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OLVIDOS SIN VEREDAS ► Memoria de ciudad [01] >> Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS

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Memoria de ciudad [01] >> Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS



1000 VOCES PARA UN POEMA

Lapices
En el Sahara, desde hace mucho tiempo, hay grandes poetas que lanzan al mundo un par de versos con la intención de que otro gran poeta los continúe. Hasta que no aparece alguien a la altura de la calidad de los primeros versos, el poema queda incompleto. Y así, poco a poco, se va construyendo un poema con muchas voces. De manera paradójica, comenzamos con una Despedida, el título del poema que inaugura la sección de la mano del poeta Larosi Haidar. Dice así…

Cuán dulce es amar
y sentirse a la vez amado
pero amargo es el dejar
a quien tanto se ha esperado.

¡Poetas! os animamos a participar y así completar, esperamos, un gran poema coral.

Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb


SOBRE LOS AUTORES

Sukina Aali-TalebHija del exilio, Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.
Roberto MajánRoberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.
Bahia Mahmud AwahBahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.
Willy VeletaWilly Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.
Liman BoichaLiman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.
Larosi HaidarLarosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.








Memoria de ciudad [01]

Por:  04 de diciembre de 2015
Ilustración_Roberto Maján_Madrid
Ilustración de Roberto Maján
MADRID – Sukina Aali-Taleb
Nació corista y sin pretenderlo la eligieron protagonista.
No le deslumbran los focos ni los neones.
Linda solista, vive deprisa.
Ha aprendido a estar en el punto de mira.

Protegida por dioses alados con sus pegasos,
que salvaguardan desde lo alto el horizonte de tejados anaranjados.
Y en la azotea del arte descansa Minerva, firme guerrera, que odia las guerras,
y que salpica a quien mira con polvo de estrellas,
la magia que otorga la inteligencia.

En las aceras, árboles con troncos negros
que esperan al alba un aluvión de coches.
Mientras, la ciudad bosteza y se despereza. Lenta.
Crujen sus huesos de animal metropolitano,
luego ruge, protesta y escupe. Despierta.

Renace cada mañana bajo los cielos pintados.
Se venden libros baratos en la cuesta de Moyano,
se vende arte a raudales en los museos y en las calles,
hay casas de empeño que compran oro, y venden sueños.

Tertulias de mesa camilla,
encuentros en bares, cafés y paseos.
Parques de árboles floridos,
capricho de enredaderas y pinos.
Apenas algún madroño, con oso,
mustio y olvidado en la plaza que despide el año.

Noble villa, escenario de paseantes,
navegantes y capitanes de barcos a la deriva,
de mil y una vidas, con sus días y sus noches.

Piedras que rompen farolas,
zapatos que bailan en cables, colgados,
pintadas oportunas, vagones pintarrajeados, descampados,
y peonzas en los patios que giran sobre sí mismas,
al ritmo que la Tierra gira.

Grandes avenidas, de idas y venidas,
de gente que habla diferentes idiomas,
de alguna parte, de ninguna parte.
Gentes de allá y de aquí que luchan por vivir.
En Madrid, a veces, hasta es fácil ser feliz.

Acueductos con cristales para evitar saltos de intrépidos mortales.
Despistada, una diosa pasea altiva guiada por leones.
No muy lejos, Neptuno, irascible,
capaz de desatar a golpe de tridente su furia.
Restaurantes de cinco tenedores,
mercados, mercadillos de fruta y ropa,
bocinas, plazas, rastro, artículos de ocasión,
borrachos tropezando en los adoquines cuadrados
y cuatro torres muy altas que cambian la topografía urbana.

Escenario de risas, amores, cuernos y desengaños.
Barrios alegres, barrios de tabernas, tapas y cucarachas.
Corralas con ropa colgada, bicis mal aparcadas,
bocas de metro que introducen al visitante en un mundo de subsuelo,
de música, mimos, frenos y ruido.

Desacreditada, denostada, engañada, a veces maltratada.
Fiero animal central,
fiera casa de valientes,
de locos urbanos, cuerdos castizos y menos castizos, acogidos,
de gente que sueña,
que canta, que vive, sobrevive, y ríe.


el dispensador dice:
no hay calles en el desierto,
sin embargo hay caminos que permenacen abiertos...

no hay veredas en el desierto,
sin embargo hay crestas de sudores y alientos...

no hay olvidos entre las arenas,
pero las mismas contienen todos los recuerdos...

sólo los sabios ven que hay vida en lo muerto...
no sólo los botellones son cuestión de genios,
hace falta frotar la lámpara para que la estrella marque el regreso...
y allí donde haya un mago,
habrá fragancias de incienso...

y allí donde no haya magia,
sólo veras arenas movidas por los vientos...
semejando que los vacíos,
se traducen en paisajes extensos,
donde la nada cunde,
en medio de los silencios...
DICIEMBRE 06, 2015.-

quien no va por su vereda,
no encuentra sus recuerdos.

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