la sensación de que, digamos lo que digamos y escribamos lo que escribamos, nos la van a meter doblada igual, con perdón, ¿no cree?
R.¿Quién?

DNI urgente

María Rodríguez Garrido, La Mala (Jerez de la Frontera, 1979). Se crió en Sevilla y con 19 años se instaló en Madrid. Su mezcla de rap, flamenco y r&b se traduce en cinco álbumes. El último es Bruja. 

P. Pues los que se dedican a metérsela doblada a la gente. ¿O no? ¿Sirve la poesía para evitarlo?
R. Aunque no sirva para nada, a mí me vale.

P. Leí una noticia. Hablaba sobre un poeta colombiano que se llama Rafael Medina. Pone en venta sus testículos por 150.000 euros para poder hacer una gira por Europa y leer sus poemas. Me pareció…
R. ...¿eso es verdad?

P. Bueno, salió en los periódicos. Como sabe, eso no es garantía de que sea verdad.
R.¿Y cómo los va a envolver?

P. Es una buena pregunta. Y otra, quién se los va a comprar.
R.¿Y en qué tipo de envase vendrán?

P. Igual en un tupperware.
R. Y el que los compre luego los meterá entre las páginas de un libro, como las hojas y las flores, y…

P.¡No siga! Imagínese, se encuentra un libro al cabo de diez años, y en vez de encontrarse una rosa seca, preciosa…
R.¡Se encuentra una un par de cojones!

P. Oiga, una tía mía de ochenta y pico le dijo a otra tía mía: “Oye, al final, ¿de qué nos ha servido ser tan decentes?”. Me reí mucho, también me pareció una frase tremebunda. ¿Qué opina?
R. Ya ves tú. ¡Pues que tiene toda la razón tu tía! La decencia no cuenta, solo cuenta el crecimiento económico.

P.¿Por qué la decencia no cotiza en el IBEX?
“No se conseguirá nada hasta que no haya una huelga general indefinida”
R. Bueno, hablando un poco paralelamente a eso de la decencia, yo hablaría sobre esa cosa que es el decrecimiento.

P. No se corte.
R. Pues que no hay que llegar tan lejos, ni ambicionar tanto, pero todo se pone complicado cuando uno quiere ahondar ahí, cuando se quiere levantar un sistema de valores distinto, no meramente económico sino basado en algo tan sencillo como el bien común. Yo a veces me imagino un montón de gente desesperada y resignada y me da mucha tristeza.

P. Parece que, por fortuna, la gente no está por la labor, pero la verdad es que aquí y ahora hay ingredientes como para que el personal se echara a las calles. ¿Por qué cree que no ocurre?
R. La cosa es que hasta que no te pasa a ti no te pones a hacer cuentas, pero esta situación la llevan viviendo otra gente y hace rato. Otros pueblos han pasado por esto antes que nosotros. Incluso aquí, en España, ya se vivieron épocas iguales o peores. Y este sistema no lo hemos creado ni tú ni yo, lo ha creado otra gente y simplemente somos alguien que está en él. Pero vaya, que hay alternativas y hay gente que las está promoviendo, pero hasta que todo el mundo no esté de acuerdo, no habrá nada que hacer. Aquí no se conseguirá absolutamente nada hasta que no haya una huelga general indefinida real de todas las personas que constituyen esta nación. Lo demás son tonterías. La gente está enfadada, la gente quiere cortar cabezas. Veo guillotinas. Pero parece que se nos ha olvidado todo, ¿nadie recuerda lo que fue la Revolución Francesa? ¿Qué quieren? ¡Están dejando sin comida a la gente! Pues nada, como todavía no es a la suficiente gente, pues seguiremos así: es como que la cosa aprieta pero no ahoga. Pero es que esto es de lo que se habla en cada carnicería de España cada mañana, y yo no quiero…

P. Luego hay momentos en que todo parece distinto, te tumbas en una hamaca a ver las estrellas con una cerveza en la mano, y… Cosas así de cursis y necesarias. No se arregla el mundo, pero por segundos lo parece.
R. Es la vida. Es que si no hay eso ya no hay nada, de verdad. Es que la vida no puede ser montar en bicicleta estática e ir al Caprabo, tiene que haber algo mucho más animal y real y gigante que te agite. Si no, estás muerto.

P. Pero básicamente vivimos en una gran trampa, de casa al trabajo, del trabajo a casa…
R. Si tu trabajo te gusta, eso ya…

P. Es fácil decirlo para usted: se dedica a hacer música y hacer disfrutar a la gente…
R.¡Y a acarrear el estilo de vida que he elegido, me dedico también! Porque no es fácil para mí tampoco, ni tengo una casa en Malibú ni vivo de rentas. Vivo la vida que he elegido y voy p’alante con esta filosofía. No sé, hablan de gente que se vende… pero para mí también son putas las que están de teleoperadoras contestando al teléfono por una mieeeerda de sueldo. Y lo hacen porque necesitan el dinero. ¿Cuál es la diferencia entre esa gente y artistas a los que consideran vendidos? Y no estoy queriendo ofender a nadie. Cada uno elige el grado en que vende su vida; y si lo ve bien, pues adelante con ello. Solo tú puedes juzgarte.
La vida no puede ser montar en bici estática
e ir al Caprabo”
P. Mi padre me dijo un día…
R.¡Cuéntame todo lo que te decía tu padre, por favor!

P. Me dijo: “Hijo, cuántas hostias te va a dar la vida”. ¿A usted le dijeron algo así?
R.¿Ves? Qué buenos son los padres. Yo, lástima, no tuve, pero me hubiera encantado tener uno.

P.¿Cómo le han ido a usted las hostias de la vida?
R. A mí la vida me ha tratado como me he dejado. Recoges lo que siembras. Dice un refrán popular: “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”.

