el dispensador dice:
escribí mi diario,
plantando árboles,
alimentando los sentidos,
nutriendo los sentimientos,
observando el mundo,
contemplando el viento,
escuchando a las piedras,
consubstanciado con el suelo,
me reí de mí mismo,
y me ví brote de un fruto encendido,
y fui hoja de mi propio paraíso,
y ví la mentira,
padecí el insulto del grito,
el desprecio se expresa cuando hay vacíos de espíritu...
y al verme hoja,
me arranqué del libro,
me solté del árbol,
y volé secándome al viento elegido,
y las nervaduras renacían,
en la paz del destino...
el diario se borraba,
mientras era escrito,
así cursa la vida,
cuando se enrolla el destino...
y me solté del cuerpo,
y me ví a mí mismo,
llorando y riendo,
de tanto tiempo perdido...
¿era perdido?,
siempre hay un espacio,
para verse respondido...
la ecuación no se despeja,
mientras te aturde el ruido...
bajas los decibeles,
y te encuentras de pronto... frente a tí mismo.
ENERO 25, 2015.-