P. Pero hay factores externos…
R. Sí, están los huracanes.

P. No, tú puedes ser alguien estupendo y que venga algo ajeno a ti y te joda vivo.
R. Sí, pero para eso está la religión. Y entonces ya te quedas tranquilo y encuentras todas las respuestas a los males.

P.¿Es de Dios o del Demonio?
R.¡De los dooos! No existe uno sin el otro. Pero también soy de Diosa, que eso nunca se dice. Siempre se dice Dios. Nunca Diosa.

P.¿Y por qué, si son ustedes más listas, más sensibles, más ambiciosas y con más capacidad de maldad… no triunfan de una vez sobre el hombre?
R.¡Ja, ja, ja, ja! Porque hay mujeres que son un auténtico coñazo. Hace poco me contaron una historia de un abuelo que se hizo pasar por sordo durante un montón de años porque su mujer era insoportable, la tía.


el dispensador dice:
las gentes andan enojadas,
molestas consigo mismas,
contrariadas por lo que respiran,
insatisfechas con sus días,
rodeadas por vidas que envidian,
asistiendo un mundo con dobles filas,
donde nadie sabe dónde comienza,
tampoco saben dónde terminan,
porque el doble sentido los domina...

las gentes andan enfadadas,
desbordadas por malas noticias,
asesinatos con destinos hechos trizas,
atentados que ahogan cualquier risa,
robos de dignidades y otras tantas quitas,
que hacen pesadas mochilas,
donde se puede perder el techo,
el trabajo, la educación, la salud,
hasta negar la propia esquina...

no se puede andar enojado por la vida,
buscando culpables,
cazando brujas,
negando la mano,
dando vuelta la cara,
disimulando que nada ha pasado,
cuando en verdad,
se sostiene un corazón cansado,
de tanto atropello y desencanto...

los estados ausentes se burlan de las gentes,
no saben escuchar los reclamos,
tampoco los atienden,
hacen discursos inútiles,
que embaucan y hasta hieren,
insultando la consciencia pública,
insultando la inteligencia de las gentes,
hipotecando los futuros,
quebrando los destinos,
exacerbando los morbos,
haciendo sentir a cada quién, que vive ejerciendo estorbo...

escuchar es un don,
atender es un don,
aceptar es un don,
entender es un don,
comprender es un don,
hablar lo justo y necesario es otro don,
dar sentido a las palabras,
es dar sentido a la sensación...
no se puede transitar esta vida aislado,
negando la mano y negando el abrazo,
falseando la mano y falseando el abrazo,
porque ello conduce al fracaso... de todos.
AGOSTO 20, 2013.-
 
venimos a la vida a aprender de las armonías...
no descubrir sus sentidos... es una forma de "gastar" la vida...
de estar obligado a regresar algún día... a cursar la gracia perdida. 

TENTACIONES ▲ Lo nunca visto en Salinger | Cultura | EL PAÍS

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Lo nunca visto en Salinger | Cultura | EL PAÍS

Lo nunca visto en Salinger

Fotos inéditas y detalles sobre el acontecimiento editorial más esperado y secreto del otoño: la biografía “definitiva” del autor de ‘El guardián entre el centeno’

Salinger junto a Emily Maxwell, esposa de su amigo William Maxwell. la imagen forma parte del documental y el libro 'Salinger'. / ap / the story factory (AP)

Son tantas las preguntas que rodean a la figura de J. D. Salinger, se ha especulado tanto con su vida, se ha abusado tanto de su misterio, que es difícil creer que por fin una investigación ofrezca respuestas serias y rigurosas sobre el autor de El guardián entre el centeno.

Pero parece ser que esta vez sí. Después de nueve años de trabajo, Shane Salerno y David Shields han puesto sobre la mesa de la editorial Simon & Shuster el material de una biografía que presume de definitiva y que verá la luz en Estados Unidos el 6 de septiembre. Tres días después, en el festival de Toronto, The Weinstein Company estrenará el documental de Salerno titulado Salinger sobre los nueve años de investigación y en el que las voces de actores y escritores como Philip Seymour Hoffman, Edward Norton, John Cusack, Danny DeVito, Martin Sheen, David Milch, Robert Towne, Tom Wolfe o Gore Vidal explican la vasta influencia del escritor en su obra y vidas.

Salinger murió en 2010 convertido en un icono de la cultura americana del siglo XX. Tenía 91 años y su literatura (y ese es quizá el más irresoluble de sus misterios) encerraba con insoportable genio y ligereza el dolor de crecer, ese viaje iniciático sobre el que se construye gran parte de la épica de un país siempre en tránsito hacia la madurez. ¿Pero por qué huyó repentinamente de la fama el autor de la biblia adolescente? ¿Qué fantasmas le perseguían desde la Segunda Guerra Mundial? ¿Le atormentaba una tara física? ¿Fueron veraces los celos por Chaplin? ¿Cuánto le afectó que al menos tres fanáticos de su literatura se convirtieran en potenciales asesinos? ¿Siguió escribiendo? ¿Es cierto que abrazó el budismo? ¿Murió Jerome David en paz?
Salinger, a la izquierda, y los otros 'Mosqueteros' durante el desembarco de Normandía. / the weinstein company

En España será la editorial Seix Barral la que publique Salinger (título definitivo de una biografía que en un principio iba a llamarse La guerra privada deSalinger). Su directora, Elena Ramírez, es la única que ha tenido acceso a parte del material que ayer empezó a ver la luz cuando el diario estadounidense USA Today adelantó algunas de las fotografías inéditas de las 170 que contiene el libro. En una de ellas, Salinger está junto a los Cuatro Mosqueteros, es decir los colegas (lo fueron durante décadas y ahora hay cartas y diarios que lo atestiguan) con los que desembarcó en Normandía. Con bigote y sonriente, todavía no ha empezado el calvario de lo que será su experiencia más traumática: asistir en primera fila a los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Salinger conoció los campos de exterminio, y los fantasmas de aquel genocidio jamás le abandonaron. Acabó en un hospital psiquiátrico militar y no es casual que el primer capítulo del libro sea precisamente el dedicado a ese punto sin retorno en su vida: el desembarco en una Europa devastada por el horror.

“Yo pedí el libro para ver si me interesaba y me dijeron que no era posible mandarlo fuera. Fue entonces cuando fui a Nueva York”, recuerda Elena Ramírez. “En Simon & Shuster me enseñaron el material, pero no todo. Me llevaron a un despacho de seguridad y delante del editor tuve acceso a parte del contenido: el índice, varios capítulos, la introducción, el material fotográfico, que es inédito y fabuloso… Quedé impresionada. Había más de 200 voces, además de diarios y cartas jamás publicadas”.

Ramírez firmó el contrato, que supedita la salida en España al estreno del documental y al lanzamiento en EE. UU. “Nos faltan los dos capítulos finales para terminar la traducción y poder fijar la fecha de salida”, anuncia. “Solo sé que da igual el misterio que le rodea, la vida que no conocemos de Salinger lo supera. Sus vivencias en la guerra, sus dificultades físicas, su relación con las mujeres, la fama que primero buscó y luego rehuyó, los intentos de asesinatos con sus libros en las manos… Por todo eso y por más su vida fue totalmente fuera de lo común”.

Con su muerte, Salinger resucitó. Era previsible. Sus amigos empezaron a hablar sobre él y destaparon muchas de sus intimidades. Las piezas del puzzle empezaron a encajar. La vida del escritor, esa vida cifrada en sus nihilistas y desencantados relatos, tal vez ayude a retratarle mejor pero parece improbable que eso nos acerque a comprender por qué Seymour Glass, quizá su personaje más triste, se pegó un tiro en la cabeza precisamente en un día tan perfecto para el pez plátano.


el dispensador dice:
estuve tentado de quedarme,
estuve tentado de olvidarme,
estuve tentado de aislarme,
pero estuve tentado de amarte...
vi en tus ojos la esperanza de esperarme,
vi en tus labios la ansiedad de desearme,
quise pronunciar algo hasta "pronunciarte",
pero sólo balbuceé un sin sentido aquella tarde...
perdí la oportunidad de encontrarte,
tanto como perdiste la oportunidad de hallarme,
hubo magnetismo con polos aceptantes,
hubo geometrías que unen a las partes...
los ojos fulguraron como faros destellantes,
diste la vuelta para regresarte,
la vida me llevó por cualquier parte,
todo se pierde cuando no lo gesta el arte,
a veces me pregunto dónde encontrarte,
a veces hasta te escucho llorarme,
qué se puede hacer cuando la distancia aleja,
qué hacer con los sentidos de las ausencias...
la vida nos trae tanto como nos lleva,
no se puede ir contra el destino que se niega.

he escrito una sensación breve,
la tarde no regresa... las chapas indican que llueve...
me estoy yendo como quien se muere,
soy consciente de lo que duele,
te encontraré donde el destino me deje,
debes saber que ningún amor se pierde.
AGOSTO 20, 2013.-

CUENTO ► Los cuentos de Galdós revelan la fantasía del realista más aclamado | Cultura | elmundo.es

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Los cuentos de Galdós revelan la fantasía del realista más aclamado | Cultura | elmundo.es


CULTURA | Recopilación de veintisiete relatos cortos

Los cuentos de Galdós revelan la fantasía del realista más aclamado

Cuadro de Joaquín Sorolla del escritor Benito Pérez GaldósCuadro de Joaquín Sorolla del escritor Benito Pérez Galdós
  • Considerado el máximo exponente del realismo literario español
  • La última y más completa edición que hasta el momento se ha publicado
  • Son una manera atractiva de empezar a adentrarse en el mundo de Galdós
Benito Pérez Galdós, considerado el máximo exponente del realismo literario español por no pocos expertos, no rehuyó escribir 'argumentos fantasiosos' y personajes casi propios del romanticismo, como un hombre sin cabeza o un órgano que tocaba solo al morir su encargado.

Conocer esas rarezas del autor clásico es una de las bondades que para el lector ofrece la última y más completa edición que hasta el momento se ha publicado de los 'Cuentos de Galdós', una recopilación de veintisiete relatos cortos que estos días ha presentado el Cabildo de su isla natal, Gran Canaria, según explica la responsable de la antología, Yolanda Arencibia.

Quienes lean esos cuentos, que fueron publicados de 1861 a 1915 en periódicos de distintas ciudades y en algún caso no habían aparecido en ningún libro hasta el momento, entrarán en contacto con una producción del autor isleño cuya característica más sorprendente es que "tiene mucha más fantasía que la que se trasluce en sus novelas".

Una circunstancia que, en opinión de Arencibia, directora de la Cátedra Galdós de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, no le resta a esos escritos ninguna de las señas de identidad fundamentales que comparten todas las obras de su autor. Hasta el punto de que "cualquiera que lea un cuento de Galdós, que lo conozca, sabe que es una obra de Galdós", sentencia.

Yolanda Arencibia subraya, además, que esas características de los relatos cortos del autor canario, unidas al hecho de que cada uno de ellos se compone solo de unas pocas páginas, hace que esta publicación se constituya en una oportunidad para que quienes nunca lo han leído, condicionados tal vez por la leyenda de que es un escritor 'aburrido', que ella niega, se acerquen a su producción.

 

Cuentos de gran valor

Comenzar leyendo esos relatos cortos puede ser "una manera interesante y atractiva de empezar a adentrarse en el mundo de Galdós de una manera distendida", argumenta la especialista, que recalca que, aunque "está claro que el 'gran Galdós' es el Galdós novelista", sus cuentos tienen tanto valor como el resto de lo que escribió. Porque "en un autor grande no se puede hablar de obras mayores o menores", asegura.

La encargada de esta edición de los 'Cuentos de Galdós' destaca, al tiempo, que las narraciones que figuran en este libro no son tan diferentes de las novelas históricas o sociales que hiciera su creador, como pudiera pensarse al repasar algunas de sus temáticas, como aquella de "una paloma que en realidad es un joven que está detrás".

"Porque Galdós es un escritor realista, pero de un realismo muy, muy especial", hasta el punto de que "la fantasía asoma en muchísimas obras suyas, a pesar de ser el realista que es". Ese es un rasgo que da fe de su afán por "no encorsetar los géneros", considera Yolanda Arencibia.

Y, como prueba de ello, rememora las diferencias que pudo constatar años atrás cuando, como investigadora literaria, analizó y comparó las novelas de Galdós con las obras de Saramago y comprobó que, si bien todas eran obras 'atormentadas', algo previsible al estar ambas escritas en fin de siglo, leyendo al portugués "uno acaba con el ombligo encogido y, sin embargo, con Galdós uno acaba sonriendo".

Arencibia achaca esa sensación a "la ironía y el humor" que, a su juicio, distinguen siempre a las obras de escritor grancanario, "porque lo bueno que tiene Galdós es que siempre que uno lo lee sonríe, aunque esté contando una cosa muy triste o muy seria".


el dispensador dice:
partí de la premisa que era mentira,
que no había verdad en lo que me decía,
que era puro cuento lo de la vida,
que pensaba distinto y que ello me hería...

poco a poco me fui dando cuenta,
cuánta razón había... y cuánta otra tenía,
para haber pensado distinto desde aquel día,
nada era igual según lo sentía...

como siempre sucede,
me interné en la vida,
busqué mis principios,
dibujé mis risas,
conocí gentes que siempre corrían,
descubrí que desconocían hacia dónde iban,
asegurando que sí lo sabían...

como siempre ocurre,
vi cómo ciertas verdades se escurren,
vi cómo ciertas mentiras encubren,
asumí con silencio ojos reflejando nubes,
me fui despacio porque la vergüenza es lúgubre...

hoy, ya tengo escrito mi cuento,
he descubierto qué sentido tienen los sueños,
puedo viajar desprendido del tiempo,
puede ser alma expuesta a los vientos,
sé de velas y de sentimientos,
sé navegar por mares inciertos...

aprendí a conocer arenas,
en sus propios desiertos,
todo es intenso en este universo,
puedes ir donde quieras hacerlo,
puedes visitarlo y hasta conocerlo,
todo dependerá del "cómo saberlo",
para lo cual será prudente desprenderse,
tomar la iniciativa... arriesgarse y hacerlo.
AGOSTO 20, 2013.-

aunque no puedas creerlo, es verdad pura lo que te estoy diciendo.

GALAXIAS ► Dos billones de agostos

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Dos billones de agostos

MARCO INCOMPARABLE

Dos billones de agostos

El universo se expande mientras el estado de bienestar se contrae y las galaxias siguen sirviendo para dar nombre a las orquestas de verbena

Imagen de la nebulosa del Águila en la Vía Láctea tomada por el telescopio espacial Hubble. / NASA

Tengo una buena noticia y una mala. La mala es que nuestro universo observable tiene los días contados. La buena es que esos días suman dos billones de años. O sea, que pueden ustedes terminar tranquilamente este artículo, el periódico entero, el café, las vacaciones si las tienen, la última temporada de su serie favorita y ese novelón que estaban leyendo. En septiembre, además, podrán apuntarse de nuevo al gimnasio para, como corresponde, dejarlo en Navidades. Por delante tienen dos billones de meses de septiembre para ponerse en forma. Aunque sea con la luz encendida, porque dicen —tal vez no convenga que lo sepan los turistas— que nuestro Sol se extinguirá en 5.000 millones de años.

¿De dónde salen cantidades tan tranquilizadoras que resultan inquietantes? Del ensayo de Lawrence M. Krauss Un universo de la nada, publicado en España por la editorial Pasado & Presente, en traducción de Cecilia Belza y Gonzalo García. El libro lleva un epílogo en el que Richard Dawkins lo compara con El origen de las especies. Si el de Darwin fue “el golpe más letal de la biología a la creencia en lo sobrenatural”, el de Krauss podría ser su equivalente en la cosmología. A la teología, nos recuerda, siempre le fallan los decimales, por más que, según las encuestas, en Estados Unidos haya más gente que cree en los ángeles que en la evolución.

Krauss trata de responder a la eterna pregunta de por qué hay algo en lugar de nada sin recurrir a la mano de Dios pero combinando humor y datos. Humor digno de alguien que después de formarse en el MIT y enseñar en Yale escribió La física de Star Trek y datos capaces de duchar en humildad al lector más soberbio. Así, si consigue explicar el Big Bang —“un día sin ayer”— comparándolo con el paso de líquido a sólido de un botellín de cerveza recién sacado del frigorífico, también logra que nos emocionemos al recordar que los átomos de nuestro cuerpo —y no solo del de Brad Pitt— vienen del polvo de estrellas o que el 1% de la estática que queda en la pantalla de un televisor al apagarlo es radiación residual del propio Big Bang, esa “génesis espontánea de algo a partir de nada” que dio lugar al universo hace 13,72 miles de millones de años.
Lawrence M. Krauss repasa las proezas y pequeñas miserias de la humanidad"
El ensayo de Krauss es una estupenda demostración de que la naturaleza es más ancha que la imaginación, pero para un lector lego cuyo primer contacto con la cosmología fue el nombre de las orquestas de verbena —Galaxy, Supernova, Gamma— resulta imposible leer Un universo de la nada sin reparar en lo que tiene de repaso a las grandes proezas y pequeñas miserias de la humanidad. Por ejemplo, que Vera Rubin —celebrada por sus mediciones de la velocidad de rotación de nuestra galaxia— tuvo que doctorarse en la Universidad de Georgetown porque la de Princeton no aceptó mujeres en el programa de graduación en Astronomía hasta 1975. Princeton, no el Vaticano.

Y eso que había llovido desde que en 1912 Henrietta Swan Leavitt descubriera que, resumiendo mucho, se podía usar la luminosidad de un tipo de estrella llamada cefeida para medir el cosmos. Cuenta Krauss que ese descubrimiento revolucionó la astronomía pese a que Leavitt era solo una “calculadora” dedicada a catalogar la luz estelar usando las fotografías del observatorio del Harvard College porque a las mujeres no se les dejaba usar los telescopios. Recuerden: Harvard, no el Alarde de Irún.

Cuando en 1924 la Academia Sueca pensó en ella para el premio Nobel descubrió que había muerto tres años atrás. Antes de terminar prestando su nombre al famoso telescopio espacial que de tanto en tanto sale en el Telediario, Edwin Hubble mezcló las mediciones de Leavitt y su propia sabiduría para, con un ojo en Andrómeda —otro nombre de orquesta de verbena—, demostrar que la Vía Láctea no es todo lo que nos rodea, sino una más de los 400.000 millones de galaxias que forman nuestro universo observable. Eso es justo lo que tiene los días contados en tanto que observable, porque Hubble también descubrió que el universo se expande, y dado que su expansión se acelera, cuando supere la velocidad de la luz será imposible ver más allá de nuestra galaxia. Según Lawrence Krauss, nuestra vista habrá regresado a principios del siglo XX. Volveremos a tener la sensación de ser únicos. Aprovechen la oferta.
Nunca falta alguien, como Isinbayeva, para justificar la discriminación sexual
A nadie le extrañará que un lector formado científicamente en el baile de las fiestas mayores mezcle las ideas como el que mezcla alcoholes y piense que, en el fondo, al cosmos le está pasando lo mismo que al estado de bienestar. Con un Gobierno atornillando la legislación laboral, la educación, la sanidad y la investigación para hacernos pasar por caja, llegará un día en que hayamos perdido de vista lo que tanto tiempo tuvimos ahí delante. Entonces los derechos parecerán privilegios. Me temo que no habrá que esperar dos billones de años.

Lo mismo vale para los derechos civiles, porque nunca falta alguien, como la atleta rusa Yelena Isinbayeva, dispuesto a justificar la discriminación sexual. Será porque ya ha perdido de vista el resto de galaxias y ha olvidado que se empieza prohibiendo que dos hombres se besen en público y se termina negando a las mujeres el uso de los telescopios. Por el camino, claro, se acaba con esa indecorosa costumbre de que las damas salten con pértiga ¡y en pantalón corto! A veces, mientras la buscamos en otros planetas, damos por sentado con demasiada facilidad que hay vida inteligente en la Tierra. Houston, tenemos un problema.



el dispensador dice:
distancias complejas,
mundos sin rejas,
materias oscuras,
materias sin vendas,
todo se combina,
todo se mezcla,
galaxias se anexan,
químicas que acercan o alejan...

espacios inmensos,
donde todo está cerca,
depende de las mentes,
cómo se llega,
en cada rincón brota la vida,
no como el humano la entiende,
así como las distancias,
todo significa y se extiende,
dependiendo de inteligencias,
invisibles en sus esencias...

si caminas abierto de mente,
puedes desprenderte,
puedes hacer de tu alma,
una nave o un ariete,
necesitando de las velas del espíritu,
para alcanzar la galaxia que pretendes,
descubrir distintos mundos,
incluso hasta gentes diferentes,
ya que el universo es profuso,
en variables que hacen de las semejanzas,
paralelas y tangentes...

debes saber entonces,
que hay miserias en ciertas almas,
de allí que sea prudente,
descubrirlas y tomar distancia,
no sea cosa que las soberbias,
llenen de desprecios tu alma,
haciéndote creer que eres más,
que cualquiera de los otros y sus gracias...
pudiendo ello conducirte,
a la peor de las desgracias,
porque en este universo que ves,
todo guarda derecho y revés,
y cada hueco pertenece a un "quién",
así como cada túnel tiene su tren...

cuando quieras el sentido de las estrellas comprender,
ponte la música a tejer,
los pentagramas pueden conducir,
hasta aquello que sólo con el alma podrás ver...
AGOSTO 21, 2013.-

HEREJÍA ► Herejes: Padura, o la mezcla perfecta de novela histórica, social y policíaca

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Herejes: Padura, o la mezcla perfecta de novela histórica, social y policíaca

Herejes: Padura, o la mezcla perfecta de novela histórica, social y policíaca

Por: | 21 de agosto de 2013
Herejes
En 1939 el S.S. Saint Louis estuvo fondeado varios días frente a La Habana. En él viajaban 900 judíos que tenían la esperanza de encontrar en Cuba un lugar del que escapar de la barbarie nazi. La familia del niño Daniel Kaminsky, que esperaba en la orilla con su tío Joseph, tenía un as en la manga para conseguir quedarse: un pequeño lienzo de Rembrandt que había pasado de generación en generación y con el que tenían la esperanza de comprar a las autoridades cubanas. Pero nada salió bien, los judíos fueron enviados de regreso a una muerte segura en Europa y el cuadro desapareció.
Ese es el fascinante y crudo punto de partida de Herejes, la última novela de Leonardo Padura (La Habana, 1955) que Tusquets publica el 28 de agosto y de la que hoy ofrecemos en exclusiva el adelanto del tercer capítulo
En 2007, un descendiente de aquellos judíos pide a Mario Conde, ex policía, librero y a veces detective, que aclare qué ha pasado con el lienzo, que aparece en una subasta en Londres. Nos embarcamos entonces en una aventura que no da respiro, un relato del dolor de los judíos a lo largo de los siglos, de la desesperación de los cubanos, de la avaricia y la desdicha. La mejor novela de las ocho que ha escrito Padura con Conde como protagonista.
Herejes es una novela sobre el dolor. El de la pérdida de los seres queridos, el de la pérdida de la esperanza, de las ilusiones. El dolor del desarraigo, de la frustración por no poder ser lo que se quiere. Se trata de una obra compleja, con saltos temporales, de la Cuba de la década de los 50, a la de los primeros años revolucionarios, pasando por el Amsterdam del XVII, con su efervescencia pictórica y su tolerancia religiosa. Escenarios de cambio político y social elegidos y combinados de manera magistral por el autor de El hombre que amaba a los perros (Tusquets), que viaja hasta esos Países Bajos que siguen luchando contra España para explicar el origen del lienzo pintado por el gran maestro holandés, que usa como modelo a un judío que se rebela contra las prohibiciones de los suyos. Porque Herejes es también eso: un conjunto de seres que luchan contra la dictadura en todas sus formas, que buscan la libertad individual por encima de cualquier cosa.
Conde, más melancólico, más enfadado, mejor
Y ahí entra un Mario Conde más desengañado y cínico que nunca. Una figura algo desesperada pero no desesperanzada que es contratado por el hijo de Daniel, Elias, un judio neoyorquino, artista, grandote y honesto que quiere saber qué pasó con el lienzo y, aunque no lo confiese, quién se lo quedó y mandó a sus abuelos y a su tía Judith a la muerte. Conde, que se define como “un comemierda con dos doctorados” acepta el encargo para ganar unos buenos dólares, pero dice de sí mismo: “Yo no soy detective. Fui policía y ahora no soy nada”.
A través de los personajes, la obra analiza más y mejor que otras anteriores de la serie la situación de Cuba y la pérdida progresiva de toda esperanza.
“A sus 54 años cumplidos Conde se sabía un pragmático integrante de la que años atrás él y sus amigos calificaran como la generación escondida, los cada vez más envejecidos y derrotados seres que, sin poder salir de la madriguera habían evolucionado, (involucionado, en realidad) para convertirse en la generación más desencantada y jodida dentro del nuevo país que se iba configurando. (...) Apenas les quedaba el recurso de resistir como sobrevivientes”.
¿Y qué país es ese? Pues uno que ha ido de la esperanza al desencanto, la miseria, el ahogo y la corrupción. O, en palabras de Conde:
“Coño, Manolo, me parece que voy a cumplir cien años. No entiendo ni timbales.Tanto que nos jodieron la vida con, el sacrificio, el futuro, la predestinación histórica y un pantalón al año, para llegar a esto…”
Para los fans del que fuera 10 años policía en La Habana, tranquilidad: sigue siendo un amante de los libros, sigue soñando con escribir esa novela parecida a las de Salinger, sigue disfrutando de la vida con las comilonas que prepara la madre de Carlos El flaco y “hablando mierda” con los amigos y sigue, aunque él no termine de comprenderlo, con la apabullante Tamara.
Padura
            FOTO: El escritor cubano entre burgueses neerlandeses del siglo XVII
El mayor mérito de la novela es que, al tiempo que disfrutamos del mejor Conde, nos muestra con crudeza y realismo lo peor de la persecución y las matanzas de judíos en el siglo XVII, una narración conseguida a partir de “una exhaustiva investigación histórica y con documentos históricos de primera mano”, en palabras del propio Padura, y nos mete de lleno en la realidad cubana, compleja y dura.
No se puede contar mucho más sin estropear la trama. Sólo decir que en la resolución de las historias, como en cada novela de Conde, como en la vida, hay una dosis de dolor y otra de esperanza. Y los protagonistas no escapan impunes. Que la disfruten.

El blog de novela negra de El País

Puede que el protagonista no sea lo que parece y que el asesino no resulte ser el que temíamos, pero este espacio sí lo es. Un blog de novela negra para comentar y compartir críticas e informaciones sobre clásicos y novedades del género. Elemental.

Sobre los autores

Somos un grupo de periodistas de EL PAÍS de distintas secciones, gustos y especialidades, todos amantes del género negro. Coordinados por Juan Carlos Galindo.
, subdirectora de EL PAÍS y autora de Verano en rojo (RBA, Serie Negra, 2012), cree que la novela negra es, como el periodismo, una forma de retratar la realidad. Ha hecho la mayor parte de su carrera en Internacional, ha sido corresponsal en Moscú y enviada especial a un sinfín de conflictos, tertuliana habitual de la Cadena Ser y CNN+, responsable de Internacional, de vida&artes y de la edición de Domingo de EL PAÍS.
. Periodista de EL PAÍS desde 1983, casi siempre en el área de cultura. Trabaja en prensa ininterrumpidamente desde 1968. Su primer jefe, Néstor Luján, le regaló, cuando tenía unos 20 años, libros de Dashiell Hammett, Raymond Chandler, David Goodis, Jim Thompson. Se enganchó para siempre al género negro.
es periodista de EL PAÍS y responsable del suplemento Babelia. Siempre le han gustado los malos, especialmente como personajes literarios. No cree que fuera el azar, seguramente su destino estaba escrito. Creció al lado de los muros de una cárcel y en ese escenario emnpezó a los 15 años a leer novelas de Agatha Christie y Patricia Highsmith. Con ellas se enganchó al género.
es periodista, actualmente en la sección de Internacional de EL PAÍS. Nunca ha podido elegir entre Chaplin y Buster Keaton ni entre Raymond Chandler y Dashiell Hammett.
es periodista de EL PAÍS. Actualmente es uno de los responsables de la web. Cayó definitivamente en las redes de la novela negra cuando nació la primera de sus dos hijas. Tiene una perdición: los personajes que creen que es legítimo hacer el mal para que el bien triunfe. Odia los lugares comunes y tiene el honor de coordinar este blog. Vive en Madrid pero sueña con retirarse en el Maine de Charlie Parker.



el dispensador dice:
se es hereje cuando se miente,
se es hereje cuando se burla lo que se siente,
se es hereje cuando se pronuncia algo que hiere,
se es hereje cuando se disimula lo que al otro le duele...

hay herejía cuando no se respeta el día,
hay herejía cuando se traiciona lo que la consciencia obliga,
hay herejía cuando la ignorancia domina,
hay herejía cuando se niega al ángel que guarda y guía...

se es hereje cuando la inocencia no se predica,
se es hereje cuando la voluntad ajena se envidia,
se es hereje cuando el esfuerzo ajeno se roba,
se es hereje cuando la soberbia se encarama en la loma...

hay herejía cuando el amor es mentira,
hay herejía cuando el negocio se vende como sabiduría,
hay herejía cuando la ciencia negocia sus valores,
hay herejía cuando la murga no hace sonar sus tambores...

se es hereje cuando el arte es excusa,
se es hereje cuando la inspiración no es por musas,
se es hereje cuando la alquimia se abusa,
se es hereje cuando la cultura se estruja...

no eres hereje por lo que crees,
tampoco lo eres por lo que no crees,
mucho menos por aquello que eres,
pero sí lo eres.. cuando dices lo que no se debe.
AGOSTO 22, 2013.-

COMO SIEMPRE ► “La cabeza me funciona: la tengo tan mal como siempre”

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“La cabeza me funciona: la tengo tan mal como siempre”

conversaciones bárbaras: ana maría matute

“La cabeza me funciona: la tengo tan mal como siempre”

La escritora se niega a hablar de su próxima novela y confiesa que "desgraciadamente" sigue siendo inocente: "Me la dan con queso cada día"


Ana María Matute, en su casa de Barcelona. / JOAN SÁNCHEZ

Tarde de plúmbea solanera en Barcelona. Doña Ana María se acerca sigilosa al sofá. Está escribiendo una novela que se niega a desvelar y mira con tristeza el agua con que los visitantes aplacan su sed. Ella preferiría un gin-tonic…

Pregunta. Digo que la niña que se metía en el cuarto oscuro y era feliz, ahora, al cuarto oscuro en que se ha convertido este país, no sé si le ve la gracia.
Respuesta. No tanto, no tanto. Sobre todo esas pobres gentes desahuciadas, con la abuela a cuestas, no es que no lo haya visto porque esto ha pasado siempre. Sí… Pero yo de política no hablo porque no entiendo.

P.¿Se puede ser escritor y no tener en cuenta la política?
R. Por supuesto que sí.

P. Lo dudo.
R. Yo siempre he sido de izquierdas, pero no comprometida con ningún partido. Lo que aspiro es al deseo de justicia y a que no me engañen. Ingenua, inocente, soy, pero tonta, no.

P.¿Sigue siendo inocente?
R. Desgraciadamente, sí, me la dan con queso cada día.

P. Ha llegado a decir que la perdió. ¿En qué momento?
R. Bueno, es una frase. La perdí a la edad adecuada, cuando te dicen que los Reyes Magos son los padres. Me puse a llorar. Creía a los 11 años, pero me entero de eso, encima de la guerra. La perdí todavía más cuando me di cuenta de que el rey mago era yo.

P.¿Está escribiendo?
R. Sí, lo malo es que lo estoy pasando mal por los vértigos. No se lo deseo a nadie, o bueno, a alguno, quizás sí. No me caigo por voluntad. Pero la cabeza me funciona: la tengo tan mal como siempre.

P. Siempre se le fue un poco. A Dios gracias.
R. Es otra manera de irse.

DNI urgente

Nació en Barcelona el 26 de julio de 1925. Ocupa la silla “k” en la Real Academia Española, y fue la tercera mujer en ganar el Cervantes. Además, tiene el Premio Planeta, el Nacional de Literatura...

P.¿De qué trata?
R. Uy, no, los libros no se pueden desvelar. Se lo he contado un poco a mi editor en Destino, pero mucho no, porque eso le perjudica. Aborda una confabulación de muchas cosas, que desemboca en la revolución que es la historia… Una tontería esto que te acabo de decir.

P. Puede valer.
R.¡Cómo te pareces a un exalumno mío estadounidense! Pero no puedes ser él, claro.

P. No, señora, no soy.
R. Estoy muy vieja.

P. Pero presumida.
R. Tampoco. Hombre, me gusta ir arregladita.

P. Ya que no me quiere contar sus libros, cuénteme su vida.
R. Jooo. He tenido una vida muy intensa, he conocido gente muy interesante, un poco mejor que todo el mundo. He viajado mucho, sobre todo con mi segundo marido.

P.¿El bueno?
R. El bueno, el bueno.

P.¿El malo la tenía medio atada a la pata de la cama?
R. No es que me tuviera atada, es que con él no era posible nada. No hacía nada.

P.¿Era un cara?
R. Buenooooo. Sí.

P. Vamos a ponerle a caldo.
R. Es que ya se ha muerto… Era poeta. Usted, de todas formas, pregunte por ahí, que ya le contarán. Tenía su gracia, su aquel, muy atractivo, con un mundo muy personal, muy culto, pero muy conflictivo, a mí me hizo mucho daño. Era un vago y un borracho tremendo. Bueno, a lo de borracho no le doy yo demasiada importancia. No hay cosa que más me guste que un gin-tonic. Aunque mi hijo me vigila.

P. Menudo momento terrible ese en que los hijos se convierten en padres.
R.¡Has definido mi situación!

P. Hablemos del bueno.
R. No era español, era francés.

P. Con él, al parecer, tuvo una noche loca en Hong Kong, como una revelación.
R.¿Dónde has leído eso? Quizá se refiera a que hice el amor con el hombre de mi vida encima del río de las Perlas… Sí, fue con él, es cierto.

P.¿Después no se ha vuelto a enamorar?
R. Nooooo, hombre.

P. Pese a que me han contado que usted era muy enamoradiza.
R. No, enamoradiza no, aunque tuve muchos novios. Yo era bastante monilla.

P. Y ahora la veo estupenda, estoy por tirarle los tejos.
R. Sí, ya, seguro… Bueno, yo lo que fui siempre es una enamorada de los cuentos, las leyendas. De ahí mi fascinación por la Edad Media. Me decían: pero eso es fantasía. Y yo pensaba: ¡Qué sabrán ellos! Lo malo es eso, que se pierde la inocencia.

P. Vamos por dos. ¿Cuántas pérdidas de la inocencia nos quedan?
R. Varias. De pequeña yo veía cosas extrañas, estatuas que se movían, los niños perciben muchas cosas. Uno que yo conozco inglés, con dos años, que para eso tienes que ser inglés, veía a una lady que atravesaba las paredes. Para él, era verdad. Yo tampoco lo contaba, las guardaba como asuntos míos. No lo compartía.

P.¿Por miedo?
R. Noooo. Sufría tartamudez de pequeña porque mi madre era muy severa. Pero con los bombardeos, en la guerra, se me pasó. Cuando mi madre decía: ‘¡Ana María!’, temblaba, pero no por ella, por mí, ¿qué habría hecho? En cambio, mi padre era un remanso de paz y alegría. Un mediterráneo que podía haber sido amigo de Ulises, mientras que mi madre, parecía una castellana de esas que podía haber sido amiga del Cid.

P. Cuando empieza usted a contar sus historias, ¿lo hace primero oralmente?
R. No, nunca.

P. Ya lo veo. No me quiere usted decir ni pío de la novela. ¿Lo hace por si pierdo la inocencia?
R. No creo yo que vayas a perder la inocencia si te lo cuento. En todo caso, la recuperarías. Y no hablo de la inocencia idiota, sino de la ignorancia del mal.

P.¿La pureza de espíritu?
R. Exactamente. La bondad.

P. Esa cosa tan despreciada…
R. Es más rara la bondad que la inteligencia.

P. Sin embargo igual de buena.
R. Sin duda.

P.¿Pierden la inocencia alguna vez las mejores personas?
R. Siempre queda un reducto de rechazo al mal, te rebelas.

P.¿Usted lo sigue sintiendo?
R. Desde luego. El mal ahí anda, rondándonos. En Europa, desde siempre. Si en Estados Unidos perdieron la inocencia con la guerra del Vietnam, a lo bestia, nosotros no sabemos dónde anda desde Viriato.

P. Lo bueno es que a usted la gente la quiere.
R. Mucho, me encuentran por ahí y me dicen: ay, he leído todos sus libros. Mentira, pienso…

P. No los ha leído ni usted.
R.¿Yo? La que menos. ¡Bastante tengo con escribirlos! Ayer tuve un día malo.

P.¿Por qué?
R. Porque no me salía nada y, ya sabes, empiezas a romper papeles.

P. Se refiere al libro ese que no le da la gana de contarme.
R. No. Piensas: pero dónde vas, vejestorio, estás acabada, métete a hacer calceta. Así me trato yo y con cosas peores. Pero hoy he recuperado la atmósfera… A ver. Cuando pasa eso, es como si se te colocara una piedra dentro del corazón… Qué cursi, ¿no?

P. La pillo, pero bueno… ¿Es feliz?
R.¿Feliz? ¿Qué es la felicidad? Son momentos. Lo que no existe, creo, es la desgracia continuada, pero la felicidad intensa, como lo que yo he vivido. ¿Todo el rato así? No podría soportarla.


el dispensador dice:
como siempre, cada día, me despierto sonriente,
como siempre, asumo la vida como quien la quiere,
como siempre, transito el día como se puede,
como siempre, abrazo a todo aquel que lo merece...

transito las circunstancias según aparecen,
me dejo llevar por el sentimiento presente,
amo todo aquello que se me aparece,
tomo distancia cuando el desprecio se instala y se enaltece...

tengo memoria demasiado precisa,
logré con el tiempo que no me atropellaran las prisas,
no vivo las urgencias, las tomo a risa,
contemplo el mundo... mientras se hace trizas...

no me creo nada, me siento cierto,
observo cómo hay razón en lo incierto,
atiendo la lógica de los desiertos,
comprendo que no hay mañana cuando no hay acuerdo...

como siempre me instalo a atender la vida,
no llevo escudo ni lanza, pero sí heridas,
porto la cura en el alma misma,
la consciencia me habla del sentido que nos guía...

sigo siendo inocente ante la vida misma,
la humildad está presente en cada verso que no halla rima,
camino despacio alcanzando mi cima,
descubrí que las estrellas son poemas que se recitan.
AGOSTO 22, 2013.-
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